—Será mejor darme prisa con este cuadro si no quiero que jefa perra enloquezca— susurro dejando mi celular a un lado.

***

25 de marzo, 2013.

El yoga me ayuda a relajarme. En un principio cuando mi terapeuta me lo recomendó, pensé que no iba a funcionar, pero pronto aprendí que de hecho me relajaba y dejaba mi mente libre de pensamientos tormentosos. Por lo que hacer yoga cada lunes y viernes se convirtió en una costumbre, una rutina que me ayuda a relajarme.

Sigo la indicación de la instructora y cada vez me siento mucho mejor. No tengo que pensar en esposo acechando, jefa perra o abogado cautivador. Solo concentrarme en mi cuerpo, en relajarme. Sentirme liviana.

Cuando la clase termina estoy sonriendo y muy dispuesta a empezar una buena semana. Tomo agua y sonrío cuando Danny, quien desde hace al menos 5 meses viene a la clase, se acerca a mí.

— ¿Es ahora agradable para ti hacer yoga? —no puedo evitar preguntar recordando su queja en la primera clase.

—Creo que finalmente me está gustando y no lo hago solo por mi desastrosa postura.

—Sabía que caerías.

—Bueno, tengo mucha motivación para venir a estas clases— me guiña un ojo, río de manera incómoda.

No recuerdo cómo coquetear y tampoco recuerdo cómo no sentirme incómoda cuando un hombre me coquetea. He aprendido a no sentir miedo de las palabras y cercanía de los hombres, me tomo un año lograrlo, pero no me siento cómoda con el coqueteo o insinuaciones.

Secretamente estoy esperando que los hombres que lucen amigables en algún momento se transformen en potenciales atacantes.

—Qué bueno...—eso es todo lo que puedo responder.

—Así que me preguntaba ¿Qué tal un café?

Observo mi reloj, en 3 horas y medias debo estar en la galería. No me incomoda Danny, pero tampoco quiero darle las señales equivocadas debido a que desde que lo conocí ha estado coqueteándome abiertamente y no creo sentirme lista para las citas o alguna vez estarlo de nuevo.

Mi celular suena y cuando lo saco de mi bolso, en el identificador se lee claramente: Jeremy.

— ¿Hola? — contesto tras llevar el celular contra mi oreja.

—Hola, tranquila, no soy un ladrón tomando el teléfono de tu abogado, soy Jeremy, no tienes que estar asustada sobre saludar— se ríe— ¡Hola, Naomi!

—Tienes un buen inicio de semana, me parece.

—Sí, porque he conseguido unas evidencias de que alguna estúpida empresa estaba cometiendo fraude.

—Y te sientes poderoso.

—Podría decirse.

Jeremy es un abogado particular, diferente...Es todo lo que mi antiguo abogado no era:

Amigable.

Divertido.

Joven.

Empático.

Y quiero obviar su físico, porque llevo más de 2 años, incluso estando casada, sin interesarme en el físico de un hombre y no quiero empezar ahora. Pero supongo que no se puede evitar notar sus cualidades.

Pero por sobre todo, me hace sentir confianza sobre ser una mujer libre de ataduras, no me hace sentir pérdida y asustada. Es como alguien al que conocieras de hace mucho tiempo te ayudara a resolver tus problemas porque te aprecia.

Conquistando a Jeremy (BG.5 Libro #3.5)Where stories live. Discover now