When the Moon fell in love with the Sun

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Siempre le había gustado ese momento del día. No podía asegurar si era su favorito, porque tanto el crepúsculo como el amanecer eran fenómenos opuestos pero iguales. O la luna daba su último suspiro antes de morir para ceder su puesto, o el sol se dejaba caer extenuado en el fin mundo para que ella pudiera ascender.

Ambos instantes eran una clara muestra de amor y respeto. Al menos él lo veía así. Sin embargo, lo que en verdad le interesaba era la transición, lo previo al escondite. Esos escasos minutos de encuentro de los amantes. Una cita, tal vez.

La arena comenzaba a ser un incordio en sus zapatos, pero Ryan lo ignoraba. Disfrutaba estar echado boca abajo en aquella playa inhóspita, escuchando el vaivén calmo de las olas y los primeros cantos de los grillos. El sol fallecía lentamente.

Sacó con pereza del bolsillo de su chaqueta un cuaderno revestido en cuero desgastado. Un lápiz mordido con la punta demasiado filosa cayó de entre las hojas amarillentas sobre la arena.

Las palabras de los primeros versos resbalaron desde su mente hacia sus manos por sí solas.

When the moon fell in love with the sun

All was golden in the sky, all was golden

When the day met the night

Llevó el lápiz a su boca, como siempre hacía cada vez que transcribía sus ideas en canciones. ¿Qué era esto? ¿Una canción de amor entre una estrella demasiado caliente y grande, y un maldito satélite natural? Vaya estupidez que era. Por un segundo sintió el impulso de arrancar la hoja y lanzarla al mar, pero unos pasos detrás de él impidieron su irremediable acto.

-Te veías tan concentrado y lleno de inspiración desde la casa que las ganas de molestarte y pincharte las ideas me vencieron. -Un hombre delgado y de estatura media se lanzó de lleno sobre la arena, a un lado de Ryan. Brendon tenía la virtud o el defecto de aparecer en momentos inesperados, en especial cuando se trataba de Ryan. O más bien, siempre que se trataba de Ryan.

-No pinchaste ninguna idea porque ni siquiera iba a usarla -contestó con cierta decepción en la voz, cerrando inmediatamente el cuaderno y evitando que Brendon lea su idea tan cursi y absurda.

-¡DIOS SANTO, RYAN, MIRA ESE TIBURÓN!

-¿Qué? -Levantó la cabeza hacia el mar, confundido.

-A esta altura de mi vida no pensé que ese truco seguiría funcionando. Me siento orgulloso de mí mismo. -Brendon se había volteado de manera que quedó boca arriba, leyendo el cuaderno de Ryan con una sonrisa. Este intentó arrebatárselo de las manos pero el otro hombre siempre fue muy veloz para él, y su canción de amor continuó firme en sus manos blancas y delicadas.

-¿Por qué no la sigues? Me gusta la idea de la luna y el sol como amantes.

-Es estúpido.

-Eso eres tú si no completas esta canción. -Brendon le lanzó el cuaderno a la cara-. No sé, escribe cómo se encontraron. Describe a la luna, describe al sol. Tú eres bueno en eso. Vamos, Ross.

-Pero...

-When the sun found the moon... -cantó su amigo, con una tonada muy lírica y dulce-. ¿Qué se te ocurre?

Ryan lo observo con la boca entreabierta, formando una mueca de incredulidad y sintiendo un vuelco en su corazón. Un haz de luz en su mente iluminó un viejo recuerdo en el rincón de su mente.

Brendon bajo un árbol de copa similar a un paraguas, recostado sobre las piernas de Ryan. Habían terminado de rodar un video musical en donde tuvieron que usar unas extrañas peceras sobre los hombros, que pesaba y cansaba demasiado como para tenerla dos horas seguidas. Brendon se había quedado dormido apenas apoyó la cabeza en el regazo del hombre.

When the Moon fell in love with the Sun [Ryden]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora