Ally voltea lentamente mirando al pastel.

Alicia sabe lo mal que está Ally. Casi no quiere comer, por lo que lo que antes era una chica con un buen cuerpo, piernas llenitas, bonitas curvas, sueve piel, cabello brilloso, trasero normal... Ahora todo eso desapareció. Ya no sería de esas chicas que cuando va por la calle los hombres se quedan embonados al momento de verla, su aspecto de que no come mucho es muy notorio. Tiene unas profundas ojeras, sus ojos han perdido brillo, sus labios perdieron su color rosa natural, su piel es tan pálida que parece un cadaver. Ahora es una chica como otra de ya diez y siete años.

-Hace unos días mencionaste que el chocolate era tu favorito- comenta Alicia.

Ally se levanta lentamente y toma el pastel cuidadosamente, y después de dos meses sin sentimientos, sintió algo... Tristeza, cariño hacia la linda enfermera que siempre a hecho lo posible por sacarle una sonrisa por mas pequeña que sea. Ally comienza a sollozar con el pastel en manos y la cabeza baja.

-Gracias- susurra a su enfermera.

Ella solo asciente con una ligera sonrisa.

-¿Sabes como puedes agradecerme?- pregunta Alicia.

Ally no responde, solo sigue llorando, pero Alicia entiende que realmente Ally quiere saber como agradecerle.

-Que comas a tus horas bien-

Ally levanta la cabeza y la mira a los ojos.

-En tu cumpleaños me prometiste que comerías porque yo te regalé unas galletas de mantequilla, comiste solamente por tres días y de mala gana, ahora quiero que con este pastel me prometas y si cumplas que comerás todos los días a sus horas y con alegría.

Ally asciente ynse sienta en el piso para comerse ese pastel y obviamente compartirlo con su enfermera favorita, Alicia.


.........


ALLY'POV


Después del delicioso pastel, me quedé dormida y Alicia se fue a seguir con su trabajo.


Aunque me agrade Alicia y tenga una chispa de felicidad cuando ella viene, sigo siendo infeliz. No quiero seguir viviendo de esta manera.

Algo me hace abrir los ojos, unas voces que vienen de afuera, parece una discusión.

Lentamente me levanto de mi cama y camino hacia la puerta. Al alcanzarla pongo mi oreja dercecha para escuchar quienes son los que hablan e inmediatamente reconozco las voces: Es Alicia y la gefa de enfermeras Sandy.

-¿Pero porque no?- escucho a Alicia.

-Esa chica está loca, es una de las mas locas que tenemos aquí- responde con voz firme la gefa de enfermeras Sandy.

-¿Eso que? necesito vacasiones, e tenido meses de trabajo duro aquí cuidando a mis pacientes y usted sabe que lo hago bien.

-Exacto, eres de las mejores y por eso no puedo permitir que te vayas, solo tu logras acercarte a esa loca.

-¿Solo yo? si ni siquiera habla ni se mueve, no es peligrosa.

―Claro que lo es, cuando tu no haz podido estar, otros enfermeros se le acercan para darle sus medicamentos y ella los ataca.

Escucho que Alicia suspira.

-Mi madre está enferma y necesito verla.

-Te daría vacasiones si la loca Ally no estuviera aquí, pero lo está y es tu responsabilidad cuidarla- después de decir eso escucho unos pasos alejarse.


Retiro mi cabeza de la puerta lentamente y me pongo a pensar.

Me encantaría poder hacer algo para que a Alicia le den sus merecidas vacasiones, ella se las merece por ser tan buena con todos.

Me doy la vuelta y me dejo caer lentamente al piso recarcando mi espalda a la puerta.

-Nones justo- susurro.

Hay una manera de ayudarla.


Escucho en mi cabeza.

Levanto mi cabeza y miro la ventana que se encuentra justo en frente de mi cama. La luna se encarga de ilumirarla y las estrellas me ruegan que haga algo para ayudar a Alicia con su tintilar.

Me levanto lentamente y camino hacia esa ventana dispuesta a ayudar a mi enfermera.

La toco con las manos. Está fría. Debemos estar a unos ocho grados centígrados allá afuera.

Como lo hay manera de abrirla, junto mis manos en un puño, agarro fuerzas y la golpeo haciendolo reventar y miles de fragmentos de vidrio salen volando y unos cuantos hirieron mis manos haciéndolas sangrar, pero eso es lo de menos ahora.

Escucho ruidos por fuera de la habitación, están tratando de abrir la puerta.

-¡Ally!- gritan por fuera.

Subo un pie a la ventana lastimándolo también con los gragmentos de vidrio y luego subo el otro mientras que con las manos me sugeto de los bordes para no caerme aún.

Luego logran abrir la puerta.

-¡ALLY BAJATE DE AHI!- Grita Alicia horrorizada.

-Hago esto para que vayas a ver a tu madre- digo y me suelto.

-¡ALLY!- Vuelve a gritar.


Y lo último que sentí fue el impacto de mi cuerpo contra el piso.







Jamás digas Verónica siete veces frente a un espejo.



















Verónica 7 vecesWo Geschichten leben. Entdecke jetzt