La directora Casanova

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Una mujer de largo pelo lacio, negro azabache, y unas penetrantes ojos verdes la esperaba sentada tras un largo y delicado escritorio. Sobre él, había una pila alta de cuadernos en una esquina, hojas por doquier y una copa, humeante, llena de lo que parecía sidra caliente.

El despacho, de forma circular, presentaba un aspecto interesante, con frágiles instrumentos de plata, zumbeando y humeando, reposando sobre mesas de delgadas patas. Los retratos de anteriores directores y directoras de Hogwarts dormitaban en sus marcos; y un magnífico fénix estaba en una percha, detrás de la directora, observando a Emily con gran interés.

-Por favor, toma asiento.- Sugirió la mujer, amablemente.

Emily se sentó en la silla frente al escritorio que le había sido señalada. No sabía qué decir, por lo que se mantuvo en silencio, pero por suerte la mujer le sonreía amablemente y la hacía sentir cómoda.

-Parece que sos tímida, mi amor.- Opinó jocosa la señora. Tenía un acento extraño, y hablaba de manera bastante inpersonal. Tomó un cuaderno de la pila que había en la esquina del escritorio y lo abrió cerca de la mitad. Apareció una pluma en su mano y comenzó a escribir justo despues de la última escritura en el cuaderno. -¿Emily Fields, verdad? ¿De Hufflepuff?

-Sí, soy yo.- Asintió, tímidamente. La mujer continuó escribiendo y preguntando, sin levantar la vista del cuaderno.

-Tendrías que haber entrado hace cuatro años... ¿No es así?- Continuó escribiendo sin ver que Emily asentía con la cabeza- Es un pequeño problema, pero nada que no se pueda arreglar. Yo, con mi mente brillante, encontraré una solución.

Emily la observó sin saber qué decir. Esa mujer tenía una fuerte personalidad, algo detectable a segundos de conocerla. Tal vez sintió los ojos de Emily sobre ella, porque la señora levantó la vista. Emily se movió incómoda en el asiento.

-Perdón, mi vida. ¡Qué modales los míos! No me presenté. No se puede creer.- Se puso de pie, de manera solemne. Dejó ver que traía una hermosa túnica de color rojo oscuro, con botas altas de cuero y un cinturón negro decorado con rubíes. -Yo, soy la directora del colegio Hogwarts de magia y hechicería. Ana María Moria Roque Casanova. Vengo de un país muy lejano, donde nadie entendía mi poder, era demasiada vanguardia para sus mentes. Un día me cansé y me vine a Europa, divina, donde supieron apreciarme ¡Hasta me ofrecieron un puesto de directora de colegio! Fue brutal. Bueno, eso es todo lo que necesitás saber. De mi, al menos.
>>En cuanto a tu educación, obviamente no vas a empezar en primer año, tenés catorce años, sería un mamarracho. Vas a acudir a clases con los de cuarto, como corresponde.- Había empezado a caminar alrededor de Emily, que permanecía sentada. Esa mujer no podía quedarse quieta.- Pero vas a tener qur concurrir a clases particulares para ponerte al día. Serán dadas por la mañana, antes de las clases normales, y nadie sabrá de ello, te lo prometo. Soy una mujer de palabra. A tus compañeros de cuarto año, con decirles que estuviste estudiando en otra escuela de magia hasta hoy será suficiente para evitar incomodidades. Espero que tengas un buen año, una lechuza te acercará tus horarios de clases particulares a primera hora de la mañana.

La directora había llegado a abrir la puerta.

-Que tengas buenas noches.

Emily entendió la invitación de dirigirse a su habitación.

-Gracias, directora...- Dijo al llegar a la puerta, pero se detuvo antes de cruzar el umbral, y se animó a preguntar- ¿Dónde queda mi habitación?

La directora se rió y le apoyó gentilmente una mano en el hombro.

-Tranquila, mi vida. Yo pienso en todo, mi cerebro nunca para, estoy a toda velocidad, todo el tiempo. Ya te dejé un pequeño hechizo de luces que te guiarán a tu sala común, y a tu cama si es necesario.

En efecto, tras la puerta, una larga hilera de pequeñas bolas de luz color azul flotaba a la altura de su cara, doblando al final del pasillo.

-Gracias, señora directora.

-De nada, mi amor. Pero si yo no te digo "Estudiante", vos no me digas "Directora". ¡Cuánta formalidad! No, no, no. No hace falta. Yo te llamo por tu nombre, Emily.  Llamame por mi nombre.

-¿Señora...- dijo Emily, dubitativa- Ana María?

-Nunca me gustó Ana María. Llamame Moria.

Pretty Little HogwartsWhere stories live. Discover now