Pretty Little Hogwarts

Ceremonia

El viaje había sido fantástico. Se quedó muda cuando llegó a los escalones de piedra del castillo. Se abrieron las grandes puertas de roble por donde se accedía a un amplio vestíbulo enlosado. Desde allí podía oir las voces, las risas y los tinteneos de las copas provenientes del Gran Salón, cuyas puertas estaban abiertas.

Ella había viajado con los niños de primer año, tal como le habían especificado en una carta con instrucciones de parte de la directora del colegio. Tenía que asistir a la Ceremonia de Selección junto a los alumnos nuevos, pero por su edad ella debería ya estar en cuarto año, y la diferencia de altura con los demás ingresantes era bastante notoria. Sintió un gran enojo hacia sus padres, por su culpa debía afrontar este bochorno. Pero estaba decidida a hacerlo, era su vida y ya nadie podría controlarla. No importa si la miraban como a un bicho raro, ella quería comenzar su nueva vida cuanto antes.

Mientras se organizaban para entrar de una vez al Gran Salón, Emily se había mantenido en silencio y bastante calmada. Aunque con cierta expresión de fastidio en el rostro <<Esto debería haber pasado hace cuatro años, no debería estar haciéndo el ridículo entrando junto a tantos niños>>. Pero cuando por fin estaban a punto de entrar, la cara se le puso más tensa y el corazón parecía querer salirse de su pecho. La ansiedad comenzó a atacarla. ¿En qué casa entraría? ¿Entraría en alguna? Ya demasiada humillación era llegar cuatro años tarde, no quería pasar media hora esperando a que analicen su cabeza y encontrasen que todo había sido un error y que debería volver a su país. ¿Qué hacía sola en otro continente? ¿En qué estaba pensando?

Finalmente comenzó a caminar justo detrás de la profesora Barbieri, quien estaba a cargo de guiar a los ingresantes. Quizás si se encontraba más cerca de ella que de los alumnos de primer año, la gente la gente la confundiría con una ayudante y no la mirarían tan raro. Cuando llevaba unos metros dentro del Gran Salón, por fin dejó de preocuparse y se distrajo con la vista. Ahí estaban las cuatro largas mesas (Una para cada casa del colegio) y la de los profesores (Al final de la sala). El Salón estaba decorado con velas flotantes que hacían brillar y destellar los platos.

Al explicarles los atributos de cada casa, y luego de que colocaran el taburete con el sombrero sobre él, la profesora Barbieri comenzó a llamar a los alumnos. "Fields, Emily" fue el primer nombre, esto la tomó increiblemente por sorpresa. Estaba viéndose los zapatos esperando que se apresuraran a decir su nombre antes de que se notara su presencia entre los niños, pero no pensó que sería la primera. Caminó muy nerviosa hasta el taburete mientras la profesora Barbieri tomaba el sombrero. Al sentarse y quedar cara a cara frente a todo el colegio, vió un montón de expresiones curiosas y expectantes. Emily trató de desviar la mirada, pero sin querer hizo contacto visual con una chica de la mesa más cercana. Parecía tener su edad, pelo rubio enmarcaba un rostro amable con grandes ojos azules. La chica le sonrío, y Emily sintió como el sombrero caía sobre su cabello. Cerró los ojos por instinto, dejando atrás a la chica sonriente.

Escuchó una voz extraña, gruesa y rasposa, que parecía estar tomando una gran decisión, teniendo en cuenta sus frases sueltas.

-Mmmm, no sé... Hay potencial para más de una casa... Qué será lo que más importe...

<<No quiero nada especial, sólo una casa. Cualquier casa>> Pensó Emily. Estaba asustada de que el tiempo pasase y ella siguiera ahí, con el sombrero, haciendo el ridículo.

-¿Nada especial? ¿Tienes miedo de ser especial?

<<Sólo quiero una casa. Quiero entrar a una casa. Quiero estar en este colegio. Por favor>>

-¿Pero dónde?

<<Donde sea>>

-HUFFLEPUFF- Gritó el sombrero, por fin, con su voz gruesa y rasposa escuchándose en todo el salón y no sólo en su cabeza. Emily abrió los ojos al escuchar los aplausos provenientes de la mesa más cercana. La chica rubia le sonreía. Se sintió aliviada de que todo este teatro terminara.

Se dirigió a la mesa Hufflepuff, sentándose en la punta, y saludó a un par de alumnos que la recibieron alegres, pero no interactuó mucho. La chica rubia estaba un par de bancos más lejos, y no se animó a saludarla personalmente. Sólo le devolvió la sonrisa.

Al finalizar el banquete, la profesora Barbieri le indicó que la esperase en un salón que se encontraba tras una puerta al costado de la mesa de profesores, mientras ella organizaba la salida de los alumnos hacia sus dormitorios. Cuando por fin llegó a buscarla, Emily casi estaba por dormirse sentada en un sillón. Se levantó al instante al escuchar la puerta abrirse.

Barbieri la guió por el castillo hasta el fondo de un pasillo en el séptimo piso donde había una gárgola de piedra pegada a la pared.

-La directora te está esperando para arreglar los asuntos necesarios para tu educación- dijo la profesora Barbieri. Su voz denotaba calma y amabilidad -Dada tu situación bastante... Inusual, era de esperarse que se tenga que organizar bien tus estudios.

Emily asintió con la cabeza. No sabía qué responder. La situación "inusual" era culpa de sus padres, pero le pareció poco educado tratar de excusarse así.

-Perdón, pero tengo cosas que hacer yo también. La directora te espera al final de la escalera. Buena suerte.

Emily no entendió. ¿De qué escalera hablaba? Pero antes de que llamara a la profesora, ella misma se dio vuelta, como si hubiese olvidado algo.

-¡Japaleta!- Dijo con voz clara y fuerte. Luego se dio media vuelta y siguió su camino. Emily la miró confundida hasta que un sonido de roce de ladrillos la sacó de su confusión.

Delante suyo, la gárgola se apartó y la pared de atrás, al abrirse, reveló una escalera de caracol de piedra que no cesaba de ascender con movimiento continuo. Emily se montó en ella y dejó que la transportara, describiendo circulos, hasta una puerta con aldaba de bronce. Supuso que conduciría al despacho de la directora.

Llamó con los nudillos.

-Adelante- invitó una voz cálida y jovial.