❥Visitas extrañas

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Las palabras de su madre le dejaron pensante toda la tarde, demasiado. Pero las olvidó apenas recordó que no valía la pena pensar en ello cuando sabía muy bien que luchar por JongIn era en vano y que su odio era bastante fuerte.

Ingresó al súper mercado y caminó directamente hacia las góndolas de los instantáneos, se debatió en si llevar sopa de choclos o fideos, y luego de tanto pensar, decidió por ambas cosas. Salió del súper cargando una bolsa tan aburrida como su vida.

El tono de llamada lo atacó a unas calles de llegar a la casa de su hermano. Se detuvo en medio de la acera para atender.

—¡Idiota, eres un idiota! —Alejó el celular cuando escuchó a BaekHyun gritar desde el otro lado—. ¿Por qué tardas tanto, eh? ¿Qué te toma tanto tiempo?

Recordemos que BaekHyun apareció en casa por los placeres de la vida con la idea de ser su fiel sirviente, pero nada sirvió ya que él mismo tuvo que ir a comprar las cosas para comer.

—Estoy a unas calles —respondió sin ganas, comenzando a retomar su camino. Miró hacia sus pies y bufó. Parecían dos rocas tratando de moverse por sí solas.

—¡Pues apresúrate, hombre!

—Ahí voy. Pero, ¿qué te pasa? Si es por el hambre, aquí traigo fideos para los dos —le dijo, deteniéndose en la esquina para esperar la señal peatonal.

—Descuida, ya ni quiero. Además, no quiero enredar más las cosas.

—¿De qué hablas?

—Está ahí. Le comenté que tú ya llegabas y casi me saca los ojos cuando supo que saliste solo, en estado famélico y enfermo.

KyungSoo hizo una pronunciada mueca al escucharlo. Había pasado dos días desde que recibió la noticia de que los Kim le habían dado dos semana de descanso, una semana en donde debía tratar de que su salud volviera a ser más fuerte y útil mientras por el momento el doctor Xiao se hacía cargo de sus pacientes.

En esos días no había visto a JongIn y le pareció bueno, dentro de lo que cabe. Pero nunca fue a visitarlo otra vez. La única que lo hacía a menudo era Joy. Ella siempre iba y le preparaba un té de manzanilla, conversaba un poco sobre la situación amorosa de la chica, también charlaba con SoHee y YangKyung —las hijas de JungSuk— y luego, al pasar dos horas gastando saliva, ella se despedía con un pico en los labios.

Wow, KyungSoo seguía estando sorprendido por el atrevimiento de la mujer.

—¿Quién está, Baek? ¿No es JongIn, verdad?

El otro rió.

—Pues... ¡no, claro que no! Sólo ven rápido. —Iba a refutar lo último, pero BaekHyun se despidió y colgó.

Suspiró con alivio. Entonces no era JongIn. Su rostro se llenó de dolor al descubrir que ese idiota ni siquiera iba a ir a verlo, tantos cafés y todo, pero nada de su atención. ¿Se suponía que siendo atento con él en el trabajo iba a hacer de cuenta que nada ocurrió? Realmente JongIn se podía ir al demonio.

**

—BaekHyun, ya estoy aquí. 

Llegó a la cocina y no lo vio allí, ignorando el hecho de que su amigo jamás se desaparecía de ese modo ni para jugarle una broma, sacó los sobres de instantáneos y comenzó a preparársela cena de esa noche. Cuando KyungSoo abrió la sopa, el olor a menta inundó sus fosas nasales tan descuidadas que el moco comenzó a deslizarse, lo que produjo que se restregara la nariz irritadamente. 

La taza que desprendía ese olor a menta estaba en el mármol, era un té de menta que le estaba poniendo los sentidos sensibles. Su madre le había preparado uno también, pero este aroma era más fuerte y desesperante. Aunque la menta no era de su agrado, agarró la taza y olisqueó el contenido, inhalando el olor con los ojos cerrados. 

Stronger Lovers «KaiSoo»Where stories live. Discover now