Anastasia, una adolescente amada por sus padres. A pesar de todo lo que tiene siendo millonaria, el dinero no le importa. Solo quiere estar con sus padres y su familia en Londres.
Un dia, un accidente de tránsito le quito lo más preciado, sus padres...
-mis niños no puedo creer que hoy se gradúen. ¡Que emoción!- dice Grace. Ella es tan emocionada. Hoy en la tarde es la ceremonia de graduación y tanto ella como Javier han organizado una comida familiar.
Cristian ha estado un poco triste porque ni Mia y Elliot podrán venir, ya que cada uno está metido en sus cosas. La constructora y la gastronomía. Él quería tanto que estuvieran que su precioso corazón está un poco golpeado con eso.
Estos dos años han pasado tan rápido que cuando menos nos dimos cuenta, el año escolar se había acabado.
Luego del intento de secuestro muchas cosas cambiaron en la familia Stelle. Con mi hermano tomamos la decisión de vender los negocios que dejaron nuestros padres. No es porque no lo quisiéramos es porque no queríamos nada que nos ligara con el pasado. Suficientes habíamos sufrido por la pérdida de nuestros seres queridos, además del hombre que me quería secuestrar. Todo se desato en Londres y se queda en Londres para siempre.
Realmente, no tengo ni la menos idea de que es lo que quiero estudiar. He pensado y repensado pero nada llega a mi cabeza. Lo único que Tobías me dice es que soy buena para cocinar y que puedo seguir los pasos de mi madre. Ella adoraba la cocina y con unos cuantos estudios me podría perfeccionar.
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En cambio Cristian, él está decidido. Él quiere seguir los pasos de su padre. Ser el mejor abogado de Seattle y eliminar el estigma que dejo este hombre maldito a su padre. Él quiere que el apellido Grey quede en lo alto de la cima. Y está demasiado enfocado y feliz de poder lograrlo en un futuro, no muy lejano.
La escuela ha ido bien, lo mano es que Nati y Kate se cambiaron de escuela y el año pasado, en el segundo semestre, perdí contacto con ellas. En realidad nunca fueran tan unidas a mí, como lo somos K, Belu y yo.
Hace unos meses hicimos una alianza de amistad para siempre. Conseguimos con un joyero nos hiciera tres copias idénticas de gotas de agua con piedras preciosas. Hizo una pulsera con ocho gotas. La mía era de zafiro, la de K era de esmeralda y la de Belu es de rubí. Desde ese día nadie se saca las pulseras.
El hombre malo, que aunque se su nombre, jamás lo diré. No lo quiero invocar, está en la cárcel. No solo le dieron 5 años por mi intento de secuestro sino que además se le sumo sus otros delitos. Trata de blancas, narcotráfico, asesinato, además de la muerte de mis padres, entre otros. La sentencia fue dura, 70 años en la cárcel, sin derecho a fianza hasta que cumpla 40 años de condena. Pasará toda su vida en la cárcel.
El hombre del tatuaje tuvo un final un poco más rápido pero aun así, muy cruel. Lo torturaron en la cárcel, no la policía sino los mismos presos, algo de ajustes de cuentas. Lo dejaron tan mal, que agonizo por tres días y luego falleció. Lo sepultaron y como para dejar ir mi pasado, le lleve una rosa blanca, al final de cuentas el solo fue un empleado que seguía órdenes.
