61. Otro viaje incómodo ✏

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    Me había preparado como nunca antes para esta firma. Lavé mi cabello por más de una hora. El cabello en un balde con agua y esencia de coco, y las uñas recién pintadas de un ligero color celeste cielo.

    Con Niall pensábamos ir combinados, por eso cuando se terminaron de secar mis uñas, me presenté en su habitación.

    Toqué dos veces informándole que era yo, y me abrió la puerta a los segundos. Si hubiese sido cualquier otro, probablemente le decía que se marchara.

    —Ya me trajeron las remeras. ¿Te gustan?—me las mostró. Eran manga corta, color gris, y lo más fantástico, tenía una foto de Justin durmiendo.

    Sólo él sabe cómo consiguió esa foto. No te fíes de un famoso.

    —Me encantan—la remera me dejo sin aliento, por lo que apenas pude pronunciar aquellas palabras. Más bien, la perfecta cara de Justin.

    Miré todo lo que tenía sobre la cama: las remeras, pulseras, la cámara con al menos diez baterías, el celular, el cargador del anterior, su libro en donde hace que famosos firmen, y más. Estaba más que preparado.

    —¿Por qué hay siete remeras?—pregunté al ver que en su bolso habían más—. Ah, el repuesto. Bien pensado, Nialler.

    —¿Qué? No—aseguró con su ceño levemente fruncido—. Invité a los chicos.

    —¿Qué chicos?




     —Hola, gordis—habló Michael entrando en el auto.

    Miren quién lo dice.

    —Niall, te extrañé mucho —Cal abrazó por la ventanilla del conductor a Niall antes de entrar—. Ah, hola, Emma. No me vayas a morder—y rió como si hubiese sido un chiste bueno. Supongo que lo dijo por mi cara, ya que no era cara de buenos amigos.

    —¿Cuántos más faltan?—pregunté irritada.

    —Tranquila, sólo tres más y vamos a la firma—paramos en un semáforo y me miró. Vio uno de sus seis relojes– lo que nos informaba si íbamos a tiempo– para continuar—. Vamos a horario así que no te desesperes. Todavía faltan treinta minutos. Si pasamos a buscar a los chicos ahora y no tardan más de diez minutos, podemos llegar en quince minutos al lugar de encuentro, lo que nos deja tiempo para ir al baño y arreglarnos.

    —Eso sin contar los semáforos—terminé de hablar y le apunté el semáforo, el cual se encontraba en verde.

    Seguimos el camino y en menos de ocho minutos, llegamos a destino: la casa de James.

    —Todavía no puedo entender por qué invitaste a Jimmy—dije.

    —Creí que sería bueno que pases tiempo con los demás Sullys. Además, no van a hacer escándalo. Lo prometieron—miró a Cal y a Mike, quiénes me sonrieron asintiendo a esas palabras.

    Les sonreí de vuelta.

    Vi cómo James hacía un gesto de que lo esperemos y, cómo sabía que tal vez iría al baño, me recosté en la ventanilla mirando a la calle, ya que la ventanilla de Niall daba directo hacia la casa de James, la cual se encontraba del lado izquierdo.

    A los dos minutos sentí como abrían la puerta de atrás y se metían dentro del auto.

    —Buena onda, buena onda—cantó James apenas entró—. Ay, ¿Puedo ir de copiloto? Siempre quise leer mapas.

    Me iba a negar cuándo Niall aceptó, y Jimmy me sacó de una sola patada fuera del auto.

    Genial, apretada junto a Cal y Mike.

Viviendo con famosos [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora