Sacudí el pensamiento de criminales locos encadenados y llenos moratones, cogiendo lo que necesitaba y saliendo de ahí. Después de darle los materiales a Lori, eché un vistazo al pie de Buck que no paraba de murmurar cosas sobre demonios y el Apocalipsis. Después logré arrastrar a una Lilly chillando a la oficina, sedandola y ayudando con Marise, quien se había roto su mano por golpear una pared de ladrillo. Después de casi una hora de oir fuertes gritos y huesos siendo puestos en su lugar, estaba aliviada cuando Lori me liberó para la hora de almorzar. No para mi almuerzo, solo estaría supervisando otra ves, pero era mejor de lo que he estado haciendo anteriormente.

Suspiré cuando dejaba atrás los horribles llantos y me dirigía a la cafetería. A pesar del, por ahora, ocupado día, el tiempo parecía ir volando. Mi turno ya estaba medio acabado.

Cuando llegué, estaba feliz de ver que una mesa había sido puesto contra la pared en el fondo de la cafetería. Lo usé como silla, apoyándome en ella para sentarme sobre ella. Todo parecía normal, o lo más normal  que podía ser por aquí. Al menos nadie estaba gritando, que disminuía mi dolor de cabeza que había desarrollado por los llantos de Marise.

Miraba al reloj, viendo cada segundo pasar. Con esta triste y a veces horrificante ocupación, la mayoría de personas se preguntarían por qué no dimitía no más. Pero había numerosas razones, la verdad.

Mi interes siempre estaba atenta cuando algo sobre demencia salía en una conversación, porque era interesante. El tema me intrigaba. Era distinto y siempre estaba curiosa. Además, Kelsey y Lori son buenos compañeros. También lo era James, un más bien guapo miembro de seguridad y un buen amigo mío. Además, el trabajo paga bien, por lo que las cosas buenas parecían ganar a las malas y pensé que sería mejor quedarme un rato más.

Salté de mi piel cuando sentí alguien mover la mesa de debajo mío. Mierda, era Harry. Se colocó sobre la mesa, apoyando su espalda contra la pared como yo. No dijo nada, ni siquiera me miró, pero sus profundos ojos verdes miraban entre la cafetaría. Tenía una forma de mirar a todo el mundoal mismo tiempo, como si fuera superior. Ni siquiera como gallito, de verdad, pero casi como si fueras inferior a él y lo sabías.

Sacó un cigarro y lo metió entre sus dientes, logrando encenderlo aunque sus manos estaban restringidas con esposas. Después tomó su tiempo para tomarle una calada, un visible camino de humo saliendo de su boca cuando exhalaba, haciendo la acción mucho más seductor de lo que debería ser.

Solo lo miré, sin decir ni una palabra. Qué quería?

"Juega cartas conmigo." su voz era profunda y grave, haciendo que sus palabras parezcan más como una demanda en vez de una afirmación.

"Qué?" pregunté.

"Si, ven a jugar cartas conmigo." sus ojos todavía no se habían encontrado con los míos, parecía que no era para evitarla sino por falta de interés o indiferencia.

"Bueno, con lo tentador que suena irme de mi maravilloso asiento  y acompañar a una asesino en serie que fisicamente quitó la piel a tres mujere con sus propias manos en un juego de go-fish, la verdad es que tengo un trabajo que hacer." dije

"Es verdad, pareces estar ocupadísima con trabajo." dijo, señalando a la ausencia de actividad para ocupar mi tiempo. Sacó el cigarro de sus labios para poder mojarlos con su lengua. "Parece un trabajo agotador, de verdad lo parece."

"Bueno, supuestamente debría quedarme aquí y mirar todas las cosas que pasan, no sentarme y tener una conversación con vosotros." dije, moviendo mi cabeza hacia las mesas llenas.

"Entonces me estas diciendo que no deberías interactuar con pacientes durante el almuerzo cuando tu trabajo es supervisar a los pacientes?"

Me quedé perpleja con esa, no sabiendo que decir. Para ser te honesta, podía hacer lo que quería con tal que todos estén controlados, pero no deseaba tener una charla con perturbante psicópata sobre un juego de cartas.Por eso había empezado a inventarme una escusa de ser contra mis instrucciones, pero Harry lo había cogido rápido y sabía que estaba llena de mierda. Debería inventarme algo más convincente para evitar la actividad. Pero, otra vez, tenía un problema, porque al mismo tiempo parte de mi solo quería mantener una conversación con él para poder oir sus palabras cuidadosamente elegidas, habladas eróticamente lentas y ronca con una voz como chocolate derritiéndose.

Psychotic (Español)Where stories live. Discover now