Todo estuvo excelente en un buen mes, pero como si KyungSoo tuviera mala suerte o no sabe qué clase de brujería le hicieron para que los problemas lo acecharan, dos días más tardes comenzó aparecer encima de su escritorio el desayuno. KyungSoo era la típica persona que no desayunaba antes de ir al trabajo, y por más que su mejor amigo le insistiera que aquello no era sano, él era terco y no digería nada para dejar lleno su estómago.

Pero cuando vio ese vaso de café y esos rollos de canela, no evitó que su estómago rugiera por recibir tal tentación. Todas las mañanas recibía el desayuno, el cual no llevaba ningún post-It que le aclarara de quién era y por qué se los daba, sin embargo tenía cierto miedo de errar una vez más.

Cuando veía a JongIn sentía que ese maldito hombre tenía algo que ver con esas delicias siempre adornaran y perfumaran su oficina, no obstante, y si fuera así, KyungSoo hacía de cuenta de que no se siente feliz con el hecho de que posiblemente JongIn se estuviera preocupando por él.

O tal vez se sentía mal por haberlo tratado como un «busca polla» -como su hermano les llamaba a todos los que intentaban salir con su mismo sexo-.

—¡La caja! —gritó BaekHyun mientras trataba de poner la estrella en la punta del árbol.

KyungSoo observó a su amigo y luego a la caja, volvió a repetir la acción hasta que Lay decidió acercarse, regalándole una dulce sonrisa, y le agarró la caja. Vio de reflejo el cabello rubio de Joy por debajo del árbol, la mujer parecía ofuscada y desesperada, tocándose su oreja izquierda refunfuñando en voz baja.

El más bajo sacudió en negación y, antes de ir a por ella, sacó un pañuelo y se limpió el moquillo que quería escapar de sus orificios. Sorbió unos cuantos segundos, luego la garganta le comenzó a picar y tosió de nuevo. Cuando el ardor se disipó, ve a JongIn avanzar hacia ellos con luces navideñas rodeándole el cuello, siendo perseguido por MinGyu y dos niños más. El corazón de KyungSoo latió frenéticamente, con pupilas dilatadas y las mejillas rojas debido al alto.

Suspiró enredando los dedos en el borde de la bata del trabajo y avanzó hacia Joy, quien al verlo se le brillaron los ojos. Parecía aliviada de tenerlo ahí.

—Joy, nena, ¿qué haces? —Se acuclilló, ladeando la cabeza. Estaba curioso.

—Doctor KyungSoo, mi arete desapareció... Hace un momento lo tenía puesto, y, y, y ahora ¡desapareció! —dice con voz agitada, rebuscando debajo de algunos paquetes de regalos.

KyungSoo le ayudó a buscar, preguntándole si no hizo algo más después de poner las bolas al árbol, a lo que ella contestó con un berrinche mientras movía su cabello de un lado hacia el otro como comúnmente lo hacía cuando pretendía verse elegante en una situación tan ajena a ella.

—¿No fue usted al baño?

—¡Claro que no!... ¿Por quién me toma? Que sea mujer no quiere decir que esté las veinticuatro horas del día metida en un sanitario. No, no señor.

—Pero podrías haber... ¡achís! —Se avergonzó, mirando hacia otro lado. Los ojos de la mujer lo inspeccionaron con preocupación, mirándolo de arriba abajo, cerciorándose de que estuviera bien. Detrás de ésta KyungSoo logró ver a JongIn mirándole a los lejos, evidentemente molesto. Le hizo un gesto con los labios para hacerle saber que no le gustaba lo que estaba haciendo, a lo que él sonrió con coquetería—. ¡Mierda!

A pesar de que JongIn estuviera varios metros de él, no podía pasar por alto que estaba siendo el centro de atención de sus ojos, cruzando miradas por simple curiosidad por ambas partes. Se cruzó de brazos absorbido por la irritación, rodando los ojos al ver en cómo el moreno le sonreía para después continuar en lo suyo.

Stronger Lovers «KaiSoo»Where stories live. Discover now