Pintura número 31.

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5 de Agosto. 22:43PM. 

La cafetería a la que siempre iban Jane y Jules parecía estar más llena que nunca y adentro hacía tanto calor que a ella ya se le habían ido las ganas de tomar su té de manzanilla. Alzó la mirada hacia Jules y observó sus ojeras, los ojos irritados, el continuo movimiento de sus pies inquietos. La mudanza los estaba matando, pero más a él.

  — Aveces creo que te gusta verme en este estado— dijo él.

— ¿Qué estado?— le preguntó Jane sin saber a lo que se refería.

— Éste— le respondió Jules mientras señalaba su cara.— Este estado que dice a gritos "estoy a punto de morir de cansancio".

Jane rió.

— ¿Por qué dices eso? ¿Crees que disfruto ver tus ojeras, ojos hinchados y el movimiento sin parar de tu cuerpo?

Ahora le tocó a Jules reír.

  — Sí— dice él mientras da un sorbo a su café.— Es de las pocas veces que me miras con ojos de lástima.

— Es que yo siempre tengo distintos ojos para ti, Jules. Te miro con amor, con pasión, con lujuria, con lastima...

  — Jane— la interrumpe.— Te amo.

— Y yo a ti, Jules— le responde ella.

Y así pasó la noche: entre planes a futuro en el nuevo departamento, pequeñas discusiones sobre donde iría el cuarto de pinturas de Jules y muchos "Te amo" de por medio.

La vida últimamente se estaba portando muy bien. Todo era, como Jane decía, pura magia

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