30분

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Segunda tonada.

Los enormes charcos de agua se miraban a través de la ventana, las gruesas gotas caían y caían en ventiscas, había frío un poco de frío en el ambiente aunque la calefacción lo compensaba, aun así los vidrios se empañaban a medida que avanzaba el tiempo. Luhan miró por la ventana con preocupación, quería salir y correr no importando si estaba lloviendo, partir rumbo a su casa sin embargo esa no era una opción muy factible, podía enfermar. Demasiado en contras contemplados mientras permanecía en la habitación de Sehun, solo, porque el chico había bajado a la cocina por más té.

Sería una larga noche.

En el teléfono de Luhan entró un mensaje de su madre, decía que debía quedarse en casa de su amigo ya que no iba a poder ir a buscarlo por el mal clima, lo que hizo que Luhan tragara fuerte, no era conveniente de ninguna forma quedarse una noche entera en la casa del que era su ex novio. Simplemente no podía.

Mucho menos estando en las circunstancias en las que estaban. Demasiado incómodo.

Luhan tocó sus labios repetidamente tratando de caer en cuenta que sí, había besado a Sehun hace unos minutos atrás y los había sumergido a ambos en esa esfera incómoda en la que ninguno sabía qué decir; besar a Sehun no era parte de ninguno de sus planes, de hecho Sehun no era su plan. El chico no se lo merecía, es decir, a alguien tan insípido como él, tan frígido y tan corriente, Sehun era demasiado y mucho, era el sueño de cualquier hombre homosexual o mujer con sangre en las venas, Luhan había tenido suerte de que ese chico posara sus ojos en él, pero se sintió tan incorrecto, como si fuera insuficiente para él, como si él nunca iba a poder complementarlo de ninguna forma posible.

Durante aquellas épocas, el corazón de Luhan se dividió en dos pedazos, el que disfrutaba de la compañía de Sehun, y la parte que sentía que nunca sería suficiente.

Sin embargo, recordar la calidez de los labios de Sehun sobre los suyos, correspondiéndole, escuchar su corazón latir con fuerza, hacía que se replanteara muchas cosas, aunque fuesen sólo segundos. Estar cerca de Sehun de momentos le hacía bien, se sentía como un sueño, pero debía despertarse.

Al cabo de un rato, Luhan terminó por resignarse a que debía pedirle a Sehun posada en su casa, por esa noche, quizá podía encontrarle el lado positivo, es decir, adelantar cuanto se pudiera de la canción y reducir los encuentros, tratar de salir de aquello lo antes posible. Quería hacerlo funcionar, pero su corazón se negaba rotundamente a salir de esas ideas de más tiempo con Sehun, al calor de una habitación, mirándose y encontrándose como antes.

La habitación de Sehun olía a él, uno de los mejores aromas que hubiese percibido jamás, su cama era grande, y los instrumentos imprimían mucho de lo que Sehun era; pese a todo, Luhan lo admiraba por la dedicación con la que día a día iba a clases. Lo sabía, Sehun era uno de los mejores compositores del instituto, además de talentoso aunque un poco inalcanzable y frío a simple vista.

Se sonrojó cuando sus dedos acariciaron la almohada del chico, y asumió en silencio que a pesar de lo mucho que había pasado, seguía enamorado como el primer día. Puede que él haya sido el culpable de la separación, pero con fe era capaz de asegurar que las cosas era más de lo que saltaba a simple vista.

Si Sehun pensaba que Luhan no lo quería, pues estaba equivocado. Muy equivocado.

-Toma, bebe -ofreció Sehun, apareciendo con una taza de té humeando frente a Luhan-. Está caliente.

Sehun sonreía algo avergonzado y cohibido, Luhan supuso que se debía a la escena pasada.

El beso.

12시 30분 → HunHanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora