12시

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Primeras tonadas.

Sehun nunca fue el más social del instituto, su círculo amistoso era cerrado y sólo se limitaba a escuchar las historias fantasiosas de Chanyeol o la manera tan azucarada en la que Jongin solía referirse a Kyungsoo, su algo. No tenía mucho, sin embargo era más de lo que creía merecer.

Sus habilidades para el piano y la composición lo colocaron como uno de los mejores estudiantes de su facultad, excelentes calificaciones y un rendimiento excepcional. A pesar de tener la vida que muchos a su alrededor soñaban, Sehun simplemente se limitaba a mirar a lo lejos su vida con un ápice de amargura y somnolencia. No era muy fan de su trabajo, lo consideraba como cualquier otro e incluso llegaba a compararlo con los demás adoptando la idea de que el suyo carecía de gracia o sentimiento.

Pero Sehun no todo el tiempo fue así, antes al menos sonreía; hace dos inviernos atrás, cuando a pesar del frío en el viento y las ramas congeladas por la espesa nieve, su corazón sentía el calor más hermosamente abrazador que alguien pudiera sentir. Sehun estaba enamorado de la persona más hermosa nunca antes vista. Luhan, se llamaba, era un año mayor pero por razones de traslado de China a Corea tuvo que repetir un año dejándolos juntos en las mismas clases. Desde el primer momento que Sehun puso sus ojos sobre el menudo cuerpo aquel chico, supo que sus oscuros días tendrían al menos un bonito amanecer.

Luhan era completamente diferente a cualquiera que hubiese conocido, y correspondió los sentimientos de Sehun en un dulce anonimato, sus tardes de besos y sesiones de abrazos no eran de conocimiento público, sólo ellos y su pequeño mundo, así lo definía Sehun. Pese a que Luhan no era como todos, de los que le gustaba expresar su gusto o amor libremente, Sehun estaba bien con eso. Ambos entablaron una bonita relación que duró lo que un suspiro, lo que un anhelo, lo que un sueño.

La circunstancia orilló a ambos a separarse, fue Luhan quien en un frío medio día de noviembre decidió que Sehun no era quizá la persona correcta para él y las esperanzas murieron a las 12:30 PM de ese mismo día, y con ellas las ganas de Sehun de al menos sonreírle a la vida. Sonreír como si de verdad estuviera feliz.

No fue una ruptura sana, Sehun enfermó con la ausencia de Luhan en su vida, la carencia de sus besos, la falta de afecto y cariño; faltó dos semanas a clases y le costó una semana poder reponer sus exámenes perdidos. Perdió momentáneamente la destreza en el piano de cola, y la capacidad para que sus letras fluyeran con esmero y dedicación. Perdió incluso el habla, necesitó mucho tiempo -y bastantes payasadas de Jongin y Chanyeol- para poder sobrellevar el hecho de que Luhan ya no estaba en su vida.

Y aún cuando habían pasado dos años, Sehun seguía congelándose cada vez que Luhan cantaba en clases o hacía alguna exposición, o al menos decía «Buenos días».

Entre vacíos días y silenciosas noches, más el insistente dolor avasallante, Tao un amigo de carrera de Sehun, comenzó a pretenderlo. Era chino como Luhan, adorable, una excelente persona. Por un instante Sehun sintió el ferviente deseo de corresponder sus sentimientos y olvidarse que alguna vez su pecho gritó el nombre Luhan con intensidad, pero su corazón estaba comprometido, arraigado, encadenado y sólo Luhan tenía la llave -por más estúpido que eso pudiera sonar.

Sin embargo Tao insistió por el afecto de Sehun, era paciente y nunca exigía respuesta inmediatas, sólo se acercaba, y brindaba caricias silenciosas intentando abrazar el dolido corazón de la persona que tanto quería. Intentaba captar su atención y cambiar su decisión, pero Sehun era reacio y pese a que Tao era una buena persona, no fue suficiente para poder arrancar a Luhan de su tosco y terco corazón.

-Has estado distraído últimamente -musitó Tao, estaba sentado en una de las mesas del salón pronto a llenarse de la presencia de los estudiantes de Composición Musical-. ¿En qué piensas?

12시 30분 → HunHanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora