79. "Será la primera vez para los dos"

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—Entonces haz algo. —le ordeno caminando hacia él—. No sé tú, pero yo quiero ir con mis amigos y ver esos malditos fuegos artificiales que he querido ver toda mi vida. —finalizo un poco triste en la última parte. En serio quería ver esos juegos.

Él se gira para mirarme mejor y me responde un poco más tranquilo—: Los verás el próximo año.

La seguridad en su voz me asusta, porque ¿A qué se refiere con eso? ¿Está intentando de decirme algo? Un escalofrío recorre mi cuerpo al pensar el significado oculto de su oración. ¿Y si no tiene significado oculto? ¿Y si me lo estoy imaginando? ¿Y si me estoy volviendo loca?

Suspiro y camino por el otro lado de la cama. No hay modo en que me vaya a sentar en el suelo mientras él se acomoda en mi cama.

Me siento a los pies de la cama, en la misma posición en la que está él, pero al lado contrario. Casi puedo sentir su respiración mientras su espalda roza con la mía. Mientras lo siento en silencio me doy cuenta de lo mucho que me afecta estar tanto cerca de Calum, como lejos de él.

Tenerlo lejos me destruye, me entristece y, de alguna manera, me hace sentir vacía. En cambio, estar cerca de él, me hace enloquecer, todo mi organismo cambia, incluso mis latidos se adaptan a él. Mis hormonas se revolucionan mucho más que en mi periodo, si es que eso puede ser posible, con la diferencia a que a esto no le encuentro una explicación científica.

Siento a Calum moviéndose y cuando suena algo contra el piso me doy cuenta que se está sacando sus zapatillas. Bien, acomódate, Calum, mientras intento descubrir cómo controlar todo esto. Se estira en la cama y ahora soy la única sentada.

—¿Recuerdas la primera vez que nos conocimos? —me pregunta haciendo que mi corazón se agite un poco. Yep, ese es uno de los efectos que me produce su voz... Es uno de los muchos efectos que me produce Calum Hood.

—Claro que sí. Tú me odiabas y eso me hizo sentir realmente incomoda. —le respondo volteándome un poco, pero sin dejar mi posición.

—Cuando escuché tu voz por primera vez... olvidé todo lo demás. Olvidé a que venía a casa, quienes se supone que llegarían, solo seguí tu voz como si estuviera en un laberinto, sin saber qué camino tomar. —me explica sin dejar de mirar el techo. Sus manos descansan bajo su cabeza y su respiración parece tranquila—. Me quedé unos minutos escuchándote, pero luego... recordé quien eras y me obligué a odiarte.

Yo solo asiento, no sé qué decir. Su confesión me deja un poco confundida, siempre pensé que él me odiaba, porque odiaba lo que yo era, no por quien quería que yo fuera.

—¿Recuerdas nuestro enfrentamiento en la cocina? —insiste él, pero yo me limito a asentir, él quiere hablar y yo lo voy a dejar. Su voz llena todos los espacios vacíos de mi organismo—. Me dijiste algo tan cierto. Dijiste que yo estaba enfadado porque...

—Porque yo les estaba dando algo que tú no les dabas. —finalizo por él, para luego cubrirme la cara con mis manos—. Dios, es tan vergonzoso. Estaba enfadada y...

—Era cierto, ______ (Tn), y me enfadó que alguien lo mencionara. Nunca nadie me dijo todo lo que hacía mal y luego viniste tú a restregármelo en la cara. ¡Me volvió loco! —reconoce con una sonrisa en el rostro—. En cierto modo, salvaste mi vida.

Su reconocimiento me hace sentir orgullosa de mi misma y con ganas de seguir escuchando todo lo que tenga que decirme, por lo que me recuesto a su lado y hago descansar mis manos entrelazadas en mi abdomen.

—¿Por qué me dijiste eso de Connor? —le pregunto de repente—. Fue la historia más absurda del mundo entero.

Él suelta una carcajada que hace que mis oídos se regocijen de felicidad. Sonrío, porque él me hace sonreír.

Mi inevitable destino. (Calum Hood&tú) |MDET2|Where stories live. Discover now