Capítulo 4

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— Han pasado dos días — murmura bostezando Amelia, al levantarse de la cama — ¡Ya no puedo esperar más! — dice mientras da un salto de la cama. Amelia está muy emocionada, ha pasado contando las horas para comprobar que sus sospechas son ciertas.

El día anterior Amelia hizo algo que hace mucho tiempo había intentado: Fue al orfanato. Intentó averiguar lo que había pasado con su hijo, las veces anteriores le negaron acercarse o verlo, le cerraban toda posibilidad de contacto por "políticas de la institución".

Amelia se vistió lo más deprisa posible, sentía el calor de la curiosidad dentro suyo. Era algo que no podía esperar. Al llegar al hospital, lo primero que hizo fue correr, literalmente, a los laboratorios. Ahí encontró la respuesta que tanto había esperado.

— ¡Tenías razón! Son muy buenas noticias — dijo Phil al verla entrar. 

Amelia no aguantaba la emoción de saberlo, era una gran noticia. Era la noticia que había estado esperando durante toda su vida. No podía esperar una semana para decírselo. Tenía que hacerlo, no sabía cómo lo tomaría John, pero debía de hacerlo.

Amelia buscó en los expedientes clínicos la dirección de John, era su día libre, no había problemasde ir a buscarlo de inmediato. Tomó un bus en dirección al departamento de John, sin duda debía ser una residencia universitaria. En el camino no podía evitar imaginar las reacciones de John. Tal vez le cerraría la puerta sin creerle una sola palabra o quizá le reclamaría por haberlo abandonado todo este tiempo. No podía asegurar nada hasta que pase lo que tenía que pasar.

En otro lado de la ciudad un joven recibe la llamada de su novia, ella está a punto de dar a luz. El está totalmente emocionado por lo que va a acontecer. Toma de inmediato las llaves de su auto y se dirige al garage para salir a toda velocidad en su camioneta. Avanzó unos cuantas calles y recibió otra llamada de su novia, le gritaba con los dolores de parto.

— ¡Maldita sea apurate! Ya estoy camino  al hospital ¿Acaso no quieres que tu hijo vea a su padre al nacer? — reclamaba furiosa la esposa.

— Amor entiende el tráfico está pesado — intentaba excusarse.

— ¡Me importa un comino! Acelera el maldito auto.

El joven aceleró todo lo que pudo, no le importó pasar dos luces rojas para ir lo más rápido posible.

— Muy pronto llegaré al hospital — fueron las últimas palabras que dijo antes de que su imprudencia trajera consecuencias.

El auto golpeó de lado un bus ambos volcaron y rodaron por toda la autopista. El bus se llevó la peor parte, algunos pasajeros salieron volando del vehículo y otros quedaron ahí atrapados esperando ser rescatados. Unos más graves que otros, entre ellos Amalia.

— Vas a estar bien, te salvaremos — le decía un paramédico en la ambulancia de camino al hospital. Amalia sólo miraba todo confuso, todo daba vuelta en la ambulancia.

Cuando llegaron al hospital no tardaron en reconocerla, a pesar de el estado en que se encontraba.

No tardaron en llevarla a cirugía, no sin antes informar que necesitaba de un transplante.

Resilencia #theworderslimonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora