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Llegamos a la casa y ahí estaban mis padres.
Zoey: hola, que hacen aquí? –los salude de beso-
Bob: vinimos porque hoy en la noche nos vamos
Zoey: ohh, no me acordaba!
Dean: tranquila. Ya hice las maletas
Zoey: gracias –le sonreí-
Ashley: bien y ya encontraste vestido?
Dean: yo? –dije de metiche-
Zoey: jajajaja idiota.... No, batallo demasiado con esta panza. Los vestidos que me gustaban no los puedo usar y los que podía usar estaban horribles –dije un poco decepcionada-
Ashley: sabía que pasaría eso. Y te compre uno, ven vamos a tu cuarto
Yo y mi madre nos fuimos al cuarto y mi padre y Dean se quedaron solos.
Dean: todo listo para irnos?
Bob: claro... y ustedes?
Dean: si....
Se quedaron callados en un incomodo momento, desde que nos juntamos Dean y yo como pareja se han distanciado mucho y eso me hace sentir mal.
Ashley: déjalos –dije despegando el oído de la puerta-
Zoey: me hace sentir culpable
Ashley: no lo eres –me abrazo y unas cuantas lágrimas de culpa se salieron de mis ojos-
Nos separamos y subimos al cuarto. Cuando entramos había un lindo vestido azul cielo en la cama.
Zoey: dios, es hermoso!
Ashley: qué bueno que te guste
Zoey: muchas gracias!
La abrase y ella me correspondió.
Ashley: mídetelo! –me animo-
Y sin asarme del rogar me fui al baño para poder cambiarme. Wow me queda hermoso! Me hace ver sexy y a la vez una futura madre decente (ustedes imagínense en vestido). Salí del baño y mi madre estaba sentada en mi cama.
Zoey: ya –le sonreí tímida-
Ashley: te queda hermoso! –Me dio la mano- ven para que te miren en el espejo
Me paro enfrente del espejo y me pude ver mejor. Me quedo precioso, es largo por si se preguntaban
Después de medírmelo y de que mi madre me dijera cosas, me cambie. Bajamos porque dejamos solos a los hombres como por media hora.
Bob: escucha Dean. Todavía no acepto esto
Dean: porque? Creí que ya lo habíamos hablado
Bob: que quería que hiciera? Que dejara a mi hija sufriendo mientras tu estés en la cárcel?
Escuchamos por el otro lado de la puerta.
Dean: pues lo siento. Yo jamás dejare a Zoey y ya se lo he dicho muchas veces
Bob: bien. Pero luego no digas que te advertí
Después de eso ninguno de los dos hablo, mi madre entro a la cocina y saco casi a rastras a mi papá y se fueron. Yo me quede para en la puerta de la cocina llorando de dolor.
