Capítulo 24

5.3K 456 48
                                    


Capítulo 24

♡Daniel♡

No me acostumbraba a ver a Adam con Nara de la mano, haciéndose arrumacos, y sí, eran esos famosos celos de hermano. ¿De dónde aparecieron? Ni idea.
Pero me mantenían gruñón todo el tiempo, y si ha eso le sumamos el hecho de que mis padres habían aceptado a Adam y se llevaban bien con él. No podía ser peor, o eso creía yo.

¡Porque perdí a mi amigo!
Ahora no podíamos hablar cómo cuando estábamos en el campamento. No sé, ya nada es lo mismo.

Y por eso hoy salí a dar una vuelta con el amor de mi vida, mi único compañero, amigo, con el único que puedo hablar de todo ahora. ¡Que mierda de vida! Ahora Adam no es mi amigo ¡Es mi maldito cuñado!

De repente mi celular timbra, detengo mi bebé y contesto. ¡Y todo por que no sé donde rayos deje mi manos libres! Veo que es mi mamá.

—¡Hola mamá!

—Deberías sentirte avergonzado de haberte ido y no tomar desayuno con tu familia. —la escucho suspirar. Sí, eso es culpa de Adam, ¡ahora ella quiere más a su yerno que a su propio hijo!

—Adam estaba allí, y no...

—Esta bien mi bebé, entiendo que te sientas un poquito celoso, pero sabes que mamá te ama a ti y a tu hermana más que a nada en este mundo. Y Adam es mi primer yerno, debes comprender.—me interrumpe tratando de hacerme entrar en razón para que acepte a Adam, ya que lo hemos hablado varias veces.

—¡Mamá! Tienes solo una hija, ni modo de que tengas dos yernos...—suspiro cansado.

—Bueno cariño, no te insistiré nada más por ahora, no te olvides que te amo, y aprovecha de comprar ese pastel que me prometiste.

—Esta bien mamá, te amo también, no se me ha olvidado el pastel. Y solo dejame asimilar que Adam ya no es mi amigo...

—Bebé.—me interrumpe otra vez.—Adam sigue siendo...

—Ya no es mi amigo, por que al parecer es mi cuñado, no te preocupes... ya los dejaré tranquilos.

—Mi pobre bebé, solo cuídate ¿sí?

—Sí mamá, ya no soy un niño, nos vemos, te amo.—me despido y cuelgo, para seguir mi camino a la pastelería.

Al llegar me fijo que las chicas de por aquí son todas muy bonitas y fuertes, pero lo malo que tienen es esa cara de hambre que me da escalofríos, porque el bocado en este caso sería yo. Son tan descaradamente coquetas y acosadoras. Eso me intimida un poco pero, de igual forma les sonrío al saludarles y paso de largo, no me llaman la atención.

Además de que hoy amanecí algo raro, un poco ansioso, y el porqué, no lo sé.

Conduzco con cuidado, hasta que llego a una pastelería, estacionó a  mi hermosura y bajo de el cerrando la puerta con cuidado. Entonces me dirijo a la puerta de entrada de la pastelería. La cual es de vidrio. Una campanilla suena en la parte de arriba de la puerta, avisando así a la dependienta mi llegada.

¡Oh por Dios!  Hay muchas chicas y me miran con estrellitas en los ojos, bueno era de esperarse.

Doy un suspiro y las saludo mientras me dirijo hasta el mostrador donde hay una mujer ya entrada en años pero que tiene en su rostro una radiante sonrisa, es de piel clara y de ojos café, miro de nuevo a mi alrededor y suspiro resignado, ¡todo sea por mi mamá!

Caperucito, ¿Mi Amor Destinado? #SAwards (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora