Extraños en mi colegio [editado]

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Ya había pasado una semana desde que esos chicos habían tratado de secuestrarme.

Me encontraba en el colegio, en el receso con Eli, ya estábamos por entrar al salón de matemática cuando vi al mismo tío rubio que intentó secuestrarme con 2 chicos acompañándolo ahí abajo.

Estaba en la cancha, hablando con el director y mostrándole algo, y sin pensármelo 2 veces decidí hacer algo loco

-Eli, ¿Cuánto tiempo nos queda para entrar al aula?-. ella se fija en su reloj -5 minutos-. eso es más que suficiente para mi -excelente, acompáñame-.

Bajamos corriendo por las escaleras y nos escondimos detrás de un arbusto que estaba a lado de los chicos y el director.

-...No tengo ninguna razón para dejarlos entrar a mi escuela, y aparte para buscar a una chica, va contra la ley-.; -oooo, no se preocupe por eso, podemos compensarlo, ¿qué le parece si le damos unos cuantos billetes a cambio de éste pequeño favor?-.; -ni lo piense, yo no me dejo corromper...-.

El rubio le entregó varios billetes de 100 dólares al director, que al verlos, puso cara incomoda -bueno, tal vez por esta vez pueda hacer una pequeña excepción...-.; -¡Excelente!, chicos vamos-.

Y se alejaron dejando al director con sus billetes, quien los contó, se los guardó en el bolsillo, y sonriendo se fue a su oficina, hipócrita.

-¡Rach!, ya es hora de entrar, solo nos queda un minuto para ingresar al salón-.; corrimos las dos y logramos llegar a tiempo, pero, lamentablemente, nuestro esfuerzo fue en vano.

El profesor no había venido y nos dieron la clase libre -¿Quiénes eran ellos, Rach?-. la miro preocupada -eran los tipos que intentaron secuestrarme Eli-.

Ella me mira sorprendida -¡entonces tenemos que salir de aquí!, rápido, el secuestro es una cosa, podrían no haberte conocido, pero el que te hayan seguido hasta tu escuela ya pasa a otro nivel Rach-.

En parte lo que decia era verdad -tienes razón, ¡vamos!-. corrimos hacia los baños, y de ahí a la salida sin ser vistas, me siento toda una espía.

Llegamos a una callejón de tierra y ahí nos detuvimos -¡creo que ahora estamosa salvo Rach!-. le sonreí sinceramente -me iré a fijar si nos siguieron-.; -ten cuidado Eli-.

Ella se fue sigilosamente hasta la esquina y dobló, yo me quedé sentada tomando agua, cuando de repente, oí un ruido, un grito, y seguidamente aparecieron los tíos esos.

Y para agregar más fuego al asunto, el rubio tenía a Eli con una daga en la garganta.

Mi primera reacción fue pedir ayuda, pero el sujeto de dorados cabellos me interrumpió.

-Un grito y mandaré a tu amiga a vivir con los angelitos-. lo miré con odio, pero tenía miedo por Eli así que acepté sus condiciones.

-Está bien, pero suelta a Eli, ella no tiene nada que ver con esto, según creo, ustedes me buscan a mí, mátenme si quieren, pero no le hagan daño-. si quería morir de alguna manera sería sacrificandome por mis amigos.

El rubio me sonrió, pero no soltó a Eli —no te quiero matar, sólo quiero que vengas con nosotros, y dejaremos a tu amiga en paz, lo prometo— .

Me siguió sonriendo, sus sonrisa me provocaba escalofríos —está bien—. me acerqué a ellos y me ataron las manos y me sujetaron por los hombros —ahora suelta a Eli—.

Mi amiga me miró —¡noo, Rach, huye, sálvate tú!—.; el rubio la miró molesto y le apretó más el cuchillo, que le hizo un tajo a Eli en la garganta —silencio—.

El lado oscuro me llama (Luke Castellan), [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora