La muerte es inesperada [editado]

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Rachel:

Vivo en Nueva York con mi madre y mi perro, Mr. Paws, mi madre es Elena Carter, y bueno, por lo que sé, mi padre nos abandonó hace mucho, antes de que yo naciera tengo entendido; mi madre no tiene parientes así que solo estamos ella y yo en el mundo, tratando de sobrevivir, ya saben, lo normal.

En el colegio siempre estoy tratando de aprobar, y no es porque no me esfuerce, muy por el contrario; solo que tengo unas enfermedades raras, creo que son dislexia y TDHA, que según el doctor están muy graves, por eso tengo que estudiar: o viendo documentales o audiolibros y esas cosas, si, muy educativo.

A parte de la escuela y mi casa, no hago nada fuera de lo común, no salgo, no nada, si, demasiado divertido.

Ya es martes y el bendito despertador acaba de sonar, son las seis de la mañana y se supone que debo ir a bañarme, se supone porque demoró un poco más en la cama, soy mala para despertar temprano; después de varios minutos decidiéndome, voy al baño, me quito el pijama que consiste en una simple camiseta vieja color negro y un short fucsia con estampado leopardo; y me meto en la tina de agua caliente.

Me quedo quieta durante quince largos y placenteros minutos, hasta que recuerdo que si no me doy prisa llegaré tarde, así que me lavo el cabello con shampoo olor coco y vainilla, como siempre, y luego me enjuago, salgo de la bañera envuelta en una toalla, mi ropa para el día de hoy esta sobre el inodoro, esta consiste en una camiseta gris con letras doradas, un jean y unas botas negras, algo sencillo para un día normal.

Me visto con rapidez para luego secarme el cabello con la secadora al tiempo que lo cepillo. Me gusta mi cabello largo, de color negro azabache y rizos en las puntas el cual me llega hasta la cintura, me encanta pero como cuesta peinarlo y secarlo.

Cuando termino me pongo el maquillaje de siempre, el delineador de ojos negro, la base de polvo y el brillo labial, no me atrevo a usar cosas más fuertes, nadie me asegura que se me verá bien. Después de comprobar que no me veo como un espantapájaros, salgo del baño.

Al ver el reloj me doy cuenta de que son las 6:45 de la mañana, pase cuarenta y cinco minutos tratando de arreglarme en el baño, una total pérdida del tiempo.

Con un suspiro de resignación voy a desayunar, este consiste en unos panqueques con licuado de frutilla, lo de siempre, mi madre se encuentra en la cocina, fregando los platos.

- Buenos días mama –dice con alegría, ella se da la vuelta y sonríe.

- Buenos días cariño, ¿cómo amaneciste? –pregunta sin dejar de sonreír.

- Bien, supongo –dice de manera escueta, así es como siempre se termina la típica charla matutina, puesto que mi madre se da la vuelta y continúa con su labor.

Me como los panqueques con el licuado, y salgo de mi casa colgándome la mochila al hombro mientras me despido de mi madre.

Mi escuela se encuentra en la sexta avenida, por lo cual debo coger un autobús que me lleva y me deja frente al edificio. Cuando llego me encuentro con mi amiga Elisa Richwood.

- Hola Rach, ¿cómo estás? –pregunta animada, le sonrió.

- Bien, como siempre Eli –digo encogiéndome de hombros–. Será mejor que vayamos al salón –digo sonriendo de lado.

- Es verdad –dice riendo antes de partir al salón de literatura. Cada día Lisa y yo nos sentamos una al lado de la otra. No puedo decir que esta sea una de mis asignaturas favoritas, a decir verdad creo que no existe alguna que me guste lo bastante como para no decir que me aburro hasta la muerte. Así que hago como que prestó atención, y así hubiese seguido hasta que el director hace acto de presencia.

El lado oscuro me llama (Luke Castellan), [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora