CAPÍTULO 1

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Los cálidos rayos del sol se sentían bien en su pelaje. Flor Celeste avanzaba con mucho sigilo hasta las ramas de un viejo roble, donde estaba un ratón devorando una semilla. Se acercó lo más que pudo, pero el ratón la olió antes de que pudiera saltar.

No se iba a dar por vencida tan fácil, así que pego un enorme salto y mordió al ratón sin darle oportunidad de escapar de nuevo. Este pego un chillido antes de al fin morir. Lo enterró para recuperarlo más tarde, pues la caza aún seguía y más ahora en la estación de la hoja nueva. <<Al fin volvemos a la normalidad>>, pensó ella contenta y orgullosa de su caza.

Continuó con su caza, hasta que unos zarzales que estaban detrás de ella comenzaron a sacudirse. Tenso el cuerpo y se preparó por si era un posible enemigo, pero una bola de pelo amarilla salió de los zarzales con un conejo entre las fauces y la miro desconcertado.

–¿Acaso creías qué era un guerrero del Clan de la Tierra o algo así? –vacilo el guerrero amarillo– Yo pensaba que odiabas las peleas.

–¡Oh! Solo eras tú, Tormenta Amarilla –suspiró aliviada de que no fuera un enemigo– ¡Cerebro de ratón! No aparezcas tan repentinamente.

–No es mi culpa que no puedas reconocerme –dijo burlón mientras enteraba el conejo para recuperarlo más tarde–. ¡Vamos! Hay un clan entero que alimentar y el sol ya casi está en su punto más alto.

Ambos guerreros continuaron con la caza y después se dirigieron al río. Un gato negro con blanco se acercó a ellos en cuanto los vio llegar.

–Tormenta Amarilla –empezó a decir con un tono serio y algo preocupado–. El olor a gatos del Clan de la Tierra está muy marcado aquí. Deben estar traspasando la frontera de nuevo.

–Tienes razón, Raya Blanca –Bufó molesto mientras olía con más detenimiento el aire. El olor a gatos del clan enemigo se había vuelto más fuerte. Era claro que los gatos del Clan de la Tierra estaban invadiendo su territorio–. Se lo informare a Estrella de Nevazo en cuanto volvamos. Ya hemos cazado suficiente. Vamos por las presas y regresemos al campamento.

Los tres gatos estaban por irse hasta que escucharon fuertes maullidos cerca de ellos. Tormenta Amarilla no lo pensó ni un segundo y corrió en dirección a los maullidos. Raya Blanca lo siguió de inmediato y por su parte Flor Celeste iba detrás de ellos. La guerrera estaba nerviosa y asustada. Los maullidos eran de varios gatos, lo cual, solo se puede significar una sola cosa. ¡Estaban en una batalla!

Al llegar miro a unos guerreros del Clan de la Tierra luchando con una patrulla fronteriza de su clan. Se le cayó el alma a los pies al ver tal escena. Se encogió de hombros y un escalofrío recorrió su cuerpo. Tormenta Amarilla y Raya Blanca ya se habían unido a la batalla. Flor Celeste sacudió la cola con nerviosismo y por su parte el guerrero amarillo ayudaba a una gata gris a ponerse de pie. Raya Blanca estaba luchando con un enorme gato negro y mientras tanto, un guerrero café atigrado se abalanzo contra la guerrera.

De un momento a otro, termino debajo del guerrero del Clan de la Tierra y las garras del guerrero presionaban su cuello. Se quedo quieta unos instantes, el miedo y el pánico se había apoderado de ella.

Cuando por fin volvió en sí, empujó con todas sus fuerzas al guerrero y este cayó a su lado. Rápidamente el contrincante enemigo se puso de pie y ahora pudo mirarlo bien. Era demasiado pequeño para ser un guerrero, así que dedujo que era un aprendiz. Flor Celeste solo quería huir, pero no podía dejar a sus compañeros de clan y quedar de nuevo como una cobarde frente al clan. No podía defraudarlos de nuevo. Menos ahora que por fin era una guerrera de pleno derecho del Clan del Fuego y no podía perder contra un simple aprendiz, eso sería el doble de vergonzoso. El aprendiz enemigo salto para volver a someterla, pero esta vez lo esquivo y le dio un zarpazo en el ojo.

La sangre la salpico un poco y el gato del Clan de la Tierra solo chilló del dolor. La sangre no lo dejaba ver bien y la guerrera aprovecho esto para abalanzarse contra él. Le mordió el lomo y le dio un par de zarpazos más. Estaba por darle el zarpazo final, pero de nuevo estaba en el suelo. Apareció otro guerrero y la tenía inmovilizada. Trato de quitárselo de encima, pero éste era más pesado.

–¡Vete de aquí, Zarpa de Espino! –gruñó el guerrero negro y después miro a Flor Celeste– Yo me encargo de esto.

Dicho esto, Zarpa de Espino asintió y se marchó. La guerrera solo pudo ver sus ojos ámbar de aquel guerrero. <<¡¡Tornado Nocturno!!>>, dijo para sus adentros. Ahora estaba más asustada que nunca; trato desesperadamente quitárselo de encima, pero era inútil. Tornado Nocturno estaba a punto de morderle el cuello, pero Tormenta Amarilla lo derribo justo a tiempo. Se veía exhausto. Su pelaje se erizo por completo y le dio un zarpazo en el omoplato a Tornado Nocturno. El corte que le hizo fue profundo y por un momento el guerrero del Clan de la Tierra perdió el equilibrio.

Se puso de pie de inmediato, dispuesto a matar al guerrero amarillo. El guerrero del Clan del Fuego no se inmuto y estaba listo para contraatacar. Ambos estaban listos para pelear. Hasta que de pronto se escuchó una voz...

–¡¡Retirada, Clan de la Tierra!!

Una gata atigrada bufó y todos los guerreros del Clan de la Tierra comenzaban a marcharse. Antes de que se fuera, Tornado Nocturno le lanzó una mirada amenazadora a Tormenta Amarilla y después desapareció entre los arbustos. Después de un rato el claro quedo en silencio y Flor Celeste estaba aún aturdida.

–¿Te hizo daño? –preguntó el guerrero preocupado.

–No –contestó la guerrera mientras se ponía de pie y se calmaba–. Estoy bien

–No puedes seguir así –masculló dulcemente Tormenta Amarilla. Estaba preocupado por la guerrera. Ya le ha pasado varias veces en batallas pasadas–. No entiendo porque te asustas tanto de las batallas. Antes no eras así...

La guerrera se quedó callada. Sabía que después de la muerte de su madre ya no era la misma. En esa batalla perdieron mucho. Ahora que comenzaba la estación de la hoja nueva tenía la esperanza de que todo se calmara entre ambos clanes, pero tal parece que no va a ser así.

–Deberíamos echar al Clan de la Tierra del bosque –confesó molesto Tormenta Amarilla. Ya estaba harto del Clan de la Tierra.

Flor Celeste se quedó callada y con la mirada en el suelo. <<Tiene razón, solo pelean por pelear>>, pensó para sí misma. Alzo la mirada y se cruzó con los ojos verdes de Tormenta Amarilla. Ya estaba más tranquila y se alegró de que estuviera él para salvarla.

–¡¡Zarpa Negra!!

Escucharon un grito ahogado a sus espaldas. Flor Celeste y Tormenta Amarilla se acercaron a los demás. Raya Blanca y los demás guerreros rodearon a un gato negro que estaba en el suelo. Cuando estuvieron lo suficientemente cerca vieron al aprendiz en un enorme charco de sangre.

Flor Celeste: La última decisiónWhere stories live. Discover now