—Porque mis hermanos vienen de visita y debo ir a recogerlos al aeropuerto.

¿Por qué yo no sabía que ella tenía hermanos?


—¿Hermanos? —pregunté.

—Claire y Steve, mis hermanos mayores —me miró confundida—. Espera, ¿nunca te dije que tenía hermanos mayores? —negué con la cabeza— Perdón —rió levemente—, había olvidado por completo decírtelo.

—No hay problema —le sonreí—. Entonces, vienen... ¿Cuánto tiempo se quedarán? —curioseé.

—Oh, solo unos cuantos días. Primero vendrán a verme y luego los tres nos iremos a casa de mis padres.


¿Por qué yo no sabía que se iría a casa de sus padres?


—Espera, ¿tampoco te había dicho eso? —negué nuevamente— Vaya, nos hace falta comunicación. Como sea, todos los años, para las fiestas de navidad, nos reunimos en casa de mis padres. Todos los años mi hermana y hermano vienen por mí y nos vamos juntos.

—Vaya...

Cruzamos una calle y me miró mientras seguíamos caminando.


—Yo estaba esperando que me acompañaras —la miré y ella sonrió mostrándome sus dientes.

—¿Ir a la casa de tus padres? —asintió— Puede ser —le sonreí—, ¿dónde viven ellos?

—En Minnesota —abrí mis ojos como platos.

—¿Minnesota? —asintió— Vaya, yo...

—Esa es justo la reacción que no quería que tuvieras —confesó.

—Disculpa, es que... ¿Minnesota?


No podía ir en las fiestas hasta allá, es decir, quería estar con mi familia, siempre estaba con ellos para esas fechas. Además, ¿qué sería de Lorianne? No sabía si pasaría las fiestas con su familia, si trabajaría ese día o si simplemente lo pasaría sola. No podía dejarla sola, no sería para nada agradable.


—Creí que te gustaría viajar conmigo y quedarte dos semanas fuera de tu ciudad —alzó sus hombros.

—¿Dos semanas? —pregunté sorprendido.

—¿Sabes qué? Mejor olvídalo —negó con la cabeza y llegamos a mi parada del bus.

—Mira, sé que te gustaría que vaya contigo, pero yo...

—Déjalo —me interrumpió.


¿Por qué le molestaba tanto el hecho de que yo no quisiera ir? Es decir, ella debía comprenderme. Pero no iba a hacerlo, porque ni siquiera quería escucharme.

—Nos vemos luego —dijo, para después alejarse para continuar su camino. Suspiré con profundidad.

*


—¿Se molestó por eso? —preguntó Rachell, frunciendo el ceño— ¿Y no quiso escucharte?

—No, no me permitió explicarle nada.

—Tal vez lo que quería era pasar más tiempo contigo —la rubia alzó sus hombros.

—No lo sé, de haber sido otra época, sí habría ido con ella. Pero parece que es importante para ella que vaya justo en navidad. Si no estoy con mi familia el 25, puede que mi madre me mate —la chica rió levemente.

—Mi madre es de esas mujeres que crean toda una programación para navidad, invitan a cientos de personas y hacen una fiesta super elegante —suspiró—. Me pregunto si no se cansará de eso.


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