EXCELSO [#1] [TERMINADO] [EDITANDO]

2.

La puerta se abre, dando paso una chica morena, que viste como una rockera. No veo ni a Julio, ni a Malcom, ni al otro hombre venir con ella.

Tiene un pearcing en la nariz, los labios los tiene pintados de negro. Su chaqueta negra tiene el símbolo de una calavera purpura, y debajo de la chaqueta tiene una polera con el logo de ACDC. Lleva puesta una falda del mismo colo que la chaqueta, con unas medias transparentes de color negro, y con varios huecos alrededor de esta. Las botas de cierre que llevaba: eran igualmente negras con decorados metálicos. 

—¿Quién va a morir? —pregunta sonriendo. —Díganme, podría ayudar.

—No es asunto tuyo, Morticia. —se ríe

—¿Te gustan los apodos, no?—dice, poniéndose un dedo en el labio. —¿Me llamas Morticia por mi forma de vestir? —levanta ambas cejas y continua. —Si quieres jugar así, yo te podría llamar Marco, por el aparente abandono de tus padres.—dice a modo de una broma cruel. 

Arturo quedó mudo e intentó decir algo, pero no pudo hacerlo.

—¿Qué estás diciendo? —interviene Annie. — ¿De dónde inventas eso?

—A ti te podría llamar Pinocho, por mentir y decir que estoy inventando cosas. —Annie levanta una ceja. —No tiene caso que lo oculten, vi como sus padres los dejaron aquí.  Escuché que tendrían que atender algunos asuntos de negocios, y por ello no vendrán ni a despedirse —sonrió con malicia—Da risa la forma en que su madre se deshizo de ustedes con excusas tan baratas. ¿Acaso les tenía miedo? —levantó una ceja con crueldad.

La chica caminó y apoyó la espalda a la pared. Finalmente, Arturo había cerrado la boca y se sentó con su hermana en el suelo.

—¡Mierda, por fin alguien le cerró la boca! —dice Bryan, mirando a la chica. —¿Cuál es tu habilidad? ¿Lees mentes?

—No. —contestó, cortante.

—¿Entonces cómo sabes todo eso? —le preguntó, nuevamente.

—Creo que dije que los escuché y vi como su madre los dejó. Leer mentes no es mi habilidad ¿Cuál es la tuya? ¿Sordera?

Jonathan y el otro chico se rieron.

—Pues disculpa. 

La chica lo miró y sonrió.

—Metamorfosis. —dijo, después de un rato.

—¿Metamorfosis, en serio? —habló Jonathan.

—Sí. —ella asintió.

—¿Y qué es eso? —preguntó Arturo.

—Dudo que tu diminuto cerebro lo comprenda. —dice la chica antes de ir junto al grupo de los rápidos y sentarse junto a ellos y el otro chico.

Pasaron los minutos, pero la puerta no se abría con el último que faltaba; o con los tres hombres que nos recibieron. Mientras esperaban, todas las personas de la habitación tenían sus grupos para conversar, o bueno, todas, excepto yo. Una vez más, estaba solo. Arturo al menos tiene a su hermana. 

Es increíble que no puedo hacer amigos ni en un lugar donde todos son tan raros como yo.

—¡Hey tú! —escucho una voz. Era la de Bryan. —¿Cómo se llamaba? —murmuró. —¡Eidan!

Levanto la mirada hacia el grupo, en donde el chico moreno me llamaba con la mano.

—¡Ven acá, no estés tan solo! —era la primera vez que alguien quería hablar conmigo, y yo no me iba a negar, así que me levanté; caminé hasta ellos y me senté a su lado. —Me dicen que lanzas rayos por las manos. ¿Es cierto eso? —preguntó entusiasmado apenas llegue, y yo asentí tan pronto me senté.