virgo ♍

virgo+leo

Virgo y Leo en el amor

El aspecto amoroso es una prueba para estos dos signos, porque o se llevan de fábula o tardan poco en detestarse mutuamente. De hecho, en el terreno romántico es donde peor combinan.

Al principio del todo, el panorama pinta bien: Leo alegrándole la vida a virgo con su chispa; virgo equilibrando a la fiera con su cabeza bien amoblada.

No mucho después, no es raro encontrarse con que virgo esté hasta el moño de aguantar que leo coquetee hasta con su sombra y tenga esos delirios de grandeza.

Leo, por su parte, se desgañitará rugiéndole al sabelotodo criticón de virgo.

¿Qué ha ocurrido? Ambos siguen siendo igual de encantadores. Ni leo está tan subidito, ni virgo es un plasta insoportable. Simplemente, no se aguantan.

Y es que, tras un trecho caminado, leo y virgo tienden más a fijarse en lo que no soportan del otro, que en aquello que les unió. Dejan de ser una alianza entre la pasión y la cordura, para convertirse en un par de energúmenos que no dejan de gritarse.

¿Qué es lo único que puede mantenerlos unidos? El genuino amor. Ése que puede escalar hasta las más altas montañas.

Aunque esta pareja tiene otro punto a favor para utilizarlo en su beneficio: su intimísima vida privada.

En los encuentros íntimos, leo y virgo suelen funcionar bien. Qué digo bien... ¡muy bien! Porque no es raro que leo se deje subyugar por esa belleza cuidada de virgo y sus dotes seductoras (una vez vencida la distancia inicial). Y que virgo caiga derretido por el calor, la pasión y el gusto por el jugueteo del león.

Siendo tan diferentes, es una maravilla cómo estos dos signos pueden entenderse para practicar todo tipo de deliciosas e impensables guarradas. (Perdón, si alguien siente herida su sensibilidad.)

Conclusión: Compatibilidad pasable tirando a baja. La relación sólo se consolidará con buenas dosis de paciencia y tolerancia, sobre todo por parte de virgo (todo hay que decirlo).
Ahora sólo cabe esperar que el amor entre ellos sea lo suficientemente fuerte como para vencer este pronóstico tan poco alentador.