Sueños.

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Smutty y Fluffy.
Sexto año.
Palabras: 1014.

- ¡Ah, Harry!- Draco no pudo evitar gemir al sentir la calidez de la boca de su novio en su pene erecto. Tampoco pudo reprimir el impulso de levantar las caderas, sintiendo la garganta del moreno golpear su glande repetidamente.
Los dedos del Salvador llegaron a la entrada del rubio, preparandolo para lo que venía sin dejar de chupar su erección.
El timbre de entrada a clases sonó, avisándole a Draco que se había quedado dormido otra vez. Se levantó de la cama, para darse cuenta del gran problema entre sus piernas, y de que había estado soñando con Potter otra vez.
Se arrastró bajo la cama con agilidad para quitar la foto mágica escondida entre los tablones, tomó su varita y la pegó con magia a uno de los barrotes, para ponerle seguro a la puerta y quitarse los calzoncillos con los que dormía.
S

e sentó en su cama y sacó el lubricante que Nott mantenía sobre su mesa de noche, para echarse sobre la mano y masajear su pene erecto, dirigiendo su mirada a la foto en la que el de lentes lo miraba con determinación, para lamerse los labios. La acción se repetía una y otra vez, haciendo que Draco no pudiera sino, maldecir entre dientes al objeto de sus fantasías mientras se masturbaba furiosamente.
Masajeó rapidamente la punta de su pene mientras se ponía de rodillas en la cama, para, con la otra mano, empezar a dilatarse.
La sensación de ambas cosas pronto lo llevó al orgasmo, y soltando palabras malsonantes por lo bajo, guardó la foto del Salvador y se arregló para un nuevo día de colegio.
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Se había perdido pociones, y no tenía ganas de ir a clases con Snape en DCAO, por lo que decidió ir a la Sala de los Menesteres a seguir intentándolo con el ropero.
Caminó rápida y silenciosamente entre los alumnos, hasta llegar al séptimo piso. Lo que vió ahí lo dejó sin aire; Potter caminaba con el pelo más alborotado que de costumbre, mientras se ponía la capa sobre el desarreglado uniforme, y su corbata colagaba holgazanamente sobre los hombros. Sus ojos estaban entrecerrados, y no había pista de sus lentes.
Desgraciadamente, la vista dejó a Draco algo aturdido, por lo que no tuvo tiempo de esconderse.
- ¡Malfoy!- se escandalizó el Gryffindor, abriendo grandes los ojos verdes, taratando de ver. Un pequeño sonrojo lo invadió-. ¿Qué haces aquí?
- Eso, Potter, no es de tu incumbencia- le respondió con rabia, antes de darse la vuelta a la vez que maldecía el momento en el que se había dado cuenta de lo atractivo que era su enemigo. Caminó a zancadas, enojado consigo mismo.
- ¡Espera!- el Cara-rajada le siguió el paso, antes de plantarse frente a él, con cara de cachorro-. ¿Podrías...?- su voz salió ahogada, lo que hizo a Draco darse cuenta de lo cerca que estaban. Los rosados y maltratados labios de su amor platónico estaban a tan sólo unos centímetros... Potter aclaró su garganta, Malfoy respiró hondo y retrocedió un paso con dificultad-. ¿Podrías ayudarme a hacer el nudo de mi corbata? Ron se ha llevado mis lentes, porque se cree muy gracioso, y no puedo hacerlo sin mirar.
- Deberías, varios años de práctica te han curtido para el momento- dijo con sarcasmo, mientras trataba de seguir su camino.
- ¿Por favor?- preguntó el morocho como último intento; llegaba tarde por un sueño húmedo con el tipo que tenía enfrente. Si se oponía tajantemente, sabía que no había opción, pero si aceptaba...
- Ven- lo tiró del cuello de la camisa con brusquedad, para agacharse y comenzar con la tarea.
Harry sintió cosquillas por el suave pelo del más alto en su barbilla. Podía ver su silueta, y los colores que reinaban, pero sin su lentes le era imposible fijsrse en los detalles, lo que era un pena.
- Li...- Malfoy levantó la cara de improvisto, haciendo que sus labios y los del Salvador chocaran por un milisegundo, anges de que sus narices colisionaran, y se alejaran- ¡Potter!
- ¡tu fuiste el que levantó la cara así como así!- le respondió de inmediato-. Si querías un beso, podrías haberlo pedido, Malfoy.
Se dio cuenta demasiado tarde de su error; el aludido sonreía con sarcasmo.
- ¿Me lo habrías dado?- su voz se escuchó un tono más bajo, suficiente como para que Harry quisiera llevar las manos a su cuerpo y recorrerlo. No se dio cuenta cuando el rubio ya volvía a estar a tan sólo centímetros. Se quedaron en silencio, sintiendo las respiraciones del otro en sus labios-. ¿Es que acaso te atrae Malfoy? ¿Estás cansado de los héroes? ¿Por qué no juegas con los malos por un rato?
El más bajo se lamió los labios mientras miraba la rosada, pero difusa silueta de los labios del otro. Ahora sabía por experiencia que su labios eran suaves al tacto.
- Yo... No lo sé. Tal vez. Quizás éste cansado, y quizás lo haga- ronroneó torpemente, acortando un poco la distancia. Su voz salió ronca, y estaba seguro de que su amigo de ahí abajo se despertaría en cualquier momento, y para su horror, Malfoy podría sentirlo, pese a todo, trató de mantener una expresión firme.
Draco se sorprendió gratamente por la nueva faceta del morocho, y llevó una mano al nudo de la corbata recién hecho, tomándolo con delicadeza.
- creo que quedó muy suelto- aseguró en tono juguetón mientras elevaba las cejas, Harry sonrió con picardía.
- Entonces aprétalo.
Malfoy tiró suavemente del nudo, haciendo que sus bocas se encontraran, esta vez con más delicadeza y dominio.
Los labios de Harry eran ásperos, mientras que los de Malfoy eran suaves como la seda. Juntos creaban una fricción húmeda que hizo a ambos adictos al instante.
Draco mordió el labio del morocho al final, del beso, a lo que éste respondió con un gemido. Cuando se separaron, rieron por lo bajo por la ironía de la situación.

- ¿Desde cuándo...?- fue interrumpido por el rubio.

- ¡Oh, callate, Potter!- replicó para besar con más intensidad al morocho, golpeando su espalda con la pared de piedra de aquel pasillo del séptimo piso.

Drarry One ShotsDär berättelser lever. Upptäck nu