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-Vámonos de aqui. -Dije sin aliento. Por primera vez en mi ho tiempo le siento feliz, y todo por ella.

-¿Donde? -Dijo Arely mientras ordenaba su cabello. Era tan hermosa.

-Donde sea, sólo quiero estar contigo. Pero, saldré yo primero. Puede que tu hermano nos vea. Te espero, pequeña. -Dije dándole un pequeño beso en los labios y saliendo.

Me sentía tan jodidamente completo. Después de tanto tiempo.. ¿Es que acaso esto es real? Caminaba por en medio de toda esa gente, con una sonrisa en la cara. ¿A quien engañó? Después de todo lo que he pasado... Ella siempre ha sido mi problema favorito.

Alguien me saco de mis pensamientos.

-Manuel.. -Dijo una chica abrazándome y luego dándome un beso en la mejilla.

-Oh, hola. -Le dije a Mónica. Dios, ¿como decirle que me deje la maldita vida en paz sin ser grosero?

-Ven, vamos a bailar.

-No, no puedo. -Dije soltandome de su agarre. Empecé a caminar lejos de ella, sentía que me llamaba pero ña ignoré.

En mi mente sólo estaba Arely.

Entre a mi auto y la espere. Minutos después apareció ella con ese hermoso vestido color rojo y con esa sonrisa que tanto me encanta.

-Dios, ¡hay muchas personas ahí! -Dijo y yo reí.

-¿Donde quieres ir?

-No lo sé. O, bueno, sí. Vamos a tu lugar favorito, ¡prometo no quedarme dormida está vez!

-Tus deseos son órdenes. -Dije sonriéndole.

En el camino no pude evitar voltear un par de veces para verla. Ella me miraba y sonreía nerviosa.

Después ella encendió la radio y Kids de MGMT sonaba. Los dos empezamos a cantar la canción a todo pulmón.

-Llegamos. -Dije saliendo del auto y abriendo su puerta. Esto sólo lo hacia con mi madre.

Ella salió con una sonrisa en la cara y de la mano entramos a la casa. Ella apenas entró, se quitó los tacones que llevaba. Con los tacones, o sin ellos, ella siempre se va a ver pequeña.

Mía.

-¿Tienes hambre?

-Si. -Dijo ella mientras se sentaba en el sofá.

Busque el teléfono y pedí una pizza. Espero que no demoré, porque yo también muero de hambre. Me senté en el sofá a lado de ella.

-Juguemos a las 20 preguntas. -Oh  Dios, ¿que le diré de mi asquerosa vida?

-Empiezo yo. -Dije aprovechandome de la situación. Ella asintió.

-¿Que pasa con Omar? -Ella suspiro.

-No se como pude estar con el. Digo, no tuvimos nada serio pero.. Él es un imbécil. No sabes cómo me arrepiento de alguna vez haber salido con el.

-¿Pero entonces porque decidiste salir con el? ¿Te gusta?

-Es sólo una pregunta Manuel y es mi turno. -Suspiré.

-¿A que edad perdiste tu virginidad?

-Creo que a los 14, o a los 13. No lo recuerdo. -Dije y ella se sorprendió

-Fuiste tu la que hizo la pregunta. -Ella río.

-¿Te gusta Omar?

-Oh, no. Para nada. Nunca me gustó.

-¿Porque me besaste ese día? -Dijo ella, podía notar lo nervioso que estaba.

-Porque queria. Me gustabas. ¿Y sabes? No sabes desde ese momento lo mucho que he deseado tus labios.

Ella tomó la iniciativa y se acercó a mí para darme un beso. Sus manos se perdieron en mi cabello y las mías en su cintura, luego nos separamos por falta de aire.

-No sabes lo duro que fue para mí verte con diferentes chicas todo este tiempo.

-Pensé que cualquier chica me haría olvidarte. Nunca lo conseguí.

-Eso fue lo que hice exactamente con Omar. Tampoco funcionó. -Yo sonreí.

-Te quiero, ¿lo sabías?

-Yo te quiero mucho más. -No lo creo. Ella no tiene idea de lo mucho que la quiero. Todo, absolutamente todo, de ella me encantaba. Estoy enamorado incluso de sus defectos.

El timbre nos interrumpió.

-Yo abro. -Dijo ella mientras se dirigía a la puerta y yo buscaba el dinero.

-Preciosa, son 5.99. ¿Estas sola? -Escuche decir a ese imbécil que trajo la pizza.

Me acerqué a ellos y abrace a Arely por detrás dándole un beso en la mejilla.

-No. No lo esta. ¿Por que? ¿Algún problema? -Él me entregó la pizza y respondió nervioso.

-No.

-Muy bien. No me gustan los problemas, ¿Sabes?

-A mi tampoco.. -Dijo dando una vuelta y se fue lo más rápido que pudo.

Voltee a ver a Arely y los dos estábamos soltando carcajadas.

-Creo que le tendré que dejar claro a muchos que eres Mi pequeña. -Ella sonrió y me abrazo.

-Tuya. -Esas palabras me dejaron sin aliento. Mi corazón latía con tanta fuerza que sentía que podía salir en cualquier momento.

Me acerqué a ella y le di un beso. Luego la agarré de la mano y nos dirigimos a la cocina donde comeriamos.

Risas, besos, abrazos, películas, una sábana, sofá, palomitas, confesiones.

Con eso se presume mi noche perfecta.

Y finalmente, una Arely, dormida en mi pecho.

ERES MIA PEQUEÑAWhere stories live. Discover now