Desde la frívola felicidad hasta las lágrimas detrás de una sonrisa

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Cuando empiezo a sonreír, se me hace mucho más dificil mis poemas escribir.

Tal parece que la melancolía detrás de mis escritos es la clave ideal para la armonía en ellos.

Y es que la felicidad es frívola, incandescente, tan inexistente.
Cual la luz del túnel después de la muerte.

En cambio, la tristeza es tan real, que al volverse a leer, se vuelve a sentir, se vuelve a vivir, y entonces se vuelve a caer...  en caras, barrios, personas, poemas, cartas, semanas, años, viajes,  palomas...

La tristeza nunca viene solitaria, sin amigo. La tristeza siempre viene conjunta,  incluso de un mal chiste,  para tener el gusto,  de reírse...
... llorando.

Las sonrisas más caras siempre son aquellas que acompañan a las lágrimas.
Las más baratas son aquellas que aparecen sin esfuerzo alguno, nunca con esfuerzo de más.

A la tristeza se le reconoce en cualquier lado, a la felicidad sólo se le conoce de lejos.

Los 365 PoemasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora