×Único×

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♪Never shout never - Happy♪

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La clase de matemática es demasiado aburrida, ya no quiero escuchar más sobre ecuaciones de letras con números y sus raíces cuadradas. Siento que mi cabeza va a explotar si sigo escuchando la voz monótona de ese profesor, de verdad, ni siquiera el locutor de la radio en las mañanas es tan latoso.

Mi mirada se pasea por el salón, ya no aguantaba más ver al pizarrón, me mareaba, demasiadas combinaciones extrañas que no terminaban de entrar a mi cerebro.

Suelo ser el chico que no habla en clases pero que miraba todo, ese que crees que te está acosando cuando en realidad está estudiándote, aunque espera... eso es peor.

De todas formas, me gusta observar a las personas, me entretiene, la mayoría de las personas se me hacen muy interesantes. Su comportamiento y forma de ser o, a veces, lo que fingen ser. Lo digo porque el chico al otro extremo del salón es mi vecino y aunque es uno de los abusadores de la clase, cuando está en su casa juega con sus hermanitos y los cuida como nadie.

La cosa es que, de tanto observar y estudiar las personalidades de mis compañeros, he comenzado a crear diferentes grupos en donde los coloco a cada uno, un método para no aburrirme.

Por ejemplo, está el chico malo que es añorado por todas las chicas, aunque en realidad de malo solo tiene el nombre y la ropa porque en un receso lo vi ayudando a niños de primaria a bajar un gatito de un árbol. Por otra parte, estas chicas que andan buscando novio en vez de estudiar, las llamo alborotadas, porque no hay ningún otro concepto para definir a alguien que estrangula su dedo con sus cabellos cuando hablan con un tipo de clases mayores.

También, están los que se sientan adelante y siempre prestan atención; mi eterno respeto a ellos por cierto, soportan el mal aliento del profesor en primera fila, o corren el riesgo de estar siempre a la vista para preguntas incomodas. Ay, y pensar que deben reírse con más razón de los malos chistes del profesor de geografía, les compadezco.

Después estaban los de en medio. En realidad la fila de en medio es mi favorita entre todas y les diré la razón: Hay dos chicos allí que siempre, y créanme cuando les digo, siempre buscan estar en contacto, sea simplemente rozando sus dedos un poco, siempre están tocándose de manera sutil y es tan, tan adorable que hay días en los que simplemente me concentro en ellos, y son los mejores días la verdad, llego a mi casa con una boba sonrisa, porque es de ese tipo de demostración de afecto tan suave y lindo que ni siquiera el más macho de los machos se resistiría.

Justo ahora, YoonGi, uno de los chicos, se encontraba desparramado en su sitio, con su cabeza apoyada en uno de sus brazos mientras que su mano libre trazaba patrones abstractos en la espalda del chico que estaba justo sentado frente a él, JiMin, un muchacho algo menudo pero de mejillas como duraznos con un rosa natural en ellos, era adorable por sí mismo y no era el único que lo pensaba. NamJoon, un amigo dos años mayor, estaba con él en clase de música y no dejaba de decirme que el pequeño chico siempre hacía gestos adorables a YoonGi, quien tocaba piano en el mismo club, y que siempre que lo hacía el sentía un pinchazo de ternura porque, como dije, ni siquiera el rudo y calculador NamJoon podía resistirse a esos gestos y a ese par juntos.

Como decía, pude ver cómo una sonrisa sutil estaba pintada en los labios del chico que prestaba atención a la clase -tenía la gran suerte de que estaban casi en frente de mí en la otra fila, y podía verlos perfectamente de perfil-, esa misma sonrisa que se amplió un poco más cuando YoonGi dio unos pequeños toques sutiles, me pregunto si le estará escribiendo algo en la espalda, achine más mis ojos, tratando de adivinar que le escribía: Eres... tan... ti--

Two boys touching ≈ «y.m»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora