En ese instante, y antes de que siquiera me diera cuenta, Black tomó el vaso de Lilianne a su lado y me lo tiró encima. Dejé salir un grito ahogado de sorpresa.

Lo que sea que Lily estuviera tomando estaba helado. Se me pegó en la camisa blanca del uniforme y dejó una mancha húmeda en la túnica.

-Vas a pagar ésto -Le advertí. Le saqué un trozo de chocolate a Remus y lo embarré totalmente en su rostro.

Eso fue el inicio. Luego de unos minutos, habíamos desatado el caos. Remus y Kate -que había aparecido por arte de magia-trataban de evitar que siguiera lanzando comida al azabache frente a mí, pero entonces notaron que sólo empeoraba las cosas y se metieron bajo la mesa junto con Peter y la mayoría de los alumnos de Hufflepuff, Ravenclaw y Slytherin. Aunque algunas serpientes habían aprovechado el momento para vengarse un poco de mi casa, no lo dudo.

-Eres una violenta -Gritó Sirius escondiendo su rostro tras un plato-. Y una impulsiva.

Me detuve un segundo con un vaso con líquido desconocido en la mano.

-¿Quién fue el que empezó esto?
-Le grité de vuelta, arrojando el vaso en su dirección- ¡Tú eres un mujeriego y un cínico, y un descerebrado que no piensa en nadie más que en sí mismo!

-¡Pues tú eres una enana insensible!

-¡Me vuelves a decir enana y te corto la lengua!

-¡Mi vilvis i dicir inini y ti cirti li lingui! -Repitió burlesco-. ¡Eres una enana!

Eso fue la gota que rebalsó el vaso. En un santiamén, subí sobre la larga mesa y salté sobre Sirius. En consecuencia, los dos caímos al suelo. Comenzamos a rodar por el suelo, lanzando gritos de frustración y tirandonos del pelo.

-¡Ya basta! -Gritó Minnie, pero nadie le hizo caso. Me coloqué sobre Sirius, lo que me permitió dar un vistazo alrededor: En la mesa de profesores, McGonagall estaba por sacar la varita, pero el director Dumbledore se lo impidió. Los demás profesores se escondían tras los platos o bajo la mesa.

Me desconcentré un segundo, pero eso fue suficiente para que Sirius librara las manos y me hiciera cosquillas en el estómago. Me perdí riendo como maniática, tanto que Sirius terminó contagiándose. Estaba agotada.

Pelear con tu mejor amigo es de los peores deportes.

Black me soltó las manos y se acostó cansado a mi lado. Tenía el pelo revuelto y comida en too el rostro, pero sonreía. Seguramente yo estaba igual.

-Siento haberte lanzado comida.

-Siento haberte dicho que eras un idiota -Susurré, sorprendiendome a mi misma.

Sirius no le dio importancia.

-Supongo que tienes razón.
-Admitió-. Yo siento haberte llamado enana...es que lo eres..mides como un metro cincuenta.

-Un metro cincuenta y uno -Lo corregí y los dos reímos-. No sé qué haría sin ti, Black.

-Ni yo sin ti Lupin.

-No lo digas cerca de Remus. Sigue creyendo que él es tu Lupin favorito.

La guerra se detuvo. Creo que todo giraba en torno a Sirius y a mi, por lo que cuando paramos, los demás también lo hicieron.
James, Peter, Remus y Kate salieron de debajo de la mesa con rostro crispado. Estaban cubiertos de comida y claramente enfurecidos.

Abrieron la boca para comenzar a sermonearnos pero la voz severa de Minnie los detuvo.

-Esto es una vergüenza para la casa Gryffindor. -Exclamó acomodando el sombrero verde hongo sobre su cabeza-. En todos mis años de trabajo, nunca había presenciado acto semejante. Y proveniente de mi misma casa.

Kate alzó un dedo indecisa-: Yo soy de Ravenclaw.

Flitwick ahogó un grito de sorpresa desde su lugar. Creo que era la primera vez que presentía como un alumno de su casa era castigado.

-Ustedes seis sufrirán las consecuencias de su acto.

Tragué saliva nerviosa. Por cómo lo decía, presentía que iba a dejar que Filch nos colgara con esposas.

-Vamos, Minnie -Dijo James entrecerrando los ojos- Somos buenos chicos.

Minnie rodó los ojos, ignorándolo olímpicamente.

-20 puntos menos para Ravenclaw y para Gryffindor por cada uno -Pudo ser peor- Y están castigados hasta enero.

Apenas era mitad de septiembre.

Silencio. Luego, quejas. Nuestras voces se perdían entre los demás reclamos y las risas burlonas de las serpientes.

-Pero nosotros no hicimos nada
-Exclamó Kate, claramente confundida.

-Podrían haberlos detenido.

-¡Era imposible detenerlos! Usted lo vio, profesora. -Kate se colgó de la túnica rogándole- Parecían poseídos.

-Pero ahora están bien, señorita.

-¡Pero porque están dementes!
-Kate perdió la paciencia.

Me sentí un poco culpable. No estaríamos en esta situación sino me hubiera enfurecido con Sirius por besar a esa chica. Y a todas las demás chicas.

-Nosotros nos merecemos un castigo -Dijo Sirius con una mueca-. No los castigue a ellos por algo en lo que no tuvieron nada que ver.

Minnie dudó antes de aceptar.
Le resto 40 puntos a Gryffindor y se marchó hacia la mesa de los profesores mientras limpiaba alrededor con la varita.
Cuando llegó a sentarse, las mesas estaban perfectamente ordenadas y relucientes.

Dumbledore se paró de su lugar y sonrió afable hasta nuestro grupo. Seguíamos parados y repletos de comida, igual que la mayoría del alumnado.

-Creo que todos necesitamos un buen baño -Supuso sonriente sacando un pedazo de pescado de la barba.

Kate, con el rostro decidido, tomó mi brazo y me jaló todo el trayecto hacia la Sala Común de Ravenclaw, seguidas por todos los demás integrantes de la casa que me miraban con mala cara.
Uno de los prefectos pasó al frente y acertó en la adivinanza, por lo que pudimos entrar.

Recién puse un pie dentro, y los gemelos Sean y Thomas saltaron a abrazarme. Nos habíamos convertido en buenos amigos, pero casi no los veía por los diferentes horarios.

-¿Pero qué les pasó?
-Preguntaron sorprendidos al unísono.

Kate lanzó un gruñido y los dos chicos se apartaron.

-Después les cuenta, pero ahora necesitamos un baño y una buena charla.

Agité mi mano en forma de despedida antes de perderme tras una esquina.

-Muy bien -Dijo Kate lanzándome una pila de ropa y tomando una para ella-. Nos bañamos y me cuentas qué demonios te pasa.

Intenté detenerme lo más posible en la ducha, pero Kate me amenazó con agua fría y tuve que salir casi corriendo. La ropa me quedaba grande, especialmente los pantalones pero no objeté al respecto. Kate me esperaba sentada sobre su cama, pintándose las uñas con la varita.

Cuando me vio salir, me sentó a la fuerza y echó a sus compañeras de cuarto, que eran simpáticas pero bastante estrictas.

-Dime. -Exigió-Dame una buena excusa que cubra lo que pasó en el comedor.

Suspiré nerviosa. Era ahora o nunca.

Al principio, solté un montón de insultos hacia Sirius tratando de explicar que sus actitudes eran las que me habían llevado a actuar de esa manera.

Sin embargo, Kate no parecía creerme.

-Jude, te conozco. Dime la verdad.

-Creo que me gusta Black
-Confesé antes de que la pelirroja volviera a abrir la boca.

Se quedó en shock. Literal. Yo también lo hice. Mi subconsciente me había delatado. Ahora entiendo a qué se refería Sirius con lo de impulsiva.

-Ay Merlín -Susurró Kate.

hurricane; maraudersWhere stories live. Discover now