[21]

3K 360 109
                                    

-¿Tienen que hacer esto en el desayuno? -Pregunté asqueada, desviando los ojos ante la imagen de Sirius besando a una chica de Hufflepuff contra la pared del Gran Comedor.

James sonrió divertido, mientras despeinaba mi pelo a propósito y le daba un repaso a unas chicas de Ravenclaw que le hacían ojitos al pasar.

Para apenas estar en tercer año, recuerdo haber pensado, James y Sirius eran tremendamente populares en la comunidad femenina; bastantes se morían por recibir una mirada. Y otras, considerándose afortunadas, se pavoneaban orgullosas de haber conseguido un beso.

Las odiaba. De verdad lo hacía. Eran más maquillaje que cerebro, preocupadas siempre por mantener una apariencia perfecta.

Aunque también mis amigos tenían la culpa. Eran como abejas: iban volando de flor en flor, consiguiendo lo que querían de cada una como en ese preciso momento.

Cuando la sesión de besuqueo terminó, Sirius dejó a la chica y se sentó de lo más tranquilo frente a mi. No parecía para nada afectado. Como si la situación anterior no hubiera pasado.

-¿Al menos sabes cómo se llama?
-Pregunté enojada.

Sirius se encogió de hombros, desinteresado como el mismo.

-Creo que era Lucy, o Luna, o Lena... -Mis mejillas se colorearon de la indignación.

-¿La besas por más de quince minutos y no tienes la dignidad de preguntarle su nombre?
-Remus me sujetó de la cintura.

No me había dado cuenta de que me estaba inclinando sobre la mesa hasta el segundo en que me forzó a volver al asiento.

Sirius volvió a encogerse de hombros.

-No me importa como se llama. Sólo la besé.

-¡Entonces, eres un idiota!

James, Peter, Remus, Kate, Dumbledore, la señora Norris y todo el alumnado de Hogwarts se volteó hasta la mesa de Gryffindor sorprendido.

Sirius me observó estupefacto con una tostada a medio camino. Tenía los ojos desorbitados y su boca se abría intentando que las palabras salieran.

Yo misma me sorprendí de mi actitud. Nunca había osado a insultar a uno de mis amigos si no era en forma de chiste, pero estaba cegada por una furia indescriptible. Sólo quería calmar a la tormenta que se había desatado en mi interior.

Sirius estaba furioso. A duras penas pudo modular las palabras: -¿Desde cuándo te interesa lo que hago o no?
-Preguntó con las cejas arqueadas.

Apreté los puños con furia bajo la mesa.

-Desde que entré en razón de que eres un mujeriego descerebrado. -Respondí levantando la voz una décima. Sirius abrió la boca ofendido, pero luego, sorprendentemente, sonrió burlesco.

-¿Acaso estás celosa?

Pero que diota.

Estaba tan enfurecida que había comenzado a nevar; copos y copos caían a nuestro alrededor. -Dumbledore sonreía, no se el por qué-.

-¿De que usen y me desechen como basura? -Pregunté sarcástica- Oh claro que sí. Suelo soñar con ello todas las noches.

Sirius apretó tanto la tostada que ésta terminó rompiéndose en migajas sobre la mesa.

-Por lo menos, yo he besado a alguien -Repuso él con un gruñido- No como tú.

Golpe bajo.

-Si yo no he besado a alguien, es porque no he querido.

-Si, claro. Y yo soy un unicornio.

-¿De verdad? -Me burlé con fingida sorpresa- Digo, lo presentía. Ya sabes, los cuernos.

hurricane; maraudersTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang