Caminos a Montserrat.

Capitulo III Primer camino

En agosto de 2010 pase al segundo año de secundaría y durante ese lapso, conocí a varias personas; de las cuales, no a todas les daré el reconocimiento de ser un buen capitulo en mi vida, ni me centraré en hacer mención a ellas. Por lo que este capitulo lo dedicaré a una persona verdaderamente especial y que merece se haga memoria en su nombre. No obstante, en los párrafos siguientes, por respeto a su honor y al de su familia, omitiré el nombre de esta gran mujer, puesto que no sería ético de mi parte dilucidarlo en el presente escrito, por ende únicamente he de referirme a ella como "G.M".

"G.M" y yo, fuimos novios durante ese segundo año de escuela, es algo que me hace sentir realmente feliz por estar aun en mi memoria, y si bien debo admitir no creamos un vinculo de amor eterno, cuando la relación llegó a su fin mantuvimos la comunicación entre nosotros, y en el caso de que alguno necesitara la ayuda del otro, estaríamos dispuestos a brindarla.

De tal suerte, que siempre he pensado en la forma en que nos conocimos, como la verdadera razón por la que decidimos seguir siendo amigos al terminar la relación, y es que ese momento fue bastante peculiar e incluso algo muy distintivo, estábamos a unos cuantos meses de terminar el año de 2010 y en la etapa de mi secundaria, aun se organizaban fiestas para los estudiantes cada cierto tiempo, conocidas en aquel entonces como "tardeadas". Por lo regular las tardeadas eran bastante emocionantes, cada una tenía lo suyo, esto a pesar de que las realizaban en el auditorio de la escuela bajo la supervisión de los maestros, quienes vigilaban que los jóvenes no se besaran o bailaran demasiado juntos; ya saben, si el maestro no es feliz con su sueldo, el alumno a su cargo tampoco tiene derecho a serlo, y además tenían prohibida la venta de alcohol, a la cual todo mundo estaba en contra, aunque debo aceptarlo la música era muy buena. Y pues bien, continuando con lo de cómo conocí a "G.M.", era el mes de octubre 2010 y me encontraba con unos amigos en la tardeada conmemorativa al día de Halloween, platicábamos sobre lo ridículos que se veían los de primer año intentando bailar lo que en ese tiempo le llamaban "tectonic", era un baile que se puso de moda cuando LMFAO sacó a la luz "Party Rock Anthem", consistía en enredarse los brazos de un lado a otro y dar pequeños saltos en el piso, y claro, para verte más "cool" podías usar un mallón atigrado. Para cuando terminamos de reír, se acercó una chica a preguntar mi nombre, no era muy agraciada que digamos, así que únicamente actúe por cortesía y le dije que me llamaba Daniel. -Vale, mucho gusto, yo soy Melanie -respondió de forma secante. -La que te quiere conocer es una amiga mía, está por allá.- Señaló a una chica que se encontraba a unos cuantos metros.

Desvié la mirada hacía mi derecha para ver de quién se trataba y justo en el momento en que la vi, quedé pasmado por su figura.

-¡Mierda viejo, mandaste un ángel! -por fortuna solo murmuré en mi mente, y era de esperarse, la vestimenta de aquella chica era tan excitante, llevaba una minifalda escocesa, una blusa de tirantes con escote, negra como la noche y unas botas de casquillo del mismo color, sin ninguna oportunidad, su piel y su rostro me dejaron atónito, lo cual era obvio, se trababa de una chica realmente hermosa o al menos esa fue la impresión que tuve al verla a lo lejos, con esa minifalda escocesa a cuadros rojos.

Cuando por fin logré regresar a la tierra de los simples mortales, di el primer paso para avanzar hacía ella y mientras caminaba no podía pensar en otra cosa que no fuera el escote en su espalda, ni siquiera en qué le diría al llegar. Finalmente, cuando logre pararme frente a ella, lo único que se le ocurrió decir a mi yo de 14 años fue:

-¡Hey, hola! Em... ¡te ves muy hermosa!

-Ay hola, gracias. Igual tú.

-¿Yo también me veo hermoso?

-Ja, ja, ja, no tonto. ¿Ya me dirás tu nombre?

-¡Oh! Cierto, ja, ja, ja. Perdona, soy Daniel ¿Te invito un refresco?