Húmedas interrupciones.

Start from the beginning
                                    

Cuando por fin doy con ella, siento el ligero sentimiento de triunfo. La abrazo fuerte, estos pequeños triunfos me demuestran que puedo hacer cosas por mí mismo. El teléfono de la habitación da algunos timbrazos. Guiándome por su sonido, llego hasta donde está para contestar la llamada. La recepcionista me informa que Mady se encuentra en el Lobby, le aclaro que le permita subir y en un par de minutos, oigo los pequeños toques que produce ella al tocar la puerta.

Llego hasta la puerta, no sin antes tropezarme con otros objetos. Al abrirla, Mady estrella su cuerpo contra el mío. Le devuelvo su cálido abrazo y le doy un ligero beso en su cabecita.

—¡Qué grata sorpresa, Mady!

Me aprieta más fuerte y la escucho inhalar en mi pecho. Luego lleva sus manos a mis mejillas para acunarlas, presiona sus pulgares en estas y provoca que mis labios se abran en un círculo.

—No mientas, Aiden. —Percibo en su tono de voz, pequeñas notas de enfado—. Ni siquiera contestas mis llamadas.

—No digas eso, he estado un poco ocupado —contesto con un toque burlón.

Me aparto un poco para que Mady pueda cerrar la puerta. Es muy dramática cuando se lo propone. Nos sentamos en la cama, trato de apartar algunos mechones de mi cara.

—¿Cómo te ha ido con tu amiga?

—¿Cuál amiga? —musita, como si no supiera.

—La que viniste a visitar aquí en Vaduz.

—¡Ah!

—¿Me estás mintiendo, Mady? —resoplo, confundido.

—¡Claro que no! —escupe con voz fuerte—. Me ofendes, Aiden.

—Lo siento. —Levanto mis manos.

Alarga su mano y cubre la mía con la de ella.

—Sabes que yo te perdonaría cualquier cosa —susurra, suave. Levanta su otra mano para acariciar mi mejilla—. No entiendo por qué estás aquí, vámonos a casa.

No puedo ocultarle mi malestar a Mady. Primero mi madre, ahora ella. Aparto su palma para rascarme un poco el mentón.

—Estoy participando en las audiciones para ganar la Beca.

—¿Lo dices en serio?

Me cabrea un poco su pregunta, estoy seguro de que Mady aún piensa que estoy aquí tratando de olvidar a Hannah. Mi relación con ella fue algo irrelevante para mí, ya pasé la página. Siempre tuvo razón con respecto a ella, y eso que era su mejor amiga, mas no voy a hacer a leña con el árbol caído.

—No te preocupes innecesariamente.

—No necesitas para nada esta estúpida beca, y lo sabes bien. Te desapareces sin más. Cuando por fin tomas una de todas las llamadas que te he hecho, me vienes con este cuento —reprocha y siento por momentos que se le quiebra la voz—. Siento que me ocultas algo... Pensaba que entre nosotros no había secretos.

—Créeme cuando te digo que mi estancia aquí en Vaduz, es por las audiciones. —La abrazo y espero que sienta la sinceridad de mis palabras—. Si no te avisé es porque no tengo que decirte todo lo que hago, yo tampoco te he pedido que lo hagas.

—Sabes que me preocupo por ti, Aiden. —Se acerca un poco más para abrazarme y esconde su rostro en mi cuello—. No quiero que te pase nada malo.

—Lo sé, agradezco tu preocupación, algo injustificada, por cierto. —Me enternece su preocupación—. Sé cuidarme muy bien. Akos siempre me acompaña.

—Eso lo sé, pero no puedo evitar preocuparme. —Siento que sonríe—. Aiden, me gustaría peinar tu cabello... ¿Puedo?

No entiendo la manía que tiene Mady con mi pelo. Le afirmo que puede peinarme, a lo que responde dando un grito de alegría y deposita un beso en mi mejilla. Pasa un buen rato para que entre Akos con mis cachorros, mi Peach reclama su puesto junto a mí, en pocas palabras, casi saca de la cama a mi amiga.

Soldat Where stories live. Discover now