2. Darkness

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Narra Johann

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Narra Johann

No le dije a mis amigas que pasaría las vacaciones de invierno en el internado porque sabía que ellas se quedarían conmigo y no quería ser una carga durante todas las vacaciones por el mero hecho de que mis padres me hablaban una o dos veces por mes. Creerán que para un adolescente es una bendición de que tus padres no estén al tanto de lo que hacés pero... a mí en cierto modo de me afecta.

Suelo tener una apariencia fría, pero en realidad no soy esa persona que todos creen que soy. Puedo ser yo mismo con mis únicas amigas... No me gusta hacerme amigo de otros chicos del internado porque absolutamente TODOS son unos inmaduros que se ríen por cualquier cosa, parece que nunca pasaron a ser adultos como deberían ser.

Un ejemplo de estos desaforados; mi compañero de habitación Lewis que es el jugador suplente del equipo de fútbol... no podría expresar con palabras apropiadas todas las estupideces que se manda en un solo día. Totalmente insoportable.

Por suerte, fue a su casa para las vacaciones de invierno. Pasé todas las vacaciones en mi habitación: viendo películas, leyendo libros... y estar en silencio en la oscuridad de mi habitación. Sólo salía para ir al comedor o para ir al baño. Penoso, ¿no?

No es que me ponga de quisquilloso ni histérico, pero si estuviera escuchando todo el día sobre la cantidad de estupideces que recorren los pasillos, ya me hubiera dado un derrame cerebral. Mis padres siempre insistieron en que fuera a un club a practicar algún deporte pero ellos nunca entendieron que lo que más me interesaba era la literatura... y tampoco entendieron que tipo de gente me rodeaba.

Podría decirse que soy la "decepción" de mi familia. Mis hermanos mayores son grandes atletas y tienen los mejores promedios de su curso. Y yo... bueno... mis notas son estables y la única materia con diez es Literatura Inglesa.

Ni mis hermanos se contactan conmigo ya... Devi y Adelaine fueron las únicas que pudieron entrar al globo que había creado para alejar a todos de mí. Fueron las únicas que pudieron ganar mi compasión, lealtad y un lugar en mi vida.

Hubo un tiempo en que había creado ese globo para alejar o evitar a las demás personas condenándome a mi propia soledad, pero ya saben, si nadie entra, nadie lastima. Pero ellas nunca me han fallado.

Gran alivio fue el mío cuando Devi volvió dos días antes de que retomáramos las clases. Le mandé un mensaje, simulando como que ya había llegado, y acordamos en vernos. Así que salí de la penumbra de mi habitación hacia la residencia donde se instalaban Devi y Adelaine. Con ellas era sobreprotector, por más que no fueran tan sociables (como yo) los hombres siempre intentaban algo con ellas y yo las defendía. Recuerdo una vez que un chico acorraló a Adelaine en uno de los pasillos, los encontré cuando el chico intentaba besarla (ella lo empujaba, pero él no cedía) y acabamos en puñetazos. En el internado podría decirse que soy "temido" por parte de los chicos, las chicas se me insinuaban, pero yo las ignoraba. No quiero una mujer que se regale a un hombre, prefiero a una por la cual yo tenga que luchar por su atención.

A penas consciente de lo que pasaba alrededor mío por estar metido en mis pensamientos, cuando me encontraba cerrando mi habitación, sentí un portazo proveniente de la habitación enfrente a la mía. 

Por un momento me pareció totalmente normal hasta que recordé que nadie se alojaba en aquella habitación. Gruñí bajo, reprochándome de haberme asustado por esa estupidez... tal vez habría sido alguna alucinación u otra puerta del mismo piso. <<Maricón>>, me dije y seguí mi camino hacia la residencia de Devi.   

Me encontré con Devi en el pasillo de su residencia, donde un silencio reinaba por la estancia. Me abrazó rápidamente y volvió a verme a los ojos. Sonrió un poco y, con tan sólo miradas, fuimos hacia el patio frontal de la residencia.

- ¿Cómo te fue en las fiestas? - preguntó, frotándose las palmas de sus manos, donde se veían apenas ríos azules que surcaban sus manos por el frío.

- Bien... Creo que al fin algo normal... -dije intentando evadir las siguientes preguntas sobre que hice... como ya saben... penoso.

- Bueno... digamos que la mía no fue la mejor de todas.

- ¿Qué pasó?

- Peleas, insultos... sabés que lo que más me afecta es la violencia por más que estemos en contacto durante el día, hasta el más mínimo insulto.

- Tu padre y tu padrastro, no son una buena combinación.

- Ni hablemos de mi madre y mi madrastra...-dijo cubriéndose el rostro.

- <<El mundo no tiene que adaptarse a ti, tú tienes que adaptarte a el mundo>>-pensé en voz alta.

- ¿De dónde es eso?

- No sé, lo escuché en algún lado.

La abracé por los hombros, brindándole apoyo. Cuando estaba en mis vacaciones de invierno me había dejado llevar por la oscuridad; en la ira de que mis padres vivieran la vida loca llamándome dos veces al mes... ni siquiera me llamaron por Navidad... ni siquiera atendieron.

Con mis amigas me mostraba fuerte y comprensivo: porque si nosotros no teníamos ningún punto de apoyo... ¿quién se haría cargo de nosotros?

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