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El reloj marcaba las 10 de la noche.
La mansión Benson ya estaba en completo silencio. Mónica lavaba los platos, Miguel se aseguraba de que Tino y Cato terminaran sus tareas, Amanda pasaba el plumero por el mueble repleto de jarrones de Sharon (como por décima quinta vez) y Luna, se encontraba inmersa en mil pensamientos y fantasías, pensaba en Matteo.

—Luna.

La llamó su madre, ella no tuvo reacción alguna.

—Luna, ya es tarde. Apaga las luces antes de subir al cuarto, no te demores, y buenas noches cariño.

Ella depositó un beso en la cabeza de Luna y ésta sonrió asintiendo con su cabeza. Los minutos pasaban, y Luna seguía allí, inmóvil. Tan sólo pensando en él, en Matteo, su chico fresa. En como la abrazaba cada vez que ella se sentía mal. En su sonrisa, esa que él le regalaba a pesar de ella ser tan despistada, y chocarlo sesenta veces al día.
Pensaba en sus ojos, tan profundos y sinceros cada vez que él le decía que tan importante era ella en su vida.
Wow, ese chico sí que la volvía loca, le generaba un desastre dentro de ella.
Un golpe en la puerta de servicio la descoloco de sus pensamientos.
Dos, tres, cuatro golpes.

—¿Quien anda ahí? —preguntó con su voz temblorosa—, neta, no es divertido si se trata de una broma. —dijo—

—Luna. —susurró una masculina voz desde la puerta, ella tomó un palo de amazar de la alacena, y se dirigió sigilosamente hacia la puerta y rápidamente la abrió— ¡sorpresa!

Ella cerró los ojos con cierto temor, hasta que el lugar se inundó de una risa, esa risa, la risa que ella anhelaba tanto.
Abrió su ojo, y al verlo ahí, a él, a su chico fresa, una fuerte risa salió de su boca, bajó el palo de amazar, y lo abrazó.

—Por poco me matas.

—Lo siento, no era mi intención.

Dijo aún riendo, sin intenciones de soltarse de su abrazo.

—De seguro vienes a ver a Ámbar —dijo Luna, y el sólo la miró con atención—, si quieres la busco, está en su cuarto.

Él sólo negó con su cabeza.

—No chica delivery —rió—, no vine por Ámbar.

—¿Ah, no?

—No Luna, vine por tí.

Ella quedó atónita en su lugar, sólo lo miró y esbozó una pequeña sonrisa.

—¿Es neta? Tu viniste... ¿por mí?

—Necesitaba verte, es que, mira, mi casa es un completo descontrol. Y tu, haces mi vida un poco mejor. Necesitaba esa sensación de felicidad, como la que siento cuando estoy contigo, ¿entiendes? ¿puedo quedarme un rato? te juro que no molestaré.

Luna quedó asombrada, es más, se dió un pequeño pellizco para sentir que esto era real, y no era un sueño.

—Pues... —su voz sonaba entrecortada— claro, pero ven conmigo, si mis padres se enteran que estás aquí, o incluso la señora Benson, esto será un caos, y estaremos en graves problemas.

Ella lo tomó de la mano, y en pequeños pasos y sin hacer ruido lo llevó a su habitación, cuando llegaron, ella la cerró con cerrojo, y él se sentó en la cama.

—Wow, cuantos colores tienes aquí —dijo—, me agrada.

—Pues sí, en México nos suelen gustar mucho los colores, y si aquí los tengo, me siento más en casa y no tan sola. —dijo ella y agachó su cabeza—

—No estas sola, ¿aun no lo sabes? —dijo él mientras la tomaba de la mano y hacía que ella se sentara a su lado— yo estoy contigo, siempre. —dijo posando un mechón de su cabello detrás de su oreja—

—Gracias chico fresa —sonrió—, te quiero muchísimo.

—Y yo a tí, Luna.

Y en un acto seguido, él, tomo su cuello con ambas manos, y unió sus labios junto a los de ella, profundizandose en un beso, uno tan deseado por ambas partes.
Las mejillas de Luna ardían de una forma inexplicable. Las mariposas despertaron desordenando todo dentro de ella, y su corazón latía con fuerza.
Despues de unos segundos, mágicos por cierto, se separaron en busca de aire y ambos sonrieron sin despegar sus miradas.

—Creo que tengo que irme antes de que alguien me vea aquí. —dijo él, ella sólo asintió. seguía anonada por aquel beso tan maravilloso— Somos como Romeo y Julieta, ¿no crees?

Ambos rieron.

—Tal vez. —respondió Luna– Si sales por la ventana, creo que sí.

—Eso haré. —rió— Buenas noches chica delivery. —dijo parándose de la cama y dándole a Luna un fugaz beso en los labios— Nos vemos, Juliet.

—Adios Romeo, que descanses.

Dijo entre risas y él salió de allí con una sonrisa de oreja a oreja.
Luna se tumbó en la cama y miró al techo. Sólo podía pensar en él, lo mejor que le había pasado.

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Hola bebessss, pensaron que me iba? bueno no, acá estoy y siempre con más!!!🎉💕
Quería agradecerles por todo el apoyo, por sus votos, por sus comentarios. Quiero que sepan que siempre estoy leyendolos a pesar de no siempre responder, y que.... Ya estamos cerca de 1K en esta historia!!! GRACIAS GRACIAS GRACIAS❣❣❣

Les mando muchos besitos😘💛 los quiere, Val

disaster; lutteoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora