–¿Y cómo se llamaban tus padres? 

–Aleida y Bleecker. 

–Me habría encantado conocerlos. Y a tu hermana también. 

–Siento que a ellos les hubieras caído bien desde el principio, no como a mí. 

–¿Te caigo mal? –pregunta, mientras se separa de mí y me mira algo ofendido, o confundido. 

–Pues eres un cabrón mandón, ¿qué querías? –le digo de broma y él empieza a sonreír. 

–Sabes que me encanta serlo para ti. 

–Pues mal por ti. 

Se echa a reír y yo empiezo a sonreír. Platicar con él hace que me sienta más tranquila. 

–Cuéntame de tus tatuajes –le digo, ya con más animo. 

–¿Me estás pidiendo que me desnude? –dice alzando sus cejas. 

–¿Qué? ¡No! –le contesto, avergonzada. 

–¿Segura? No todos los días sucede que esté de humor para mostrar mi cuerpo a una hermosa chica –dice, como si estuviera coqueteando conmigo. 

–Presumido –. Él alza sus cejas de nuevo con humor, como si lo hubiera ofendido– Sólo quiero ver bien los de tus brazos. 

Espera, ¿me dijo hermosa? 

De nuevo siento que me ruborizo y Dastan se echa a reír otra vez–. Lo sé, nena –me dice, mientras me entrega sus brazos para que los vea. 

–¿Te gusta el trash polka? 

–Es mi estilo preferido, pero tengo de todo. 

–¿Y qué significan? No el trash, los tatuajes. 

–Pues a veces nada y todo. No todos tienen un significado, algunos me los hice simplemente porque me gustó el diseño. Pero este de aquí –me dice, señalando un reloj de arena en su brazo izquierdo–, me lo hice para recordar que viva el día a día y que lo disfrute. El tiempo no se detiene a esperar a ver si estoy de humor para continuar o no. Supongo que es al que más aprecio le tengo. 

–Yo también tengo uno tatuaje con trash polka, es un búho, lo tengo en las costillas. 

–Lo sé, lo vi el día que bailaste. ¿Significa algo? 

Me encojo de hombros–. Simplemente lo que representa un búho. Sabiduría. Me gusta aprender muchas cosas. 

–¿Y este? –pregunta, mientras toca el atrapa sueños que tengo en mi brazo izquierdo. 

–Siempre tengo pesadillas. Supongo que no funciona –le digo, quitándole importancia. 

–El ciervo es con puro dots, ¿verdad? 

–Sí. 

–¿Cuál fue tu primer tatuaje? 

–El ciervo, ¿y el tuyo? 

–El reloj. 

Eso me hace sonreír. 

–¿Qué? –pregunta con extrañeza. 

–Nada. Es raro que los dos hayamos empezado del mismo lado y en el mismo lugar. ¿Por qué... –me detengo. No se si deba preguntar. El hecho de que yo me haya abierto a él no quiere decir que él tenga que hacer lo mismo conmigo. 

–¿Qué, nena? 

¡Dios! Cada que me dice así me derrito. ¿Cómo una palabra tan estúpida me puede hacer sentir así? 

–Nada –contesto. 

–Dime. 

–No sé si deba. 

–Después de que te abriste a mí, no creo que tengas que sentir desconfianza en decirme lo que quieras. Aunque la verdad nunca te has guardado las cosas y las dices tal y como son –me dice sonriendo, y lleva una de sus manos a mi rostro y me acaricia con su pulgar en la mejilla. Cuando ve que no digo nada, continua–. Quieres saber por qué me hice el reloj, ¿verdad? 

­–No tienes que decirme. 

–Pero quiero hacerlo, en su momento –me dice, mientras me mira a los ojos y en ellos veo la suplica de que lo entienda y no presione más. 

Yo simplemente lo abrazo y al principio siento que se sorprende pero después me regresa el abrazo y nos quedamos así por mucho tiempo. No entiendo por que lo hice. Yo no abrazo ni doy besos, pero a él ya le he dado dos, en la mejilla, claro, pero al fin y al cabo son besos que no sé de donde me nació el dárselos, pero lo hice con cariño y sinceridad, y este abrazo es igual de sincero, siento una enorme necesidad de protegerlo. 

Ninguno de los dos dice nada, al menos no con palabras porque no es necesario,  nuestro abrazo habla por nosotros. Sus manos empiezan a acariciar mi espalda haciendo recorridos con las yemas de sus dedos y poco a poco me empiezo a sentir más tranquila y empiezo a dormitar, luego siento que Dastan se mueve y se levanta para cargarme, me lleva a mi habitación y me deja en la cama. 

Cuando se empieza a alejar, lo detengo–. Quédate –. No quiero que se vaya. 

Y se queda.

~ · ~ · ~ · ~ · ~ · ~ 

Cuando me despierto a la mañana siguiente, estoy sola. A pesar de que ayer fue un día muy intenso, siento que dormí y descansé como no lo hacía en años, y no tuve pesadillas. Con Dastan me siento protegida y segura, no sabía que necesitaba sentirme así. Desde que murió mi familia, el vivir el día a día se convirtió en rutina, es más segura cuando quieres olvidar. Por la única persona por la que me esfuerzo en levantarme y salir adelante es por mi Nicole. Pero desde que conocí a los Wolf mi vida está cambiando de nuevo, o al menos mi forma de verla, en especial por Dastan. Estoy sintiendo cosas que pensé que jamás iba a sentir. No es que nunca me hubiera enamorado de alguien en mi pasado, pero eran amores pasajeros, y de hecho, decir amores es mucho, sí los quise, pero hasta ahí. Jamás me emocioné por nadie ni sentí las mariposas que dicen que se siente. Hasta ahora. Con Dastan me siento en las estrellas y es muy fácil ser como soy, a su lado me siento completa otra vez. 

Me muevo para estirarme en la cama y siento que mi brazo choca con una hoja de papel. 

"¿Sabías que me insultaste cuando dormías? Aunque ser un cabrón mandón para ti es un placer.  Pero la próxima mejor dormimos en mi cama porque te mueves como lombriz. Tengo que trabajar, la pase genial contigo. 

Dastan 

P.D. Te dejé algo en el microondas."

Es una nota de Dastan. De nuevo me ruborizo, pero lo bueno es que por fin no hay nadie a mi alrededor para verme. Espera, ¿qué? Yo no hablo ni me muevo dormida, ¿o sí?

Me levanto y me doy cuenta de que incluso me dormí con la ropa puesta, no me cambié al pijama, ¿tan cómoda me siento con él? 

Me dirijo a la cocina y voy hacia el microondas, y cuando lo abro veo que hay una taza y otra nota. 

"No es el de Starbucks, pero espero te guste. Sólo caliéntalo un poco."

Cuando me fijo en la taza, veo que hay leche con chocolate. Simplemente no puedo evitar sonreír.

______________

© Huellas en la Piel por Michelle Acero. Todos los derechos reservados.

Huellas en la Piel ©Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum