Conociendo al Enemigo

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Se hacía de noche y todos en la mansión estaban culminando los preparativos para la fiesta de gala. Las señoras de servicio andaban de un lado al otro, arreglando y perfeccionando algunos detalles. Los mayordomos yacían descansando en la cocina sin que nadie los notara, excepto que yo me di cuenta y entre a escondidas. Cuando me descubrieron, pidieron disculpas por la osadía, y siguieron con su labor. Les ofrecí mi ayuda, pero se negaron rotundamente. Finalmente fui a la habitación de Zach para alistarme, para esta noche.

En la cama estaba mi vestido turquesa con lentejuelas y diamantes de fantasía, junto con el traje negro de Zach. Combinábamos a decir verdad, incluso me eche a reír ante tal pensamiento. Procedí a entrar al tocador para asearme.


Faltaban solo diez minutos para que empezara la gran celebración. Zach y yo estábamos listos, con nuestra vestimenta, preparados para bajar al gran salón. Antes de que pudiera dar un paso hacia la puerta, Zachariah me llamó, haciendo volverme en redondo. Lo noté un poco nervioso.

-¿Que pasa Zach? –pregunté finalmente.

-Bueno Charlie, quería decirte algunas cosas y darte algo –dijo sonrojándose.

-¿Qué será? –entrecerré los ojos.

-Quería decirte que eres la chica más extraordinaria que he conocido en toda mi vida. Cada día me sorprendes y haces que mis días sean únicos y especiales –estaba tenso al decir esas palabras.

-Zachariah, yo... -me interrumpió.

-Aprecio que seas más que mí mejor amiga, mi hermana. Gracias por todo Lottie. Te amo hermana, como no tienes idea –dijo emocionado.

Mi corazón soltó un brinco. Se me había acelerado el pulso. Pensé que se me iba a declarar, pero no. Me sentí aliviada.

-Oh Zach –dije sonrojada-. Que hermosas palabras. También te amo hermano, como no te lo imaginas.

-Pero eso no es todo –dijo él.

Sentía mucha curiosidad y procedí a preguntar.

-Ah ¿no? –dije curiosa.

Por un momento se oyó un silencio que parecía eterno, mientras Zach se sacaba un estuche de terciopelo rojo del bolsillo del pantalón.

-No –dijo finalmente-. Verás, te note muy interesada en el colgante de rubí de aquella tienda de antigüedades, así que me tomé la libertad de obsequiártelo.

-Pero Zach, el precio...

-El precio no importa si se trata de algo que sea para ti, Charlie –dijo-. ¿Aceptarías mi obsequio?

-Zach, esto es demasiado –dije finalmente.

Noté algo de decepción en la expresión de Zach, decepción mezclada con tristeza y asombro. Así que procedí a calmarlo un poco.

-Bueno está bien. Aceptaré tu obsequio –dije con voz amable y cariñosa-. Sé que te has esforzado mucho, así que lo tomaré.

A Zachariah se le iluminaron los ojos. Se le veía muy contento y de buen humor. Era imposible hacerlo sentir mal de nuevo.

-Date vuelta y sostente el cabello –me dijo.

Hice lo que me pidió, y seguido de eso, él ya se encontraba colocándome el colgante de rubí en el cuello. Al dejarlo caer sobre mi cuello, quedaba perfectamente a la altura de la clavícula, de una manera muy elegante. Procedí a mirarme en el espejo, se veía hermoso y resaltaba ante el pálido tono de mi piel. Zach se veía satisfecho y muy alegre.

Secretos de un DemonioOn viuen les histories. Descobreix ara