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La mañana avanzó en su rutina habitual hasta que la campana del recreo rompió la monotonía en la que estaba sumergida. Mi madre me envió un mensaje pidiéndome que regresara a casa en acabar rápidamente porque necesitaba hablar conmigo. Un nudo de nervios se formó en mi estómago ante la incertidumbre de lo que vendría. No me gustaba que me dijeran ese tipo de cosas porque me provocaba una situación de estrés y ansiedad por la que no me gustaba pasar.

Recogí todas mis cosas de la taquilla y fui a la cafetería del instituto, para desayunar algo ya que por la mañana no había comido casi por las prisas por haberme despertado tarde . Mantener una relación con uno de los chicos populares de mi instituto tenía sus desafíos, sobre todo para la típica chica que su mayor parte del tiempo se lo pasaba escondida en la biblioteca leyendo cualquier novela romántica deseando ser una de sus protagonistas. Odiaba ser el centro de atención de todo pero desde que decidí ser la novia de Petter sabía que tendría que convivir con esa atención que tanto detestaba.

Como cada día que iba a la cafetería estaba Petter esperándome con su grupo de amigos, me daba un beso haciendo que me sintiera incómoda por las miradas de todo el mundo que nos rodeaba, él ya estaba acostumbrado a eso pero yo no y eso era algo que sabía perfectamente.

—¿Estás bien?.— preguntó Petter sin quitar su mirada de mis ojos, mostrando preocupación.

—No.— respondí cortante. —Sabes que no me gusta cuando llamamos la atención de todos, me hace sentir incómoda.—continué.

Sabía perfectamente que un simple beso entre novios era totalmente normal y no debería ser así con él pero hazme caso, en este instituto no les hacía ninguna gracia mi relación con Petter, siempre intentaban crear rumores para que discutieramos pero lo que sentíamos el uno por el otro era muy difícil de romper.

—Lo diré solo una vez. — alzó la voz Petter pillándome desprevenida. — Si quiero demostrar el amor que siento por Soffy en público no es necesario que os quedéis como imbéciles observando, si alguien se digna a mirarla o cualquier otra cosa, le partiré la cara. — amenazó haciendo que sus palabras sonaran en cada rincón de la cafetería y haciendo que todos siguieran comiendo su desayuno. Me molestó que hiciera eso pero también sabía que si no contábamos ya de una vez estas situaciones cada vez que me daba un beso, acabaría discutiendo con él.

—No era necesario asustar a media cafetería.— murmuré algo molesta.

—Sí es necesario cuando no puedo disfrutar de mi chica sin que a nadie se le caiga la baba o haga un comentario de mierda. — contestó dándome un abrazo para tranquilizarme.

—Eres un poco capullo.— sonreí entre sus brazos.

—Lo soy, pero siempre seré tu capullo favorito Soffy. — me contestó antes de juntar sus labios con los míos transmitiéndome las ganas que tenía de estar conmigo a solas.

Nos sentamos en la mesa con sus amigos después de este momento tan cálido entre los dos y nos quedamos un rato hablando con su grupo de amigos.

—Soffy, ¿quieres quedar después de clases para comer?.— preguntó poniendo su brazo alrededor de mis hombros para atraerme hacia él.

— Me encantaría, pero mi señora madre me ha mandado que vaya a casa en cuanto salga de clase, quiere hablar conmigo. — le contesté sintiéndome un poco mal porque realmente me apetecía más la idea de quedarme con él. —Si quieres, podemos salir esta noche después de cenar. — hablé rápidamente.

—No te preocupes preciosa, cuando acabes puedes avisarme y te recojo. — me dio un pequeño beso en la comisura de mis labios.

Le di un beso y continuamos hablando de planes para el fin de semana, la verdad que desde que estaba con él salía mucho más que antes y eso me estaba empezando a gustar, aunque a mis libros que tengo abandonados desde hace una semana no tanto.

La mañana duró demasiado y eso siempre pasa cuando tienes ganas de saber una noticia que solo pueden decirte en persona. El tiempo pasa demasiado lento, los segundo se convierten en horas y las horas en día pero realmente todo esto es parte de tu cabeza que debido a esa maldita ansiedad que genera este tipo de situaciones hace que pienses que el día no pasa pero realmente todo es producto de tu imaginación. 

JUNTO A TIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora