¿Vienes a ver el resultado de tu hechizo, maldita bruja? – decía enfadado y atormentado al tiempo que ella bajaba la cabeza evitando verle a la cara – ¡Pues bien, aquí estoy, esto es lo que has hecho de mi! Un hombre débil, un amo esclavo de su propia sirviente, un demonio cautivo de una dama que ni siquiera le ha puesto ataduras, pero sobretodo, has hecho de mi un ser infeliz vulnerable a las emociones asquerosas de los seres humanos. ¡Eso no es lo que quiero, devuélveme mi identidad! ¡Devuélveme mi pasado y destruye lo que has creado! ¡Ya no quiero tenerte conmigo, aléjate de mí y de mis pensamientos! ¡Sal de mi vida! ¡Maldito sea el día en el que te encontré! ¡Maldigo el día en que te tomé para mí! ¿Por qué vienes ahora que me has traicionado? ¡De todas ellas, ¿Por qué tuviste que ser tú quien me abandonara si sabías que eras la única que me interesaba?!

Las lágrimas transparentes de la silente Seras resbalaron por sus pómulos y cayeron sobre la fría nieve que de derritió ante su toque; sabía que volvía a ser el culpable del motivo de sus lágrimas, siempre supo que la inmensa tristeza que la joven había experimentado en la vida real había sido causado indirectamente por él incluso cuando no lo había deseado así, y que solo había venido a ser una maldición para la vida de aquella dama a la que tanto adoraba y eso era lo que más se reprochaba a sí mismo; Ahora, incluso en un pensamiento del cual era autor también la hacía sufrir y si por algo se habría de ir al infierno más allá de aquellas muertes y masacres infames e inenarrables que había cometido sería por eso.

Soltando los suaves brazos de la joven que solo mantenía la cabeza agachada ocultando un silencioso y doloroso llanto convirtió de su ataque una caricia y tomándola nuevamente pero esta vez en un abrazo, la protegió con su ser:

Esto es un error – dijo y haciendo una pausa larga en la cual tomó aire y valor continuó - Te quiero – musitó para ella – te quiero más de lo que desearía, pequeña. Te quiero más de lo que he querido a alguien en mi existencia; tú eres mi alma y mi motivo y te odio profundamente por eso.

Yo te amo – contestó dulcemente Seras Victoria mientras acariciaba su rostro con su mano tibia

La tomó de la barbilla y levantando su rostro rozándolo suavemente fundió sus labios en el beso que había estado esperando tanto tiempo, un beso que sabía tan a ella que no podía creer que fuera producto de su imaginación: era tan cálido y profundo, tan amoroso y tímido que él no podría haberlo recreado tan fielmente. Miles de imágenes pasaron por su cabeza en ese momento, todas desde el punto de vista de ella:

Pudo verse entrando por la puerta y sintió que el corazón le daba un vuelco ¿Eso sentía ella cada vez que lo veía? ¿Era por eso que se ponía tan nerviosa? Él se veía tan serio y ella solo bajaba la cabeza porque sentía que si lo veía a la cara se iba a derretir o por lo menos a ruborizar. – Sintió algo parecido a la ternura sin poderlo evitar al pensar que ella se sentía así por un ser tan malo como él y se burló de su inocencia y de su inmadurez, estaba enamorada como una chiquilla y eso lo hizo de algún modo feliz – Luego después de un instante, una visión de su primera misión juntos y la llegada de Anderson: En los ojos de la joven la compasión por aquellos que ya no pertenecían al mundo de los vivos y que no tenían permitido pertenecer al mundo de los muertos, a pesar de temerles seguía pensando en que no debía matarles, vaya dama tan más peculiar.

¿Estaba sufriendo porque lo sentía perdido? ¿No era acaso el miedo de quedarse sola en una situación que no podía controlar lo que la movía a llorar y a correr de esa manera? ¿Por qué había tomado su cabeza y la había protegido de Anderson? ¿Por qué no bebía su sangre? - "Tonta y testaruda dama, ¿tenías miedo a quedarte sola o a perderme? La respuesta es obvia: ambas… ¿Me ves como a tu padre? No, tu padre era alguien importante para ti pero irremplazable, yo soy tu guía y también soy irremplazable pero por mí sientes algo más intenso y a la vez natural: tiemblas ante mi presencia, te estremeces ante mí mirada…me deseas, te gusto tanto como tú a mí. Hay un magnetismo intenso entre tú y yo que nos habrá de unir alguna vez tarde o temprano: ya sea lujuria, ya sea sangre, ya sea destrucción o ese algo que compartimos ahora y nos tiene confundidos."-

El Corazón De Un No MuertoWhere stories live. Discover now