UNO

797 45 102
                                    

La gente caminaba a mi alrededor como si nunca se detuviera a pensar un momento.

La vida va pasando por delante de nuestros ojos y sin poder evitarlo la dejamos avanzar, cuando debería ser al contrario, debería pasar más lentamente para que podamos disfrutar de ella. Es algo tan efímero, aquí dura años, pero tal vez en el espacio , comparado con la vida de otros entes, es como el chasquido de unos dedos. En un momento ha pasado y no te has dado cuenta.

Con mi pequeño maletín de trabajo, cansado y prácticamente sin ánimos, ando por las concurridas calles que rodean la Sagrada Familia. Lo sé. Mi oficina está en un lugar conocido, pero no saben el problema que es andar un minuto por alguna de estas calles llenas de turistas ávidos por ver la construcción.

En conjunto con un grupo de personas nos detenemos delante del semáforo que acaba de vestirse de rojo. ¡Por Favor! Cuando más ganas tienes de llegar a tu casa, el universo viene y te lo fastidia.

Hoy no es mi día.

Reanudo el paso con dirección a la rambla céntrica a un lado del Kentucky. Como que ver ese establecimiento me provocó gula.

Tengo hambre y yo con hambre no soy buena persona.

No logré colocar un solo pie en la otra acera cuando una mujer me atropella con su bicicleta. Caigo al suelo aturdido, "la señorita" también se encuentra en el suelo quejándose.

-¡Mierda llegaré tarde!- se levanta rápido para tomar su vehículo.

¿No pensará dejarme en el suelo y encima se irá sin disculparse?

¡Oh no, Bonita, conmigo te equivocaste!

-¿Perdone, no pensará irse sin siquiera ayudarme a levantarme ni tampoco disculparse? Le recuerdo que usted me ha atropellado- la ironia y el sarcasmo brotan de mis labios a velocidades insospechadas y mis miradas asesinas también.

¡Maldita sea con mi traje! ¡Se ha manchado! Dinero tirado a la basura. ¡Joder!

Echo un pequeño vistazo a mi alrededor, pocas personas nos están mirando, la mayoría pasa de los locos que están en el suelo y que discuten.

La chica levanta su mirada apenada hacia mí, mientras en  la mía solo hay reproche. ¡Cuánta falta de educación, por favor!

-Lo siento, yo no queria. Tenía demasiada prisa como para fijarme en que alguien venía. Perdón.- una suave voz salió de sus labios rojizos como la cereza. Mi vista sin poder evitarlo fue a parar allí.

"Que lindos" inevitablemente pensé. La falta de una mujer en mi vida me está causando estragos.

-Mira- Dijo-  para compensartelo te invitaré a una cena en el Kentucky de aquí al costado-.  Saca una pequeña libreta de su mochila y anota un par de números-.  Este es mi número, háblame para pactar la hora. Me tengo que ir. ¡Adiós!

Toma su bicicleta se sube en ella y emprende camino a no sé dónde mientras yo me quedo como bobo viendo el papel que posteriormente guardo en mi bolsillo. Camino aturdido y sin saber que ha pasado exactamente. Acabo de conseguir una cena gratis, un buen golpe en el culo y aún tengo hambre. No veo mal aceptar la invitación de la chica misteriosa.

Una chica misteriosa realmente guapa que me ha invitado a cenar, estoy como en las nubes.

Muevo mis pies camino a mi edificio con una sonrisa en los labios. ¿Tengo una cita? Sigo sin creerlo. Recuerdo a la muchacha y no puedo evitar que la curva se expanda. La chica era bonita, dentro de lo que cabe. No es una belleza que llama la atención, sino que es una discreta, aún así hermosa.

Sin ReglasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora