Día 29: Partido de Quidditch y tragedias.

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Después de mi derrumbe emocional de ayer, Potter entendió que no podía soportar estar cerca de él así que llamó a Remus para recuperar las clases conmigo. Cuando Lupin llegó y me vio con los ojos llorosos y rojos se sorprendió, hasta pude ver arrepentimiento. Se sentía mal por haberle cedido su puesto a Potter de profesor particular. Le hice saber que estaba bien y que no estaba llorando por su culpa, que no se sintiera mal. Estoy segura de que sus intenciones nunca fueron que yo acabara llorando así que no se merece sentir culpa por algo que no quiso hacer. El resto del día estuvimos metidos con toda la materia que perdí. Algunas cosas me costaba captarlas ya que seguía pensando en lo que ocurrió pero cuando Remus me las repetía las pillaba rápido. La mañana transcurrió sólo en eso, después de ir a almorzar, que por cierto, James no se presentó en el Gran Comedor, continuamos con las clases. Agradecí a los cielos por no haberle visto el resto del día ya que la vergüenza que siento al recordar la escena que monté no cabe ni en todo un campo de Quidditch. Y hablando de Quidditch, hoy Gryffindor juega contra Slytherin y como no, yo tengo que ir a la fuerza ya que Nymphadora ama el Quidditch y siempre me arrastra con ella a todos los partidos.

Por ello, me encuentro ahora enfrente de un espejo, con mi amiga pintando mi cara de los colores de Gryffindor.

—Quieres estarte quieta—me dice Nymphadora por tercera vez.

Estoy muy inquieta por el hecho de ver a Potter jugar. No me gusta el Quidditch por el simple hecho de que lo considero un deporte muy peligroso. Y el solo pensar que James podría caerse de la escoba en pleno vuelo...

¡Céntrate! Estás enfadada con él.

Nymphadora termina de dar los últimos retoques a mi maquillaje y me deja en libertad. Mientras ella termina de arreglarse, miro mi reflejo en el espejo. Llevo una falda, junto con una camisa blanca y el logo de Gryffindor. También llevo la bufanda puesta. Mi pelo está recogido en una trenza mal hecha hacia un lado. Y mi rostro es puro rojo y amarillo. No se como Nymphadora es capaz de pintar tan bien. Guardo mi varita en las botas que llevo puestas y me giro hacia mi amiga.

Ambas abandonamos la Sala Común y nos encaminamos hacia el campo de Quidditch. Desde lo lejos se pueden oír los gritos de toda la muchedumbre de alumnos agrupadas en las gradas. No entiendo porqué pero el corazón me va a mil por hora.

Cuando estoy a dos pasos de tomar asiento una pregunta me invade los pensamientos. ¿Debería perdonar a Potter? ¿Se merece una segunda oportunidad?

Siempre he sido de las que piensan que la gente debe tener una segunda oportunidad dependiendo del grado de traición. ¿Realmente James lo hizo para buscarme dolor? Es una realidad que lo hizo por su propio beneficio pero creo que él no quería hacerme daño.

Luego está el hecho de que Chloe también me ha traicionado. ¿Se merece ella una segunda oportunidad? ¿Realmente hizo algo malo?

Mis oídos se hicieron sordos, como si estuvieran taponados y nada de mi alrededor estuviera emitiendo sonidos. Mis pensamientos se cerraron y por un momento me quedé en blanco. Y para mejorarlo todo mi corazón iba más rápido que antes. Cierro los puños en mi regazo y trato de calmarme. ¿Qué quién es el causante de toda esta reacción? Potter acababa de entrar al estadio y se estaba colocando en su puesto. Por suerte, sus ojos todavía no me han localizado y espero que no lo hagan. Si me llega a mirar seguro que me pongo nerviosa y vete tú a saber que puede llegar a pasar.

Nymphadora, a mi lado, grita como una loca a cada miembro que aparece de nuestro equipo. No veo a Chloe por ningún lado, cosa que me alivia y a la vez me preocupa ya que ella nunca se pierde un partido. Vuelvo a mirar hacia el equipo de Quiddicht y me doy cuenta de que Sirius ha sido sustituido por otro alumno. ¿Dónde estará? ¿Le habrá pasado algo malo a Chloe? No se porque pero tengo un mal presentimiento. Y Sirius, por mucho que pelee con Chloe, tienen una historia y se nota que la quiere tanto como al Quiddicht. Él no faltaría a un partido a no ser que hubiera pasado algo importante. 

30 días para enamorarme (Jily) (Editando) #MundialesQD2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora