CAPITULO 16

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El ambiente se volvió lúgubre en el auto. La expresión de Sebástian causa temor: frio, oscuro... peligroso. Si Avalanna con todo su encanto no pudo hacerlo sentir mejor yo no tengo nada que hacer.

Cuando llegamos a la casa, él entro directo a su habitación y se encerró con seguro, quise ir con él, abrazarlo, darle tranquilidad pero no me lo permitió

– ¡Ey! – Leila llego a mi lado, chasqueando los dedos frente a mis ojos – Nícolas está aquí con Enzo. En el estudio

Asentí con una pequeña sonrisa, me levante, acomode mi cabello y mi mascara de mafiosa. Traspase la puerta del estudio como si nada. La mafia es una y mi vida privada es otra. Debo saber separar.

Sí, claro. Como no ¡Sabes separar tanto las cosas que te enredaste con un mafioso! De verdad que tanta coca te ha vuelto retrasada.

Apenas entre, Nícolas me tendió un reproductor mp3. Lo tome y me senté frente a Enzo

– al grano, ¿conseguiste algo con Virginia?

– conseguí más de lo que crees, bebe. Esta todo grabado. Ignora la parte de los gemidos por favor

– ¿qué mierda hiciste Nícolas?

– solo lo necesario. Pero sabes que te amo. Negocios son negocios – leila le dio una mirada de muerte antes de salir del estudio y estoy segura que pude ver lagrimas brillar

– Ve con ella maldito idiota – le grite

– ginny, cariño estamos teniendo problemas con Ferrero Rocher. Tenemos 75% de las acciones a nombre de mi Isabella, y están a punto de pasar por una intervención fiscal. No necesito nada que me ligue a ellos, recuerda lo que paso con Nutella. Así que, feliz cumpleaños – tiro sobre mi pecho una carpeta blanca que no me preocupe en ojear, sé lo que son, las malditas acciones. ¿Qué voy a hacer con eso? mis testaferros son solo dos y no quiero darles más. Otra cosa porque preocuparme. Se las está desquitando. Hace un par de años me deshice de mis acciones de Dior poniéndolas a su nombre sin que se enterara hasta que llego la intervención fiscal y casi cae con todo e imperio.

°°°°°°°

Dos días, dos días pasaron sin que Sebástian saliera de su habitación y lo respete, pero ya es tiempo de intervenir, se está hundiendo en la miseria y ni siquiera se exactamente el motivo. Pedí la llave de la puerta de su habitación y entre. Huele a hombre, soledad y tristeza.

Él estaba sentado en una silla junto a su pequeño escritorio. Esta tan perdido en sus pensamientos que no me vio ni me sintió entrar. Tiene la mirada perdida en el infinito, con ojeras que parecen agujeros negros y sus pupilas, un par de estrellas que luchan por sobrevivir a la espesura que trata de matarlas.

Me puse de rodillas frente a él y tome sus manos. Se espantó y dio un pequeño salto, al reconocerme sus ojos se inundaron con lágrimas. Lo abrace con todas mi fuerzas en un débil intento de juntar lo roto de su alma y con el temor de no conseguirlo, y es que Sebástian Black parece estar tan roto como una copa de cristal en medio de un terremoto.

– Si quieres irte, puedes hacerlo – su voz sonó tan perdida, débil y con miedo.

– ¿Por qué me lo haría, amor? – le pregunte sentándome en sus piernas y tomando su barbilla en mis manos, obligándolo a sostener su mirada en la mía.

– Me viste golpear a una mujer, la lance al piso de un puñetazo eso es deshonroso, cobarde; soy un puto cobarde y no te merezco – escúchame bien Sebástian, tú eres el mejor hombre de este mundo. Te amo y es todo lo que importa. Si golpeaste a esa tipa es porque lo merecía. No hay nada malo en ti ¿sí? Ella maltrato a tu hija, una que no tuvo la decencia de informarte de tenías... – puso su dedo índice en mis labios, callándome

– no entiendes, cuando estuve en ese prostíbulo vi como golpeaban a esas pequeñas y frágiles chicas, todos los días. Había una, Claudia ella fue entregada por su padre como pago de sus deudas de juego, nos hicimos amigos ahí, una noche, la obligaron a trabajar para un árabe, el hombre la destrozo por dentro y cuando no pudo atender a otro la encerraron y la golpearon. La llevaron a nuestra habitación y ella... ella murió en mi regazo, la vi tomar su última respiración, para ella, en ese momento respirar era una tortura. Luego de eso, jure por ella, por su memoria, por la dignidad de esas chicas jamás golpear a una mujer y rompí ese juramento. Y me estoy odiando por ello.

Le di un pequeño beso y limpie sus lágrimas.

– no te compares con esos hombres, sí, la golpeaste, pero estoy segura que Claudia y cualquier otra mujer con un ápice de instinto materno lo habría hecho. No te flageles por eso. No vale la pena, ella no vale la pena. Piensa en tu hija, no puedes dejarla encerrándote aquí, ¿sabes cuantas veces ha preguntado por su papi?

– Ella también me vio, no va a perdonarme – enterró su cabeza en mi hombro. Acaricie su cuello, bese su cabello – todo va a estar bien. Avalanna entenderá. Voy a traerla. Báñate y estaremos aquí en veinte minutos.

°°°°°°°

Prometí no contarle a nadie sobre Claudia, pero justificar un repentino viaje a Marruecos fue algo un poco más difícil. Cuando rescataron a Sebástian, dos semanas después de la muerte de Claudia, él se trajo con sigo el cuerpo y la mafia lo cremo. Le entregaron las cenizas y él decidió lanzarlas en el desierto marroquí mezcladas con pétalos de rodas blancas.

Estuvimos por una semana allí, y cada noche Sebástian iba al lugar donde lanzo las cenizas y repetía el ritual.

Durante los siete días, lanzo pétalos de diferentes colores:

Blancos por su dignidad.

Amarillos por su alegría.

Rojos por su tenacidad.

Lilas por su inocencia.

Morados por su dulzura.

Rosados por sus sueños incumplidos.

Negros por el incumplimiento de su juramento.

Lo vi quedarse dormido llorando, mientras le hablaba a las estrellas, le pedía perdón a Claudia y le contaba sobre su vida, su nueva hija y como cumplió las tres promesas que le hizo

Busco a su familia y salvo al hermano menor de Claudia, Julián.

Viajo a parís y cerro un candado en el famoso puente con el nombre de Claudia y su novia, alondra. (La chica se había suicidado el día antes que ella fue vendida, pues el padre de Claudia le había dicho que era lo único que serviría para evitar que él entregara a su hija a la mafia)

Le entrego una pequeña cantidad de dinero a la familia de Alondra, además de exhumar el cuerpo de la chica, cremarla y lanzar sus cenizas en ese mismo lugar. Así estarían juntas por el resto de la eternidad.

En ese viaje, conocí a Sebástian más de lo que me imagine. Como nunca me conoceré a mí.


Este capítulo lo hice para que conocieran este lado sensible de Sebástian. No sé si les guste, pero necesitaba mostrar que, aunque queramos el pasado no se olvida del todo, es como un tatuaje, puede cubrirse pero siempre estará ahí.  

MIREN ESTO!!! ESTOY TAN FELIZ!!! LOS AMO LECTORES. ESTAN HACIENDO ESTO REAL!!! 


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Princesa De La MafiaWhere stories live. Discover now