—No lo sé. —Miró hacia la puerta, donde la última persona acababa de salir—. Supongo que todo este año te has visto un poco intocable.

—¿A qué te refieres? Salimos. ¿Cómo es eso intocable? 

—Estabas... —Dudó como si no quisiera herir mis sentimientos—. No eras real. Es como si fueras la representación de lo que una novia se supone que sea. —Apuntó hacia mi carpeta—. La representación de lo que una presidenta de la escuela se supone que sea. La imagen perfecta. 

Nunca un paso en falso. Podrías escribir un manual. 

Me estremecí.

Finalmente se puso de pie. 

—No es una cosa mala. Pero es mejor... es agradable. Me hace querer pedirte salir de nuevo. 

—Ya me has pedido salir de nuevo, y te dije que no repito. —Lancé mi pluma hacia él cuando se dirigía hacia la puerta. 

Se rio.

—Sólo estás probando mi punto. 

Suspiré y miré alrededor de la mesa ahora vacía. Me había sentado aquí todo el año y ¿qué había hecho realmente? En mi carpeta giré hacia el separador que decía Graduación. La hoja para el registro de la audición de bandas todavía estaba ahí. Veinte actuaciones. Algunos fueron solistas, un par de duetos. Incluso el coro había hecho audición. Había nueve bandas en total. No estaba segura cuál era la de Nate pero lo averiguaría. 

Tal vez tuvieran una práctica de cochera a la que pudiera colarme.

***

Pude escuchar la música cuando salí del auto. El golpeteo de los tambores reverberó a través de mi pecho cuando avancé por la acera. 

Coloqué una sonrisa y caminé a través de la puerta lateral. Nadie me vio al principio y la canción siguió, su ritmo alcanzando todo el camino hasta los dedos de mis pies. La canción parecía pegajosa. El cantante principal tenía una buena voz y era muy carismático. Mis ojos estuvieron atraídos hacia él a medida que rebotaba por todos lados, cantando en un micrófono. Repetí su nombre varias veces en mi cabeza para así recordarlo: Marcus.

No llevaba mucho tiempo ahí de pie cuando los tambores se detuvieron, Nate atrapó mis ojos con una mirada cuestionadora. Los otros instrumentos siguieron tocando pero una a una, cada persona se detuvo, y eventualmente todos los ojos estaban sobre mí. 

—Es un ensayo cerrado —dijo Marcus. Si supiera quien era, la chica que había insultado indirectamente a su banda sólo un par de meses atrás, no dejaría pasar la oportunidad. 

—Lo sé. Estaba esperando hablar con ustedes sobre la posibilidad de tocar en la graduación sobria. 

Se rio una vez.

—¿Esto es un chiste? 

—No. —Sostenía una tabla como si eso me hiciera lucir más profesional, pero me di cuenta que probablemente también me haría lucir como si fuera una de tantas bandas que estaba considerando. Era la única—. Hicieron audición para la graduación. 

—Y tú y tus amigos pasaron. Creo que pasaremos esta vez. 

Así que no lo había olvidado. Los otros miembros, incluso Nate asintieron en acuerdo y el bajista añadió: 

—El equipo de sonido que arreglaron ese día y en la graduación apestó. Mucho. Metallica hubiera apestado tocando con su equipo. 

—¿Quién es Metallica?

Marcus gruñó. 

—¿Eres la persona encargada de la música? En serio, ¿qué hemos hecho para merecer este tipo de castigo? ¿Cómo es que estás calificada para escoger una banda? 

—No lo estoy. En absoluto. 

Abrió su boca como si fuera a discutir pero luego hizo una pausa antes de decir: 

—Exactamente.

—Pero me gusto lo que escuché esta noche. ¿Tocarían para la noche de graduación sobria? Por favor. Vine personalmente a extender una invitación. 

Me miró de arriba abajo y deseé que Nate dijera algo, me defendiera, pero parecía que dejaría que Marcus hablara. No lo culpaba. 

—No lo sé. Tengo que hablar con la banda. Tal vez. 

—¿Me mandarías un mensaje y me lo dejarías saber? —Le extendí una tarjeta con mi número en ella. 

La observó y luego la metió en su bolsillo trasero. 

—Gia Montgomery me está dando su número. Vaya.

—Si no tocan... tal vez pueden recomendarnos una banda que lo haga, porque, como lo hiciste notar, no estoy calificada para escoger una. 

—Seguro.

—Gracias —Me estiré para darle un apretón de manos y me dio un choque de puños—. ¿Cuánto tiempo han estado tocando juntos? 

—Dos años.

—¿Escriben su propia música? 

—Lo hacemos.

—Bueno, puedo decir que trabajan duro. Gracias de nuevo. —Me dirigí hacia la puerta. 

—Adiós, Gia —dijo Nate. Sonreí y me fui. Cuando casi estaba en mi auto, escuché a alguien llamándome. Me giré para ver a Marcus acercarse. 

—Oye, pensaremos lo de la graduación sobria, ¿de acuerdo? 

Sonreí.

—Lo sé, ya habías dicho eso. 

—Pero esta vez lo digo en serio.

—Oh. 

—Nos vemos.

Y con eso se alejó.

The Fill-in Boyfriend |HS|Where stories live. Discover now