3.

193 30 15
                                    

Si esa iba a ser su última noche en la juguetería entonces haría que valiera la pena. Fue así como el muñeco de trapo empezó a explorar por los interminables pasillos mientras buscaba una salida.

No sabía cuánto tiempo llevaba caminando, principalmente porque no sabía casi nada sobre el tiempo, sólo que cuando el sol se escondía era de noche y cuando volvía a salir ya era de día, así que podrían haber pasado desde minutos hasta horas.

Entonces lo escuchó.

Era el mismo sonido que había oído noches atrás. No se parecía a la desesperante música de las cajas sorpresa que había en la tienda, este era más tranquilo, más bonito. Siguió caminando en busca del sonido hasta llegar al último pasillo, ese donde estaban las muñecas de porcelana. Lucas ni siquiera sabía que allí vendieran ese tipo de muñecas. Siguió caminando guiado por la melodía. Caminó y caminó hasta llegar al fondo del pasillo, ahí estaba él.

En la última esquina de la última repisa un muñeco de porcelana se encontraba cantando. Cabello rojo a juego con sus mejillas, ojos verdes perdidos en la nada y una delgada grieta que surcaba su rostro. Era hermoso.

Lucas se acercaba de a poco, con miedo de que todo fuera un sueño, de que en realidad nunca hubiera salido del baúl. - Ho-hola. - Y la melodía se detuvo.

- ¿Quién eres?

-Soy Lucas, el muñeco de trapo. - Entonces se sintió estúpido, el ser un muñeco de trapo se notaba a simple vista. - ¿Tú quién eres?

-Según el ayudante del dueño soy "ese feo muñeco que hace bastante tuvo que haber sido echado en el baúl de descuentos junto con los demás juguetes rotos", pero me dicen Damián.

-Pues se está mucho mejor aquí que en el baúl, déjame decirte.

- ¿Y tú cómo sabrías eso?

-Acabo de salir de allí, esta noche me escaparé de la juguetería. - Lucas hablaba con orgullo, era una gran hazaña la que acababa de lograr.

- ¿Y cómo piensas salir? Más importante aún, ¿qué se supone que vas a hacer una vez afuera? No es muy normal ver a un muñeco de trapo paseando por las calles, déjame decirte.

-Son... Detalles. Pero dime, ¿dónde aprendiste a cantar? Que yo sepa los muñecos de porcelana no hacen gran cosa, sólo están allí quietos todo el día.

-Pero es que yo no soy un muñeco de porcelana común, ¡yo soy mágico! Es más, como me has encontrado puedes pedirme tres deseos. - Sus ojos brillaron de la emoción, con tres deseos no sólo podía salir de aquí, hasta... ¡Hasta podría desear ser un humano!

- ¿¡Es enserio!? Entonces dese- Damián no recordaba cuándo fue la última vez que rió, pero en ese momento estaba riendo como loco.

-Cálmate, es pura mentira. Dios, hubieras visto tu cara, estabas todo "Oh Dios mío, quiero ser un niño de verdad, un niño de verdad". - Quería molestarse con él, de verdad quería hacerlo.- Pero ya hablando en serio, sé que somos bastante inútiles y nada más estamos para ser bonitos, pero no es como si cantar fuera tan difícil, y aprendí unas cuantas canciones de ese guardia que había hace unos de años.

Lucas nunca había visto a ningún guardia ahí, la juguetería siempre había estado sola de noche. Damián debía de haber estado aquí desde hace mucho antes que él.

- ¿Y tú qué sabes hacer? ¿O sólo andas por ahí haciendo preguntas y viéndote lindo?

-Y-yo. Yo soy un cuenta cuentos... O al menos eso decía mi caja. Cuando llegué todos los demás muñecos de mi clase se vendieron el primer mes, y yo fui el único que quedó, luego un niño me destapó y creí que era para llevarme, pero no supo jugar conmigo y arrancó mi cuerda, después salió corriendo y me dejó tirado en el piso. El dueño me recogió y me tiró al baúl, así que nunca he contado un cuento, en realidad.

La mirada del pelirrojo ya no estaba perdida, ahora se encontraba fija en Lucas. - ¿Y qué tal si me cuentas uno ahora?

-Es que... No creo saber cómo.

-Claro que debes saber ¡Eres un cuenta cuentos! O al menos eso decía tu caja. Ven acá.

-Bueno, yo, eh...- Lucas se sentó junto a Damián, el muñeco de porcelana pasando su pequeño brazo alrededor del de trapo. Lucas ya no se sentía tan solo.

-Había una vez...

Había una vez.Where stories live. Discover now