—Sasha—dije mientras me probaba el zapato. Me quedaba perfecto así que llevaría éste—¿Y tú?

—Dylan—contestó—Un gusto Sasha.

—Lo mismo digo Dylan—sonreí—Me llevaré estos.

—¿El qué?—dijo mirándome.

—Los zapatos—respondí obvia.

—Oh sí, lo siento. Sígueme—tomó la caja con ambos zapatos ya dentro y caminamos hasta la caja donde pagué por los zapatos.

—Fué un gusto verte Dylan—dije cómo despedida.

—Espéra—me dijo—Me gustaría volver a verte—alcé una ceja—No lo sé, tomar un café o algo de eso.

Asentí y sonreí ya que lucía nervioso.

—Claro.

—Bien—me entregó su teléfono—Puedes agendar tú número y hablamos para ir por un café.

—Claro—sonreí.

Me despedí de él y luego comencé a pensar en lo que había hecho.

¿Le había dado mi teléfono a un desconocido?

Por Dios, ahora me siento como una tonta adolescente de 16 años.

***

“Estoy abajo”

Escribí el mensaje para Liz y entré al gran edificio.

Debido a que su respuesta nunca llegó, me acerqué a hablar con la recepcionista del lugar.

—Buenos días ¿en que puedo ayudarla?—preguntó la joven con una gran sonrisa.

—Busco a Lizbeth Jones—dije.

Ella tecleó en su computadora y luego me miró.

—Piso 32.

—Muchas gracias—sonreí y caminé hacia el ascensor.

Justo en ese momento Liz contestó mi mensaje.

“Lo siento, estaba ocupada. Estoy en el 32”

Presioné el número y cuando las puertas estuvieron a punto de cerrarse, una mano o mejor dicho un brazo lo impidió.

—Lo siento—dijo el chico y lo miré. El lucía igual o más sorprendido que yo—¿Sasha? Qué gusto verte.

—Lo mismo digo Harry ¿trabajas aquí?—pregunté aunque obviamente no lo hacía ya que él tenía una fábrica. Creo que el estar encerrados sólo los dos hacía que me pusiera nerviosa y hablara sin pensar.

—No, vine a visitar a alguien—dijo—¿Qué hay de tí?—preguntó mientras presionaba el piso 36 que era el último piso.

—Liz trabaja aquí.

Él frunció el ceño.

—¿De verdad? Vine un par de veces y jamás la vi.

Iba a contestar pero el ascensor se detuvo en el piso 30 y en esta entró nada más ni nada menos que Nataly.

Ella sonrió al ver a Harry pero alzó una ceja cuando me miró.

Como si nada se acercó y estampó sus labios en los de Harry. El lucía sorprendido, al igual que yo, por la acción de la chica y la apartó amablemente de los hombros.

¿Ese alguien a quien él visitaba era Nataly?

—Te extrañé amor—dijo ella.

La situación me descomponía.
Ellos actuaban como una pareja normal cuando en realidad ambos están engañando a la misma persona.

Wedding Planner {hs}Where stories live. Discover now