70. "Lista de personas a las que no debo decepcionar"

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Me siento en su cama y comienzo a observar con mayor detención la fotografía. Parece tener unos ocho años y está intentando sonreír para navidad, pero está tan dormida que no hace más que parecer una borracha.

La cerradura se gira y escucho su grito de victoria—: Te tengo, Hood.

Me muestra la llave al mismo tiempo que comenzamos a correr por su habitación, de nuevo, pero paro enseguida cuando ella se tropieza y cae al otro lado de la cama.

—Dios, ______ (Tn). No era necesario que demostraras tus dotes de supertorpe para impresionarme. —le suelto cuando llego a su lado.

Ella se encuentra con su cara enterrada en el piso y no reacciona. Dejo la fotografía a un lado para poder tomarla entre mis manos y ver si se hizo daño, cuando no tengo tiempo de reaccionar a su trampa y la fotografía queda en sus manos.

—¡Ja! —grita ella en forma de victoria mientras yo la miro reprochándola.

—Pensé que te habías hecho daño. —le reclamo cruzando los brazos para sentarme en su cama.

—En estricto rigor... si me hice daño, la diferencia es que tomé esa ventaja para poder conseguir esto. —dice jugueteando con la foto mientras se para—. Que, por cierto, es un arma mortal en mi contra.

Río ante sus palabras, ella también está riendo y parece darse cuenta así que cambia la postura y vuelve a estar seria... Y vuelvo a sentir esa pared que nos separa.

—_______ (Tn). —la llamo captando su atención otra vez—. Hoy es un día importante para todos, especialmente para ti, ¿Podrías dejar de actuar como si fuéramos dos completos desconocidos?

Sé que mis palabras no son las adecuadas en cuanto salen de mi boca. Ella alza una ceja, ya tiene porqué discutir.

—No entiendo con qué cara me dices eso. Ya me has hecho la misma dos veces. ¿A caso no lo recuerdas?

—Y me la has pagado igual las dos veces. —contesto cansado de discutir.

—Pero parece que no es suficiente, porque vuelves a hacerme daño de la misma manera. —dice dando en el clavo—. No me importa si ya no quieres estar conmigo de esa manera, Calum, lo que me duele es que actúes como si toda nuestra historia no hubiese existido.

Su voz no tiene enojo, solo cansancio y verdadero dolor. Sé lo que causé, sé lo que le hice y me odié por eso ¡Me sigo odiando por eso! Lo que ella no entiende es que todo lo que hago es por ella, quizá no se vea así o no salga de esa manera, pero si me alejo de ella es por su bien.

—¿Qué quieres que haga, _______ (Tn)? Dime y prometo hacerlo. —digo levantando mis manos en posición de derrota.

—¿Qué no lo entiendes, Calum? Ya no importa lo que prometas, porque sé que no lo cumplirás.

Ouch, claro que tiene razón. Ella perdió toda la confianza en mí y yo fui el causante de eso. Ella hizo todo demasiado perfecto, por eso sabía que no iba a durar mucho.

Ella se sentó al lado mío y ambos miramos hacia la ventana donde el cielo era claro y los parajos cantaban. Diferente a las navidades en Australia, aquí era verano y no había nieve. Todo se veía de un modo diferente que lo hacía más alegre o quizá fuera por la idea de tenerla conmigo.

Ella no tiene idea de lo que causa en mí con solo sentarse en silencio a mi lado. No importa lo mucho que me odie, compartir con ella es todo lo que necesito. Ella es mi ancla a todo lo que era y ya no puedo ser. A veces me canso de llevar todo esto de la fama, pero ahí está ella y lo mejora todo. Ella me hace sentir como me quiero sentir. Ella le da ese toque a mí vida. Ella le da color.

Mi inevitable destino. (Calum Hood&tú) |MDET2|Where stories live. Discover now