Capítulo 1. Te largas ya.

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—Lo de esta noche fue demasiado muñeca, no pensé que se te daba tan jodidamente bien —dijo Harry al salir del dormitorio con apenas unos boxers que tapaban su virilidad.

—Lo sé, y no encontrarás a ninguna otra que lo sepa hacer así —pausé.  —Muñeco —dije sensualmente y con sorna mientras le guiñaba un ojo desde el sofá en el que estaba tumbada.

—Solo te necesito a ti —dijo con voz ronca y con una sonrisa picarona que surgió de sus labios mientras se dirigía hacia mí para depositar una apasionada cadena de besos en mi boca y en mi cuello. —Y ahora —gruñó contra este.

—Que pena que no vaya a poder ser eh —dije cortante y apartándole.

—¿Por qué? —preguntó desorientado.

—No va conmigo repetir con el mismo dos veces —dije cogiendo su ropa, que estaba desparramada por el suelo, y tirándosela hacia su pecho. —Te largas ya —concluí.

—¿Qué? ¿Ya? ¿Por qué? —las preguntas salieron rápidamente de su boca y ninguna obtuvo respuesta. —Nena estás demasiado caliente como para no repetir lo que ya hicimos ayer ahora mismo  —dijo insatisfecho esperando a que yo cediera.

—No te necesito para nada más Harry, no soy de las que se enamoran del primer tío bueno que ven —le guié a empujones hacia la puerta. —Largo —dije seca, y sin más, le eché de mi apartamento cerrando la puerta a su paso.

—¡Esto no quedará así nena, todo lo que quiero lo acabo consiguiendo! —gritó su voz grave y amenazante al otro lado de la puerta, erízandome el vello de mi piel por completo.

—¡No te tengo miedo Stone! —contraataqué.

Caminé decidida hasta llegar al sofá de mi salón y dejé caer mi cuerpo ahí, necesitaba reflexionar.

La verdad es que la noche anterior había estado muy bien, de hecho Harry lo hacía muy bien, pero una vez que un hombre te ha satisfecho sexualmente ya no sirve para nada más.

Pasado un tiempo decidí ir a darme una ducha y me acordé de que tenía que ir a la casa de Caitlin, mi mejor amiga, ya que había quedado con ella en que iría. Así que después de ducharme, me vestí y me preparé para ir hacia allí.

Mi mejor amiga no era como yo, no le gustaba solo el sexo, le gustaba tener novio. Pero ella no había sufrido tanto como yo lo había hecho. Ella nunca se había enamorado de verdad, como me pasó a mí.

Salí de casa y me adentré en mi coche. Una vez dentro lo arranqué y me dirigí a su casa. Ayer me llamó diciéndome que tenía que hablar de algo importante conmigo y viniendo de ella seguro que es de algo que me interesaba.

Una vez en frente de la puerta de su casa, toqué al timbre y pocos segundos después una preciosa chica de ojos azules y cabello rubio me abrió la puerta. Esa era Caitlin Morgan, mi mejor amiga.

—Hey Caitlin —la saludé con dos besos y una gran sonrisa.

—Hola cielo, pasa por favor —dijo amablemente y entré en su casa.

—¿Qué era eso que tenías que contarme? —dije con curiosidad e interés sentándome en el sofá de su salón, ella repitió el mismo gesto sentándose a mi lado.

—Pues que mañana por la noche van a hacer una gran fiesta en el centro de Atlanta, en una discoteca muy famosa que hay ahí. Va a estar lleno de gente y nosotras dos no podemos faltar —dijo soltando una risita. —Aparte, me han dicho que la fiesta va a estar llena de tíos buenos... —dijo dejándolo caer.

—Pues ya sé de dos chicas que no se lo van a perder —dije riéndome con ella. —¿Y a qué hora empieza la fiesta?

—Empieza a las doce de la noche.

—Perfecto — le sonreí. —¿Y sabes si va a venir alguien más con nosotras?

—De momento no, pero igualmente iremos en mi coche así que a lo mejor se apunta alguien más.

—Está bien, pues ya me voy y así empezaré a prepararme para mañana Cait—dije con una sonrisa a la que ella me respondió de igual manera.

—Hasta mañana perra —dijo riendo y se despidió de mí con un abrazo.

—Hasta mañana  —dije y seguido me fui de su casa.

Caminé hasta mi coche y entré en él poniéndolo en marcha. Me dirigí al centro comercial a hacer unas últimas compras para asegurarme de estar perfecta para mañana.

Tenía como objetivo llevarme al tío más bueno de la fiesta a la cama y no se iba a quedar solo en un objetivo. —Judith Marie Bulton, mañana vas a triunfar —dije pensando en voz alta mientras una pícara sonrisa surgía de la comisura de mis labios.

She Is ConfidentWhere stories live. Discover now