Destino... ¡Londres! {1}

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Yo: Carlos, Carlos, Carlos. Mañana, Londres.

Carlos: Me estás poniendo más nervioso de lo que lo estoy ya de por si.

Yo: Y encima sabes hablar inglés perfectamente. Me va a dar algo. A mis padres les vas a encantar. ¡Encantar!

De un salto me subo a la cama, cierro su maleta y me siento encima.

Carlos: Así no voy a poder terminar la maleta.

Yo: Pues no la termines.

Sonrío a la vez que tiro de su camiseta hacia mi, para poder besarlo.

Carlos: Tengo miedo.

Yo: Tranquilo, no son mala gente, sólo se pondrán un poco pesados al principio, pero luego te aceptarán, ya lo verás.

Carlos: ¿Seguro?

Yo: Tan seguro como que te amo.

Ahora es él el que sonríe y acorta la distancia entre los dos, acaricia mis labios con los suyos suavemente. Un suspiro se escapa de mis labios nada mas separarnos. No se que sería de mí sin él.

Carlos: Por cierto, ¿tienes ya todos los regalos en la maleta?

Yo: Guardados y envueltos, ¿y tú?

Carlos: Igual.

Yo: ¿Y que me vas a regalar?

Carlos: Algunas cosas.

Yo: ¿Y esas cosas que son?

Carlos: Cosas. ¿Y tú a mí?

Yo: Algo que se que te hace mucha ilusión desde hace muchísimo tiempo.

Sonrío al verle pensar en su posible regalo, no lo va a adivinar, es algo que no se espera para nada.

Por cierto, queridos y amados lectores, ¿me guardáis un secreto?

¿Sí? ¡Ay, pues muchas gracias! Os voy a decir cual va a ser el regalo de Carlos, pero no le digáis nada, por favor. No me estropeéis la sorpresa.

Le he conseguido un meet & greet con su amada Katy Perry, pero vosotros calladitos. ¿Qué como lo he conseguido? Muy sencillo, varios compañeros de mi antigua academia me debían algunos favores y como son bailarines de tal cantante, pues me han devuelto esos favores con el meet.

Más majos ellos.

Carlos: ¡Ey! ¡Despierta! Te has quedado embobada mirando el armario.

Sacudo la cabeza y lo miro a la vez que me río.

Yo: Perdón. Estaba pensando en tu maravilloso regalo.

Carlos: Me das miedo.

Yo: Miedo me da a mi Celia, es muy bestia con los regalos.

Carlos: Tampoco debe ser para tanto...

Yo: ¡¿Qué no debe ser para tanto!? Esa chica no está nada bien. Cada Navidad temo abrir su regalo.

Carlos: ¿Pero que te regala?

Yo: Un año me regaló un paquete de condones con sabor a fresa. Se los tiré a la cara. Pero bueno, siempre tiene un regalo guay a parte de ese.

Carlos: ¿Condones con sabor a fresa?

Yo: Es que a ver, un día dije que tenía curiosidad por saber si sabían a fresa realmente o si sabían a medicamento y me los regaló. La muy idiota me dijo que abriese uno y lo probase. La odio.

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