Capítulo Diez: El Convoy

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29 de Enero de 1978

Me levanté con los ojos entumecidos, parecía que me habían dado una fuerte paliza. Me pesaba todo el cuerpo y me costó horrores levantarme de la cama. Eran las 6 de la mañana, estaba amaneciendo, pero Minerva nos puso de punta a golpe de cacerola.

Me vestí lentamente, estaba exhausto de la noche anterior. Me dirigí al baño, me lavé la cara, mojé un poco mi pelo y lo peiné con sumo cuidado. Al mirarme al espejo, comencé a recordar lo que había pasado la noche anterior, Jennifer ocupaba ahora toda mi mente, y fue imposible no sonreír. En ese momento me avergoncé al darme cuenta que Ian y Max me estaban mirando mientras farfullaban entre ellos. Jerry no decía nada, al parecer se había caído de la litera durante la noche y se había golpeado en la cadera, pero no le pasó nada. Yo ni me enteré.

- ¿Se puede saber de qué os reís? - Ladré con cara de perro a Ian y a Max.

- De nada, Waltie... - Se callaron inmediatamente. - Perdona, solo estábamos... Charlando.

- Tranquilos chicos, disculpad mis modales. No he dormido muy bien y me ha costado bastante levantarme. - Mentí descaradamente, lo admito.

- Tranquilo, Walt. - Intervino Jerry - A mí me duele mucho el culo, me cuesta incluso andar. - Se tocó el costado e hizo una mueca de dolor.

- En fin, ¿cuál es el plan de hoy? - Pregunté con cansancio.

- Bueno, según han vociferado esta mañana por el pasillo, tendríamos que estar bajando a desayunar justo ahora y más tarde pasearíamos por las pequeñas cataratas del bosque.

- ¿Estamos todos listos, chicos? - Gritó Max con alegría.

- ¡Vamos!

Bajamos a desayunar minutos más tarde, tomamos asiento en las alargadas mesas de camping que habían montado en el comedor y nos servimos la bebida y algunos comistrajos en grandes bandejas grisáceas que olían a lavaplatos.

Compartimos mesa con Mia y Jessica. Jerry se pasó toda la hora intentando llamar la atención de Jessica pero no consiguió nada. Mia no hacía más que mirarme, pero no dijo una sola palabra durante el desayuno.

El ruido en el comedor era infernal, teníamos que hablar a gritos prácticamente.

- Jennifer, ¿dónde fuiste anoche? - Vociferó Terry desde la mesa contigua - ¡Te vas a meter en un buen lío como se entere la pechos! - Exclamó adrede para reclamar la atención de Minerva.

- Baja la voz, Terry. No fui a ninguna parte. El baño de la habitación estaba atascado y tuve que salir al baño común para hacer mis necesidades. - Respondió Jennifer malhumorada.

- No es cierto, te vi salir afuera. - Contestó Terry.

- Eso es imposible, estaba nevando. ¿Dónde crees que iba a ir?

Jennifer me miró de reojo, se percató de mi presencia en la fila de atrás, a escasos metros de Terry.

- ¿Walt? ¡Te gusta Walt! - Gritó Terry a pleno pulmón. - ¡Te has enamorado del niñato nuevo!

Jennifer se ruborizó, no pudo contener la aflicción que sintió en ese momento y se marchó corriendo mientras se tapaba la cara con ambas manos. Casi tropieza con una baldosa medio levantada, lo que provocó que se enfadara aún más y gritase de la impotencia mientras se dirigía a su cuarto.

Yo estaba temblando, mi cara se puso roja como un tomate. Me giré hacia adelante y vi cómo Mia me examinaba detenidamente.

- Así que es verdad... - Mia agachó la cabeza y murmuró algo que no logré entender.

Eslabón Perdido [#SummerA2019]Where stories live. Discover now