Capítulo 2

1.3K 105 120
                                    

Ya veo, ya lo sabías, ¿de veras era tan evidente?  Y aún me pregunto cómo encontraste el vestido de Blancanieves, mamá lo compró para ti pero jamás te lo dio por tu desagrado a esa princesa. La rareza es de familia supongo.

-Entonces que así sea ¿no? -te respondí con una sonrisa, seguro no estabas consciente del gran daño que me hacías.

-¿Eh?

Aproveché que estabas distraída y te besé, rocé mis labios por encima de tus ojos. Te sorprendió aún más ¿no es así?, luego te solté y me apoyé en tu hombro.

-Te ayudaré a encontrar a tu verdadero amor-proseguí-si eso hace que ellos dejen de atormentarte, yo haré lo que sea-aunque eso incluya terminar de destruirme.

-¿Qué haz hecho? -preguntaste asustada y tocándote la frente.

-¿De qué me hablas? -te cuestioné, ahora era yo el confundido.

-¡Abril, yo no quería que lo hiciera, lo juro! ¡¡Es mi hermano!! ¿Te das cuenta lo loco que suena un él y yo? ¡¡Déjame!!-rompiste en llanto y caíste al suelo.

-¡Lo siento!-quería abrazarte como siempre cada vez que empezaban a torturarte esos demonios.

-¡¡No te acerques!!-me gritaste frustrada, nada más me limité a hacerte caso y retroceder-solo, solo empeorarías las cosas. Abril, Abril es una chica muy linda ¿por qué no piensan en darle una oportunidad? Todo el tiempo la pasas conmigo, bueno, quizás tengas una aventura con alguna de las prostitutas, pero no pasa más que eso ¿no?, ¿Acaso no es tiempo que nos separemos y cada uno busque su destino solo?-admitiste entre unos  dolorosos suspiros, no sé si sufrir por todo lo que me haz dicho o estar preocupado por esta actitud tan repentina tuya- ¡Ya se lo dije, basta!

-Mariel...yo no...no tenía idea de que...-el sentimiento de susto se apoderó de mí más que cualquier otra emoción que pude sentir en ese momento, seguí retrocediendo a pasos torpes, quizás me tropiece con algo.

-No idiota, no te alejes-te paraste y corriste a abrazarme; por primera vez, no correspondí de inmediato, ni siquiera lo hice, ¿por qué no lo hice? 

Seguro sabes que odio verte llorar porque lo hiciste mientras te acurrucabas en mi pecho.

-Ella te ama, así que por favor, dile que me deje en paz. Al principio no me gustó nada, por celos de hermana mayor, no quisiera que nadie tocara a mi apuesto hermanito, pero ya no lo soporto. Por favor dile que pare, te hará caso, lo sé.

-¡No sé de que me hablas!-te empujé-no veo nada de lo que tu ves, ¿oíste? Nada. Tú no estas bien, no puede ser normal que primero me grites que no me acerque y luego que no me aleje de ti.

-No estoy bien-repetiste asustada-quizás...quizás sea momento de dejar de aislarnos del mundo y buscar ayuda para conmigo, veo que por más que quieras, tú...tú no puedes ayudarme-continuaste más calmada, son pocos pero hermoso tus momentos de cordura, aunque...

-¡¡No!!-estallé de furia-No necesitamos a nadie ¿oíste? Sólo somos tú y yo, Mariel. Yo...yo no soy nada sin ti ¿de acuerdo? Y tú me necesitas ¿no? ¿cierto? Me necesitas-admití nervioso y asustado, casi tartamudeaba, eso no me gustó nada.

-No hablo de separarnos -me dijiste segura-aunque no sería mala idea-murmuraste eso, te escuché y me dolió-hablo de que busquemos ayuda, conocer más personas y encontrar entre ellas la persona que me salve, yo no salgo de casa por los púritas pero ya no les tengo miedo. Si tú no ves lo que yo veo será porque no es real aunque lo sea para mí. Quiero curarme, salir del cruel mundo que construyó mi mente.
Dices querer lo mejor para mí, lo estoy dudando ¿sabes?

Nuestro último deseo [NUD#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora