Capítulo 37: Matthew y Mía.

664 70 2
                                    


Parece ser que jamás voy a llegar temprano a la primera clase.

El despertador no sonó, o sí lo hizo y no lo escuché, cuando bajé me encontré con un Andrew enojado porque llevaba casi una hora esperando que le abra la puerta.

Llegué justo antes de que cierren las puertas. Nunca odié tanto vivir lejos del colegio.

El día pasa más lento de lo que quiero. No veo la hora de que la campana suene y me liberé para poder ir a mi primer día de trabajo. Normalmente alguien no se sentiría con ganas de ir a trabajar, pero por alguna razón yo estoy sumamente emocionada.

En todo el día no se me pasa por alto la expresión de tristeza de mi amigo Charlie, aunque no me animo a preguntarle directamente qué ocurre, sé exactamente quién es el causante de su cara.

—¿Quieres acompañarme hoy al trabajo? —Le pregunto durante el almuerzo. Al final Andrew no vendría a buscarme hoy por no-sé-qué de su trabajo, y un poco de compañía me vendría bien, y quién mejor que Charlie.

Mi pregunta parece sacarlo de sus pensamientos, levanta la cabeza y sus ojos parecen brillar.

—¿Cuánto tiempo me distraje? ¿Tienes trabajo? ¿Dónde? ¿Cómo? ¿Por qué? —Me río por su expresión y le resto importancia a sus preguntas con un movimiento de mano.

Le cuento toda la historia. Ahora que el ex esposo de mi madre se fue, necesitamos más ingresos. Charlie asiente y presta atención durante todo el relato, y yo me alegro de haber hecho que se distraiga un rato.

En seguida su atención deja de estar en mí para pasar al chico que acaba de entrar en la cafetería.

Yo suspiro y pongo los ojos en blanco.

—Te buscaré otro. —Le digo medio en broma, medio en serio.

El no dice nada, pero se ríe y niega con la cabeza.

—Ya lo superé. —Sin embargo, cuando Jayden pasa por al lado de nuestra mesa, Charlie se pone rojo—. Lo haré, lo juro.

Al final aceptó mi invitación para acompañarme a mi primer día.

La tienda queda cerca de casa, por lo que está lejos del colegio. Nos toma bastante tiempo llegar allí. Estoy segura de que llegaré tarde en mi primer día y me echarán sin antes comenzar.

Cuando bajamos del autobús, el sol ya se está escondiendo y los faroles de las calles están iluminando el camino. Por un momento creímos que nos habíamos perdido. Ninguno de los dos había estado nunca en el centro de la ciudad y menos de noche. En cualquier momento nos robarían hasta la ropa interior.

Finalmente, cuando estábamos a punto de volver a nuestras casas, nos detenemos en la que parece ser, la única tienda de ropa de todo el centro.

Como pensaba, no es gran cosa. Una simple y pequeña tienda. Lo suficientemente grande para tener variedad.

Los nervios que creía que se habían ido, vuelven más intensos que nunca. Desde afuera se puede ver a un chico detrás del mostrador, concentrado en algún libro o revista. Ya al verlo leyendo, sé que me caerá bien.

Las campanas suenan cuando abrimos la puerta para ingresar, provocando que el chico levante la vista alarmado.

Al parecer no entra mucha gente seguido.

Dentro me invade el olor a vainilla. No estoy segura de si todos los lugares que venden ropa huelen así, o es sólo algo de este lugar. Pero me encanta.

Nos acercamos al mostrador. Noto que Charlie mira a todos lados, evaluando el lugar.

—Ehh... —Le digo al chico una vez que estamos frente a él—. Soy la nueva empleada...

El Chico de los Libros.Όπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα