Capítulo único.

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Las miradas fulminantes viajaban de un lado a otro bajo la atenta mirada de un inexpresivo chico, y no Fran precisamente, la causante de aquel tenso silencio dormía plácidamente sobre el hombro del único rubio del grupo, hecho que molestaba bastante a las frutas.

Chikusa, siendo el único inteligente al parecer, era consciente de que ella no había caído rendida allí a propósito, el mantenerse a sí misma con vida y asistir a clases con el décimo Vongola debía ser bastante agotador para una niña como ella, porque es eso lo que Chrome era, una niña de a penas trece años que había atraído la atención de dos chicos mayores que ella y un infante, la pobre no tenía la culpa de ser tan... ¿Tierna? Él no lo sabía.

–¿Sucede algo, Mukuro-san?–La burlesca voz de Ken había sido difícil de escuchar para los presentes, pero no imposible.

–Kufufufu~, ¿Por qué habría de sucederme algo? Sólo estaba pensando en que lo mejor sería llevar a Nagi a mi habitación–Aquellas malintencionadas palabras irritaron a los menores, siendo los únicos tranquilos M.M, quien se dedicaba a leer sus revistas de moda, y Kakimoto.

–¿Por qué tiene que llevarla a su habitación, shishou? Chrome-nee debe quedarse conmigo–Los mayores fulminaron al pequeño francés con la mirada, pero poco le importó, para él la chica era suya o al menos lo sería en un futuro.

–¿De qué demonios están hablando? Dokuro se ha quedado dormida y no deben...–La pelivioleta abrió repentinamente su ojo bueno y miro confundida su entorno antes de levantarse en silencio.

Los tres chicos lamentaron haberla despertado por tres razones, primero porque ella daba miedo cuando era despertada, segundo porque lucía bastante cansada cuando se había quedado dormida hace media hora y tercero porque si descubría que el motivo por el que la habían despertado era algo tan ridículo como en qué cuarto dormiría seguramente los mataría a los tres, así de genial era Chrome a los ojos de Chikusa.

En completo silencio la chica se tambaleó hasta llegar al lugar donde el cuarto chico en la habitación les miraba, una mirada le bastó para saber lo que ella le exigiría y con pesadez se movió dándole un pequeño espacio en el sofá, donde se recostó posando su cabeza en el regazo del chico, las miradas fulminantes no tardaron en llegar.

La situación le divertía de una manera bastante retorcida, había entendido los sentimientos que tenía Joshima por la ilusionista desde el momento de la batalla por el anillo del cielo, aquella preocupación no era propia de alguien como él y a pesar de que también había estado preocupado, había podido mantener la calma, sin embargo Ken no podía, eso sin mencionar todas las veces en las que la dejaron sola y tuvo que ir por el rubio antes de que se regresara a buscarla, "Los tsundere son divertidos".

Algo similar le había pasado con los otros dos, Mukuro era bastante obvio cuando de su amor por su querida Nagi se trataba por lo que muy difícil no le fue darse cuenta de que su buen amigo Ken había terminado con un problema, entre la lealtad a Rokudo y su amor por Dokuro, aún a día de hoy Chikusa se preguntaba cuál de esas dos opciones le parecía más importante.

Y por último, pero no por ello menos divertido, estaba el pequeño aprendiz de ilusionista, Fran seguía sin recordar nada de lo que su versión futura había vivido, sin embargo eso no evitaba que tuviera cierta atracción hacía el rubio de los Varia y un poco de recelo con el ex-arcobaleno de los mismos, tal parecía que en el futuro el príncipe y la rana habían tenido algo y los celos por la niebla aún eran presentes a pesar de no recordar nada, sin embargo no era eso lo que le divertía, era el hecho de que la manzana parecía confundir su deseo por joder a Mukuro y Ken con un amor hacía Chrome, "Sin duda alguna, ese niño es mi favorito".

–Chikusa, si no lo sabias ese trío esta planeando tu muerte–La sarcástica voz de la pelirroja lo saco de sus divagaciones.

–Habían tardado demasiado, pero fue culpa de ellos que Chrome viniese a mi–El aburrimiento era notable en la expresión de ambos, M.M miro al chico por el rabillo del ojo.

–Bueno, no puedo culparla, a la hora de la siesta no hay nadie más cómodo que tu–Comentó fingiendo indiferencia y tratando de ignorar los celos que le causaba la situación.

El chico de ojos azules suspiro con pesadez mientras acariciaba con cariño los violáceos cabellos de la guardiana, definitivamente vivir con tsunderes y frutas era divertido siempre y cuando los celos de la pelirroja no le afectasen, nadie le había dicho que enamorarse de una avariciosa como aquella sería sencillo.

–Veo que disfrutas de la situación–Comentó casi sin querer a la chica que dormía en sus piernas.

–No puedo dormir si no hay silencio, no puedo matarlos si no duermo, ¿Crees que lo disfruto?–Murmuró la manzana de la discordia sin abrir su único ojo y abrazándole como si de un peluche se tratase.

–La señorita exige una almohada más cómoda–Se burlo M.M notando también lo despierta que estaba su rival.

–Los pensamientos malignos de Mukuro-sama llegan a mi y me hacen imposible dormir sin preocuparme–Comentó adormilada, el trío de enamorados les miraban con recelo.

–Es tu culpa que él quiera hacer todo lo que oyes en tu mente–Una pequeña sonrisa se hizo presente en los labios de la chica.

–Eso me hace sentir culpable, pero es bueno que Mukuro-sama me quiera, ya que yo también le quiero–Murmuró antes de quedarse dormida nuevamente, ¿A quién había intentado engañar con aquello de no poder dormir?.

El grupo de Rokudo fulminaba con la mirada al pobre Chikusa, el más afectado de ellos era el rubio, se suponía que eran mejores amigos así que Kakipi debería saber muy bien, incluso mejor que él mismo, lo enamorado que estaba de aquella estúpida chica, sin embargo, ¿Por qué siempre Dokuro parecía preferirlo a él o a alguna de las frutas en su lugar? ¿Habría hecho algo mal? Lo más posible es que sí, teniendo en cuenta la manera en que la trataba.

–¿Qué podremos hacer? ¿Se le ocurre algo, Mukuro-san?–Preguntó esperanzado de que la piña tuviese un plan para desaparecer al azabache.

–Creo que lo mejor sera desistir por ahora–La resignación era evidente en cada una de sus facciones.

–Chrome-nee luce bastante cansada, lo mejor sera dejarla descansar y cuando ella no esté en casa nosotros podremos asesinar a Chikusa–Los mayores miraron con interés al francés, eso les sonaba a un buen plan.

Es así como los tres salieron de su hogar con rumbos totalmente diferentes para poder dejar a Nagi recibir su merecido descanso y que Kakimoto disfrutase de su último día de vida, era una suerte que Mukuro tuviera una pelea pendiente con la alondra, que el capitán estratega siguiera en el hospital lo que significaba que el príncipe falso estaba cerca y por último, que Ken pudiera llevarse un poco mejor con Verde, por algo le había dado instrumentos para tort... Jugar con el niño que Rokudo había adoptado como miembro de su peculiar familia.

Definitivamente la vida es Kokuyo es de todo menos aburrida, Chikusa sonrió al verse salvado antes de prepararse mentalmente para la tormenta que le caería encima, era bueno ser el que mejor le caía al Vongola, "Sólo espero que pueda salvarme".

La manzana de la discordia.Where stories live. Discover now